Al decir tubazo, en el estricto sentido de la palabra, la gran mayoría de las personas tienden a vincularlo con la palara “tubo”. Aunque en honor a la verdad, estas guardan relación, no es menos cierto que su definición se considera lenguaje figurado.
El diccionario de la Real Academia, siempre atrasado, no lo registra, ni siquiera como golpe dado por un tubo, para los “academicos” no se concibe que a alguien le den un contundente tubazo en la cabeza.
Un tubazo es una información o dato muy bueno, de gran interés, que obtiene un periodista antes que los demás y es el único que lo da a conocer. El vocablo se utiliza desde hace décadas.
El tubazo da renombre a los periodistas, pues demuestra su profesionalismo e interés por destacarse e informar lo que otros no logran conseguir.
Hoy día, existen las redes sociales que lanzan comentarios y datos antes que los medios, lo cual obliga a ser muy buenos y rápidos.
Algunas veces por querer dar tubazos y tener la primicia, los periodistas nos apresuramos y la información resulta falsa o incompleta. Entre estos últimos casos, aun no muy claros, está el del periodista Leopoldo Castillo quien reportó “la muerte de Leopoldo López”.
El término se asocia a tubo, pues un Tubazo es una noticia de impacto, contundente, dura, solida. Tan dura como un peinillazo o un planazo, pero estos últimos les corresponde a otros.
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Orlando Medina Bencomo