LOS TUBAZOS DEL DOMINGO / Elecciones unidas o separadas: El dilema de chavistas y opositores

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La tesis de las elecciones adelantadas cada vez cobra más fuerza, pero en el 2024. Desde el 2022 esta hipótesis sonó insistentemente.

El dilema de los políticos no es adelantar o no las elecciones, sino, hacer presidenciales o megaelecciones.

Es sabido que en 2024 deberá haber elecciones presidenciales y en 2025 deberíamos estar eligiendo Gobernadores, Alcaldes, Concejales, Legisladores regionales y nacionales. 

Analistas aseguran que independientemente de que las elecciones presidenciales sean antes o en la fecha establecida, se podrían agregar a esta, otros comicios del 2025.  

Tanto para el chavismo como para la oposición, las condiciones, ventajas y desventajas son diferentes.

Elecciones adelantadas

Esta semana el segundo hombre a bordo del barco rojo, Diosdado Cabello, quien sigue recorriendo el país, volvió a soltar una de las suyas al asegurar que “en cualquier momento el CNE llama a elecciones”.

Dicha afirmación solo persigue que la militancia chavista se mantenga activa y organizada. Si eso es cierto o no, es difícil saberlo. Diosdado dejó de ser una fuente confiable para los periodistas en materia política, pues su trabajo pasó a ser otro.

No cabe duda de que si las elecciones fuesen el próximo domingo o dentro de 30 días, el chavismo ganaría esa batalla.

En eso coincidimos la mayoría, salvo un grupúsculo ultraradical que se considera los Sassá Mutema (Salvadores de la patria).

Maquinaria

Los rojitos poseen una estructura en cada territorio poblado. Ellos manejan el principio de que “el mapa no es el territorio”.  A esto agregan recursos y capacidad de movilización.

Divididos

Hasta ahora, al día de hoy, la oposición no logra cohesionar una plataforma sólida. Algunos tienen esa esperanza, pero en este momento no existe.

Cisne Negro

Revisemos ahora un escenario en 2024, pudiera ser en diciembre o algunos meses antes. Todo depende del tablero político.

¿Puede haber elecciones dentro de los cinco meses que restan de 2023?

Por ahora no aparecen las condiciones que obliguen al  chavismo a aceptar esos comicios.

Para que esto ocurra tendría que aparecer lo que se conoce en política  como “El Cisne Negro”, una metáfora económica para hacer referencia a sucesos imprevisibles y de alto impacto para la economía y la sociedad.

El Cisne Negro es un concepto económico, pero de gran validez en política, pues ambos terminos están apersogados.

Para que esto ocurra en el ámbito político deben generarse desequilibrios y desgastes de poder en los gobernantes, acompañados de incertidumbre y falta de respuestas.

Es indudable que la definición anterior nos lleva a pensar que estamos ante un Cisne Negro, pero definitivamente, Venezuela es diferente, nada que se haya aplicado en otras latitudes encaja perfectamente aquí.

Si el Cisne se asoma, el chavismo lo convierte en un pollito. 

Maduro vive

Hasta ahora, todo apunta a que Maduro sea el candidato. A diferencia de la oposición, los rojitos solo tienen un candidato y no verán a ningún alto dirigente que tenga influencia en la militancia, decir lo contrario.

Es sabido que los números en materia de valoración de gestión y rechazo, no son los más deseados. Sin embargo, que nadie olvide el segundo gobierno de Caldera, terminó con una popularidad por debajo del  6%. 

Nunca olvido una caricatura de Zapata en El Nacional: “Lo bueno del Gobierno de Caldera es que se está terminando”.

Maduro desde hace más de un año se encuentra rondando el 20%, en un sube y baja pero, pero sin dispararse ni caer.

De seguro habrá algún sesudo escribidor de redes que brinque y asegure que “a Maduro no lo quiere nadie”. Esa manía de generalizar y subestimar es la que más favorece al chavismo.

La pregunta buena aquí es ¿Quién de los actuales precandidatos, solo, tiene un porcentaje superior a Maduro?

El ungido

Del lado opositor los candidatos sobran. No habrá candidato único, es iluso pensar eso. Lo que debería haber es un candidato unitario, que sume y polarice.

Ante el debilitamiento de la primaria, la tesis del consenso cobra fuerza. La primaria es un cuarto oscuro en donde todos los días los candidatos se dan palo.

Inhabilitados

La presencia de inhabilitados es un tema de debate. Para algunos, resulta una estafa poner a la militancia a votar por alguien que de ganar, igual no podrá inscribirse ante el CNE.

La salida del juego de actores como Rosales y El Conde y la renuncia ruidosa de María Carolina Uzcátegui desnudaron las debilidades que la propuesta tiene.

En caso de hacer la primaria ¿qué pasará si el ganador es un inhabilitado? Si el seleccionado o seleccionada llegase a ser aceptado, toca el reto más difícil, unir a los opositores en torno a esa opción.

Paradójicamente el discurso utilizado por algunos en contra de los partidos y los políticos no ayuda. Hay quienes aspiran ganar y convertirse en políticos pero diciendo que no son políticos y que los politicos fracasaron, toda una mercocha de infantilismo.

Los otros

Más allá de los agrupados en torno a la primaria, hay otras opciones y alianzas que pudieran generar una inscripción de cuatro o cinco aspirantes.

En las últimas elecciones presidenciales, Javier Alejandro Bertucci Carrero,  un pastor evangélico, solo con su partido, sacó un millón de votos y Henri José Falcón Fuentes un militar y político casi 2 millones.

Aquí no hay que subestimar, imagínese que haya un candidato opositor que solo sume 300 mil votos. No es gran cosa, pero recuerde usted la diferencia entre Capriles y Maduro en 2013.

En un escenario de megaelecciones, lo más difícil para la oposición, después del candidato presidencial, será conformar alianzas.

Maduro y su candidatos

Para Maduro, competir solo, no es garantía de sumar a todos a trabajar. Las elecciones presidenciales siempre han interesado más que las regionales, sin embargo, la experiencia dice que poniendo a muchos a aspirar  deben acompañar su propuesta regional con la nacional, es lo lógico.

El miedo que está empezando a surgir, es que si las elecciones van juntas, ¿cuáles serán los candidatos de Maduro?

Gobernadores y alcaldes serán pasados por una lupa, para determinar si suman, restan o dividen.

En unas megaelecciones Maduro recorrerá el país y subirá a tarimas con quienes aspiren, esos serán “sus candidatos”. Necesitará líderes municipales, regionales y nacionales que lo acompañen.

Tocará la revisión y la autocrítica: ¿cómo llegaron y como están en este momento? ¿Qué tanta unidad han propiciado? ¿cómo ha sido su gestión?

Lo anterior es para los que aspiren repetir, que es un derecho que tiene todo gobernante.

En el caso de los nuevos designados, donde lo hubiere, y también para quienes vayan a reelección, cargarán sobre sus hombros el triunfo  o la derrota de Maduro, independientemente de los resultados obtenidos. Quien gane del chavismo, donde no gane Maduro, se raya.

Estrategia

En materia de símbolos y propaganda, el Psuv maneja muy bien la policromía, el jingle y las cuñas, en eso tienes buenos asesores. Su mensaje, slogan y propaganda es unificado, mientras que la oposición maneja todo lo contrario.

Han pasado más de 20 años de chavismo, llegamos a un padrón electoral que supera los 21 millones de electores. El voto joven es una incógnita. Toda esta realidad obliga a los rojitos a revisar su narrativa.

Los más difícil para ambos sectores es conectarse con una sociedad en donde un alto porcentaje esta “desconectado”.

Numeritos

La Primaria va con 3106 centros de votación y un aproximado de 5 mil mesas. Un voto manual cuya duración se estima este cerca a los dos minutos.

Es decir que en una mesa donde tradicionalmente votan 400 personas, la oposición tendrá un cuaderno con más de 4 mil electores. Allí solo podrán votar 300 personas en 10 horas.

Seamos generosos y digamos que el elector hace su cola, participa en el proceso de la llamada herradura, incluyendo la búsqueda en el grueso cuaderno. Supongamos que  se demore un minuto en votar, cosa imposible, en una hora votarán solo 60 personas.

Capriles advirtió durante un acto, que le preocupaba la ubicación de los centros. Hasta ahora solo se sabe la cantidad por estado, en el caso de Guárico, un territorio de 64 mil kilómetros y más de medio millón de electores, se dispusieron 94  centros y menos de 180 mesas.

En 2015, para la elección de la Asamblea Nacional  Guárico contó  con 466 centros y 1116 mesas.

La poca experiencia en el manejo de estos procesos pesará, así como la ubicación de los centros. Al final, numéricamente es imposible que participe más de 8% de la población electoral.

Lo dicho aquí no busca ni desmotivar ni deslegitimar esta idea. Es un análisis, una realidad que deberá ser revertida por quienes apuestan al éxito de este proceso.

Orlando Medina Bencomo / El Tubazo Digital

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