La política es una escuela aleccionadora. En política nada es lo que parece. En política no hay “muertos”, quienes hoy están excluidos, mañana pueden tener el poder.
Una de las mejores cátedras es la política internacional. Lamentablemente, los análisis que hacen algunos de nuestros líderes opositores y del gobierno, generalmente, son muy absurdos y hormonales.
Cuando Evo Morales salió del gobierno, presionado por militares y factores de poder, los opositores venezolanos celebraron el golpe. La derecha democrática celebra los golpes cuando se les dá a un gobierno de izquierda.
Evo Morales ganó unas elecciones con diez puntos de ventaja, pero ya todo estaba cantado. Diez meses después, perseguidos y exiliados, el partido de Evo regresa al poder con el doble de ventaja. Los opositores venezolanos hicieron silencio. La noticia ya no era noticia.
En Ecuador hubo elecciones el pasado domingo. El partido del expresidente Rafael Correa ganó fácilmente la primera vuelta con más de diez puntos de ventaja.
Brasil parece ser el próximo retorno de la izquierda. En Colombia se anuncia la alianza histórica de partidos de izquierda y ecologistas con miras a las parlamentarias y luego a presidenciales en 2022.
En Argentina aplaudieron a Macri y este salió peor que cuando entro. Tan mal lo hizo que el peronismo regresó al poder. Toda esta dinámica debe servir de lección a los venezolanos, seres políticos y amantes del debate.
Se puede sentir simpatía o rechazo por algún político fuera de tu país, pero amarrar tu liderazgo a este, jugártela respaldándolo es mucho riesgo.
Se la jugó la oposición venezolana con Alvaro Uribe, definitivamente, hay que ser muy conservador y extremista para cerrar filas con Alvaro Uribe.
Se la jugó la oposición con Bolsonaro en Brasil, el más radical y extremista. Una derecha ortodoxa. A Bolsonaro lo espera un juicio y a Lula la silla presidencial. Eso anótenlo.
Se la jugó, demasiado la oposición venezolana con Trump, y ya todos sabemos cómo terminó la historia.
Es iluso pensar que alguien te vendrá a salvar. Tan iluso es el opositor que creía en una invasión gringa, como lo es el chavista que piensa que chinos y rusos vendrán a defenderlo.
Así llegamos al 2021 con Maduro en el poder. Con un retorno de sus aliados internacionales. Con una oposición fraccionada y dividida.
Con un Maduro con poca popularidad pero con un partido, una estructura y un poder. Con un sector empresarial que quiere conversar, lo que no significa claudicar a principios.
Quienes aspiran el poder conocen esta realidad, por lo cual asumen que solo queda reagrupar fuerzas y comenzar a transitar un camino, que permita ganar espacios de poder.
Los chavistas distanciados de Maduro, insisten en crear una alternativa de poder. Electoralmente fracasaron en las recientes elecciones. Pero políticamente la idea es válida y necesaria.
Los opositores que se hacen llamar “la oposición democrática” entran en el tren electoral. Plantean alianzas. Volvió la política como el arte unir y sumar.
Los sectores radicales y sus líderes cayeron abrumadoramente. Fueron abandonados por sus militantes y sus aliados.
El liderazgo de Guaidó continúa desinflándose. La estrategia funcionó: lo dejaron desinflar solito. El gobierno virtual es una comiquita que nadie se la cree.
La detención de Guaidó no da ni puntos ni votos, pero su nulo accionar y disparatadas sesiones lo terminan de hundir.
Desde la oposición comienzan a aparecer nuevos liderazgos. Otros como Capriles se reciclan y logran posicionar sus propuestas.
Finalmente muchos coinciden en que:
1.- El tema de las sanciones atornilló al gobierno. No sirvieron de nada. Izquierda y derecha lo reconocen.
2.- La economía está muy mal, se requieren grandes esfuerzos, inversiones y retorno de capitales, que reactiven el aparato productivo y generen empleo, productos y servicios. El gobierno no puede lograr esto solo.
3.- Maduro está muy mal, su popularidad se quedó por debajo de 20%. El Psuv y la mayoría de sus gobiernos regionales y municipales los afecta la falta de recursos y la imagen de Maduro.
4.- La oposición está peor. Ya lo hemos explicado. Maduro no existe por su liderazgo o gestión: Maduro existe porque la oposición no existe. La fortaleza de Maduro es la debilidad de la oposición.
Ironías
Hasta el Papa felicitó al presidente de Colombia, Ivan Duque, por hacer lo que en Venezuela se hace desde hace décadas.
Luego de llamarlos irregulares y decir que ni vacuna iban a recibir, ahora diseñan una campaña para quedar como los buenos de la película.
Duque está en su peor momento. Los asesinatos de lideres continúan. Los desplazamientos de comunidades aumentan. La razón de toda esta propaganda es lavarse la cara en el mundo.
A Venezuela llegaron aproximadamente 5 millones de colombianos. A sus hijos se les garantizó su derecho a nombre y escuela. Lo que Duque presenta como un gran logró llega con años de atraso. Ese trámite de justicia y solidaridad se hizo en Venezuela con la IV y la V República.
¿Alcaldes o gritones?
Escucho el programa de un gobernador este sábado. Escucho los pases telefónicos que hace con alcaldes que junto a secretarios realizan alguna labor en los municipios.
Tristeza se siente al escuchar a la gran mayoría de los alcaldes en sus intervenciones: Gritones, mala dicción, discurso panfletario y vacio, palabras genuflexas. Oraciones inconclusas y reiterativas, entre otras.
Muy diferente el discursos de los secretarios o representantes del Gobierno Regional, más centrado, descriptivo, argumentado y hasta autocritico.
Un poquito de escuela de oratoria, lectura y asesoría no les vendria mal a quienes, por ahora, sean alcaldes o alcaldesas.
Cuando se habla para un medio de comunicación, no es igual que estar en una tarima en el mercado libre. Más respeto con la audiencia por favor.
Orlando Medina Bencomo