Los Tubazos del Domingo / Los partidos políticos también son como una carpintería

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asamblea carpinteria

Recientemente sostuve una larga conversa con el poeta de Las Mercedes del Llano, Saúl Sivira. Entre café y libros me contó la historia de la : “Asamblea en la carpintería”.

No sé quién es el autor, lo que sí sabemos es que guarda una analogía con nuestras organizaciones políticas.

Esta es la historia

“Hubo en la carpintería una extraña asamblea; las herramientas se reunieron para arreglar sus diferencias.

El martillo fue el primero en ejercer la presidencia, pero la asamblea le notificó que debía renunciar. ¡La causa! Hacía demasiado ruido, y se pasaba el tiempo golpeando.

El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo: había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

El tornillo aceptó su retiro, pero a su vez pidió la expulsión de la lija: era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro, pues se la pasaba midiendo a los demás, como si él fuera perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo, utilizando alternativamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Al final, el trozo de madera se había convertido en un hermoso mueble.

Cuando la carpintería quedó sola otra vez, la asamblea reanudó la deliberación.

Dijo el serrucho: “Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestra flaquezas, y concentrémonos en nuestras virtudes”.

Cuenta la historia que ese día, todos entendieron que  el martillo era fuerte a pesar de hacer ruido. El tornillo unía y daba solidez aun a cuesta de dar muchas vueltas.

De la misma manera descubrieron que la lija limaba asperezas a pesar de su aspecto y el metro era preciso y exacto por encima de su función de “medir”.

Se sintieron como un equipo capaz de producir hermosos muebles, y sus diferencias pasaron a segundo plano”. Fin de la historia.

Equipo

A muchas organizaciones se les va la vida en señalar las fallas. Los equipos son como una orquesta. Todos diferentes y todos tocan un instrumento, pero existe una partitura, eso los une, eso es: El Proyecto.

Cuando se batió el record de la orquesta más grande del mundo en Venezuela, vimos a 12 mil jóvenes  tocando juntos. Algunos jamás se habían visto. Y tocaron unidos y al mismo ritmo. 12 mil personas lograron un fin.

El error

En las clases de la universidad, siempre recuerdo  a mis estudiantes de Comunicación Social, una frase del Dr. Luis Razetti:

“Un error comentado, es siempre más provechoso que un éxito aplaudido”.

Nos hemos dedicado a buscar entre los músicos quien desafina. Hemos dejado de aplaudir y admirar al que lo hace bien, pues nuestra mirada esta puesta en el error.

Política

En las organizaciones políticas nos está pasando  algo parecido. Con el agregado de que cualquier actitud puede ser vista o interpretada como: falla, error, traición, deslealtad o divisionista.

El partido es como una orquesta, hay directores y músicos, y más allá, hay otros involucrados.

Un partido se presenta ante el público y sin mostrar su partitura, interpreta lo que hace feliz a los presentes.

El creer que al Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) le haga daño los grupos y tendencias que existen dentro de este, es un grave error. Es todo lo contrario, la diversidad de sus integrantes es lo que lo hace fuerte. La posibilidad de que todos los músicos toquen juntos.

En la oposición pasa igual, podrás tener muchos aspirantes y diversidad, pero si como equipo de canotaje, deciden remar hacia un mismo lugar, se lograran objetivos.

El padre Numa Molina en una de sus disertaciones dijo una vez: “el error está en que siempre miramos en el otro lo negativo que tiene y no sus posibilidades de aportar desde lo que es”.

“En la medida en que miramos en los demás las posibilidades que tienen de aportar y se las decimos y se las ayudamos a descubrir, sus deficiencias comienzan a ser menos visibles al tiempo que la propia persona por sí misma eleva su autoestima”.

Reflexión

Cierra un año muy malo para el país. Los pronósticos no se cumplieron, no hubo mejoras, el gobierno no pudo cumplir la ilusión creada. Pero no es el único con aspectos que corregir. Los partidos políticos: gobierno y oposición son estructuras de poder y deben revisarse.

Escribo sobre partidos políticos, pues creo en estos, al final, son los factores de poder que  toman el control temporal del estado.

Por ello, aplaudo la llamada política  con “P” mayúscula que algunos intentan poner en práctica.

Los partidos de oposición podrán atacar a los del gobierno, pero no podrán negar el grave problema en que se encuentran. A la inversa, el Psuv y sus aliados podrán imponerse y demoler, con palabras, a sus adversarios, pero ocultar la procesión que llevan por dentro, nunca será la solución.

El factor humano

Los partidos políticos están conformados y dirigidos por “personas” nunca por objetos. Los humanos somos subjetivos. Cometemos errores. En tal sentido, dentro de un partido estos se manifestarán.

Los  errores son naturales, solo se manifiestan, se evalúan y se corrigen. La falla se origina cuando dentro de la gran burbuja llamada partido, se crean otras burbujas.

Desde las nuevas burbujas miramos el error, pero intentamos corregirlo sin tomar en cuenta, sin consultar o sin oir al que lo cometió. Se toman decisiones en burbujas superiores.

Enfoque

La mirada esta puesta en los líderes del partido, poco se reconoce y se comenta el esfuerzo de los militantes y activistas.

Igual pasa en el gobierno, el llamado “Gabinete” paso a ser  casi que invisible. Estamos ante la tesis del hiperliderazgo.

En el pasado se hablaba de “Los hombres del presidente”, para referirse al gabinete de un gobernante sea nacional, regional o local. Hoy estos necesitan autorización hasta para hablar, eso mata el liderazgo y la posibilidad de crecer como partido.

Cuando los grupos políticos decidan convertirse en equipos. Cuando la palabra se convierta en un documento de honor y entendamos el valor de lo colectivo,  habremos avanzado.

Orlando Medina Bencomo / El Tubazo Digital

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