Daniel R. Scott / La calle se calienta

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Foto archivo

En diciembre pasado, publiqué un artículo corto en el “Tubazo Digital” titulado: “Este pueblo no da para más” pensando en la profunda crisis económica generada por la inestabilidad del dólar.

Pues bien, este enero la situación es realmente crítica. Nunca antes, o primera vez en la historia de Venezuela, que con tanto dinero no se puede comprar nada.

Y sé que algunos lectores invisibles dirán “calladito te ves mejor” pero es que ayer el silencio era una opción, hoy es una traición.

También dije que “algo tiene que suceder”, y ya hemos visto en la que va de año algunas marchas, muy nutridas por cierto, donde se evidencia amargo descontento.

Ahora de lo que se trata no es de militar bajo una bandera política, es cuestión de subsistir, de no morir de hambre.

De leyes sociales sin tinte político. ¿Y cómo reacciona el gobierno? Se los diré: un militante del mismo oficialismo, ilustrado comunista de vieja data, me informa que lo amenazan con “judializarlo” por repartir algunos volantes en donde pide mejoras salariales.

Y es que la conducta oficialista se asemeja a la de la retrógrada pseudoiglesia medieval, lo único que cambia son los términos: los “herejes” de ayer son los “traidores a la patria” en el modelo político que desgobierna hoy al país.

Al menos, el puntofijismo no tomaba este tipo de retaliación ante el derecho a la protesta.

¿Soy un opositor? No lo soy. Es más: basta con leer los libros emanados de las imprentas oficialistas para darse cuenta quienes son los verdaderos traidores a la patria, o para entender que lo propuesto como la panacea a los males de la nación no era funcional y fracasó.

En mi biblioteca los tengo. Los he leído. Es historia. En el libro “Abril sin censura. Golpe de estado en Venezuela” de Germán Sánchez Otero, embajador de Cuba en Venezuela y prologado por José Vicente Rangel, nos encontramos con un diálogo entre el autor y para quien en su momento, hace 20 años, era ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Luis Miquilena. Este último dice al embajador: “Fidel es el único que puede evitar que Hugo cometa el error fatal de querer hacer en estos tiempos una revolución en Venezuela”

¿Profecía? Sin comentarios.

Por Daniel R. Scott.

 

 

 

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