LA FAJA DE FAJARDO: Salidas en defensa de un conquistador

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francisco fajardo

La verdad es que la polémica sobre el mestizo conquistador Francisco Fajardo ha despertado pasiones que constituyen parte de debates que debemos dar con estilo, con fundamentación documental y razonada sobre la base de la sindéresis del conocimiento histórico y su significación social y no sobre la base de la simpleza y ligereza con que se ha tratado el tema.

Primera precisión: Francisco Fajardo hijo, fue conquistador porque esa categoría no era exclusividad de los ibéricos o europeos. Todo aquel que asumía una empresa de conquista debía tener la aprobación de las autoridades delegadas de la Corona Española en América, así el Capitán Don Francisco Fajardo obtuvo la aprobación de su primera empresa de conquista que se certificó en un documento “la relación del Gobernador Don Juan de Pimentel en 1557”, donde señaló “el conocimiento que tenían los margariteños tenían de la zona”.

Segundo: más allá de un asunto nominal que algunos señalan se trata de “idealismo semántico”, tratando de quitarle importancia a las palabras o nombres en contraposición a una realidad aparentemente superior, hay que decir que en los todos los procesos de conquistas y colonización en circunstancias de guerra, el vencedor después de córtale la cabeza al vencido le borró o sustituyó, los nombres o identidades propias de la memoria de sus dominados.

Así el cerro Waraira Repano en Caracas, se convirtió en Cerro El Avila, muchos esclavizados africanos por voluntad de sus dueños o por vergüenza étnica les fueron sustituidos sus nombres, en fin es una historia común en todos los procesos de colonización.

Entonces decir ligeramente que se trata de “idealismos semánticos” no solo es una ineptitud contextual y en contraposición es ignorar como los elementos culturales referenciales que construyen o destruyen una identidad cultural por decir lo menos.

No porque sea un asunto histórico, solo y únicamente deben ser los historiadores los que den respuestas, pero es obvio que quien no maneja las herramientas del tiempo-espacio-humanidad, tendrá una visión o interpretación desde su trinchera cotidiana, así lo señala José Ángel Rodríguez en su libro Visiones del Oficio en la que señala: “Los micromedios profesionales condicionan también el sentido del espacio. Para un comerciante puede ser la calle el mayor sentido espacial urbano, para un médico un hospital….Los que vivimos en ciudades las conocemos en trozos y solo recorremos a diario una parte muy pequeña de sus espacios interiores…”

Igual como desconocemos o pudiera importarnos  un bledo el origen o significación de sus nombres, porque aparentemente las designaciones de esos lugares que reconocemos no solo cuando sirven para recordar el sitio, para orientarnos, sin embargo nos colocan ante el reconocimiento inconsciente de un personaje, si es el caso.

En cotidiano muy poco nos ocupamos de saber si Francisco Fajardo fue un personaje significativo de nuestro pasado histórico,  a todas estas a quien le importa si Francisco Fajardo fue un conquistador, un hidalgo gallego, un mestizo fundador o un criminal de guerra que alguien se le ocurrió premiarlo ante la historia y la sociedad venezolana, colocando su nombre a una autopista.

Ese sería el razonamiento de un pragmático. Pero no es así de simple. Porque en esas nominaciones va una carga cultural de símbolos e identidades suplantadas por otras.

Si por ello fuera, ¿para qué debatir sobre ese señor si lo más importante es la Ley Antibloqueo y buscar los 3 kilos de espagueti de las bolsas CLAP?, bueno a esto hay que señalar, que “no solo de pan vive el hombre” los asuntos de la conciencia no los determina uno o dos kilos de pastas, conciencia es conocimiento y hasta ahora solo hay dos maneras de obtenerla, por vía oral o lectura, sea física, digital o perceptual a través de la transmisión oral o de contacto.

Tercero: Otros autores más arriesgados critican el asunto con término rebuscados como la “Mitohistoria” que intenta descalificar una manera distinta de analizar los fenómenos históricos, no desde la visión del colonizador, como se nos ve frecuentemente desde algunos cenáculos académicos o medios de comunicación, como en España, sino desde los documentos y testimonios muchas veces escondidos por los colonizadores o sus adláteres.

Es todavía más interesante que a pesar de que la conquista tiene cerca de 500 años de haber dejado sus heridas y huellas documentales todavía diarios como el ABC de España despliegan valoraciones colonialistas de manera descarnada como lo muestra el debate sobre Fajardo pero además usan de fuente a articulistas nacionales para soportar sus bazofias conceptuales al señalar: “…no se debería juzgar a una persona que vivió en el siglo XVI con los parámetros éticos y legales del siglo XXI. Y aunque en más de una ocasión se ha exigido al Gobierno que presente documentos históricos que refrenden la postura contra el conquistador mestizo, esto no ha ocurrido jamás.”

Pero es que es tan simple el argumento que incluso los documentos de Antonio de Berrios de 1596, los trabajos del Lucas Guillermo Castillo Lara publicados en la Academia de la Historia, toda la extensa obra de Fray Antonio Caulin sobre la Historia Corografica de la Nueva Andalucía y si desean más documentos las empresas de conquistas españolas Oviedo y Baño, pero si es le les parece que son asuntos de “cronistas menores” , Los documentos y cartas de un Antonio de Berrio  que describen el  testimonio cuando el mencionado Fajardo fue enviado a socorrerle y al encontrarle en Morequita, Margarita “los indios le salieron en paz y le dieron de comer. En pago del hospedaje que yo en nombre de su Majestad les dejaba, robóle las casas y trajo cerca de trescientas ánimas hurtadas las cuales se venden como los negros”

Ahora hay muchos documentos que prueban las acciones deliberadas de Francisco Fajardo, en tiempos de la guerra hispano-indígena, que tal y como o señala el historiador Jorge Berrueta de Archivo General de la Nación en Caracas, “hay que reconocer los enfrentamientos entre pueblos como los guaiqueries contra los caracas” aprovechada por los conquistadores españoles  con pueblos originarios en resistencia donde la astucia de usar un bilingüe como Fajardo se combinaba con las atrocidades de la violencia que practicaron con el propósito de hacerse de territorios donde pensaban había fuentes de oro que era el fin último de su “gesta” conquistadora.

Aldemaro Barrios R

Estudiante y militante de la Historia / venezuelared@gmail.com

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