“Los robots pueden imitar, no sentir”

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Giacomo Rizzolatti, el pasado martes en la facultad de medicina de la Universidad Autónoma de Madrid

Caracas.- El de Giacomo Rizzolatti (Kiev, 1937) no es un nombre cualquiera en el ámbito de la neurociencia. En 1996, el grupo de investigación de la Universidad de Parma (Italia) que él lideraba descubrió en el cerebro de un mono las neuronas espejo, células motoras que se activan al observar un movimiento de otro individuo y permiten reconocerlo y replicarlo. Fue uno de los descubrimientos más celebrados en este campo de estudios: en los años siguientes se demostró que este mecanismo es la base no solo de la imitación, sino también de la empatía y de las emociones humanas.

El pasado martes, la Cátedra Universidad Autónoma de Madrid – Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno en Neurociencia invitó a Rizzolatti para contar a un grupo de estudiantes de medicina los últimos avances en el estudio de las neuronas espejo. En la ocasión también EL PAÍS ha conversado con este científico italiano nacido en la antigua Unión Soviética. Hablar con él sobre cómo funciona nuestro cerebro resulta aún más atrapante de lo que cabe imaginar gracias a su voz relajada y sus maneras cordiales. Y es fácil tocar también otros argumentos, como la difusión de las nuevas tecnologías y el desarrollo de la inteligencia artificial.

Fuente

El País

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