La historia de la humanidad nos enseña que nunca la sindéresis del hombre ha ocasionado la violencia, más ésta siempre ha sido el resultado inequívoco de actitudes extremistas que en el coeficiente de su existir se abrogan la razón en el deambular de sus propias iniquidades y errores.
Los extremos son expresión del error humano (gobierno y G-4). Lo bueno se encuentra en lo ponderado (mesa de dialogo nacional), esas palabras ilustran la realidad país, en la que los extremistas tanto del gobierno como de la oposición engañan a sus seguidores, describiendo por separado espejismos sobre una realidad país que solo los ciegos no logran descifrarla en su agobiante complejidad.
Al respecto de ello la realidad venezolana es el resultado exacto de posiciones extremistas. No sólo la generaron, sino que día tras día la alimentan con el odio visceral con el que la dirigencia extremista del gobierno y de la oposición se comunican con los ciudadanos de este país.
La pugnacidad por el poder entre ambos sectores es el pretexto para inocular los más rancios antivalores del hombre contra el hombre, del prójimo contra el prójimo, de venezolano contra venezolano, claro, es un arte en política revolver las aguas para facilitar la pesca de los incautos que le asegure al mejor pescador resultados para sus fines particulares.
La falsedad más sublime en la que los políticos incurren, es hablar de la paz mientras fomentan la guerra.
Los extremistas saben que la inestabilidad institucional les garantiza su permanencia, porque ella produce una especie de abrigo en medio del limbo que desesperadamente busca la gente por mero instinto natural de preservarse de las fuerzas que pongan en peligro sus vidas.
Cuando la dirigencia política comprende las oportunidades que se derivan de las conductas extremistas en el juego político, se apropian de los preceptos culturales de la sociedad para erigirse como los interpretes excepcionales de los anhelos colectivos, mientras la perversidad y la disquisición gobiernan la naturaleza real de sus conductas ideológicas.
Hablan de pueblo, pero consideran a los ciudadanos como simples habitantes carentes de raciocinio a nombre del cual se atribuyen el poder de pensar y decidir.
Hablan de democracia, pero ejercen el despotismo, la cleptocracia, el autoritarismo, la kakistocracia, y la tiranía como fórmulas de enrolamiento en el poder al que vuelven un negocio familiar, inalcanzable por el ciudadano y mancillador de los derechos de cada venezolano.
Hablan de la educación, pero practican los peores vicios contra la cosa pública y los bienes particulares; hablan de participación, pero imponen mecanismos y trabas que inoperativizan el protagonismo popular.
Hablan de República, pero subyugan a la Patria a fuerzas e intereses extranjeros; hablan de paz, pero fomentan el odio entre conciudadanos de una misma raza y de un mismo país; hablan de desarrollo, pero convirtieron a Venezuela en una sola sociedad de hombres pobres.
Hablan de esperanza, pero acabaron los sueños colectivo; hablan de seguridad pero crean fuerzas delincuenciales para atemorizar la libertad de los hombres; hablan de valores sociales, pero ejercen la política bajo la trampa, el fraude y el engaño.
Contra todo ello, ha surgido una corriente de partidos políticos que creen secundar con el restablecimiento de los valores y principios que informan la democracia como gobierno del pueblo.
Ese sistema donde el hombre ejercita su rol de ciudadano y práctica sus obligaciones desde el protagonismo social que le permite participar en la construcción del país que sus ambiciones le modelan. Venezuela es una sola República y su sociedad una sola indistintamente de sus creencias ideológicas o religiosas, permitirnos que los políticos extremistas destruyan la paz de toda una nación sin atrevernos hacer nada, es como reposar nuestro espíritu en el Seol de los muertos.
Desde Avanzada Progresista nos hemos trazado una agenda política,a través de la cual construiremos los mecanismos idóneos para restablecer las condiciones institucionales que aseguren la participación democrática de todos en la superación de la crisis orgánica que azota la vida del país.
Creemos firmemente en la racionalidad social, política y nacionalista del pueblo venezolano para lograr por medio de ello la reinstitucionalización del país como única fórmula en la que los derechos de los ciudadanos no serán nunca más mancillados.
La integración de todos no es una convocatoria populista, sino una indefectible necesidad para echar andar el sistema productivo del país, un acuerdo nacional que presupone la participación protagónica de toda la sociedad para hacer florecer los albores de la Patria en prosperidad y progreso para todos. Invitamos a todos los venezolanos a transitar junto con nosotros el camino que nos llevará a la recuperación sostenible pero cierta de la riqueza nacional.
Ha llegado el momento de pensar en la Patria con el mismo ímpetu y pasión con la que pensamos la resolución de nuestras propias necesidades. Recordemos que la prosperidad de Venezuela, es la riqueza de todos sus ciudadanos.
No permitas que te sigan enajenando el alma para empeñártela a intereses extranjeros, mientras tú fortaleces el poder de tus propios tiranos. Hagamos juntos, realidad los sueños de nuestras almas, que tu felicidad sea la felicidad de tu vecino y tu progreso el progreso de todos los venezolanos.