Manuela Sáenz: ni puta ni santa, libertadora

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 Manuela Sáenz

Tamsin Clarke, actriz anglo-venezonala, fue entrevistada en 2017, en ese momento  presentaba en Costa Rica su versión intimista de Manuela Sáenz en Teatro Espressivo. El Tubazo Digital reproduce aquí la entrevista:

“Si yo no puedo estar contigo por las leyes, a la mierda las leyes”. Así dice la actriz y dramaturga anglo-venezolana Tamsin Clarke que dijo Manuela Sáenz, la revolucionaria que se enlistó en la causa de la libertad con Simón Bolívar (Venezuela, 1783-1830).

Manuela Sáenz (Quito, 1797-1856) fue amante del gran Libertador, su confidente, la encargada de llevar sus archivos, parte del Estado Mayor del Ejército Liberador, fue condecorada «Caballeresa del sol, al patriotismo de las más sensibles», fue espía, sabía leer y escribir.

Mujer intuitiva y bien informada, en una ocasión le salvó la vida a Bolívar, quien casi fue víctima de un atentado.  Después de  enfrentarse a los conspiradores y de que su amado lograra huir descolgándose por una ventana, este le dijo: «Eres la Libertadora del Libertador».

En 2010, en Inglaterra, Clarke leyó un artículo sobre Manuela en que la calificaban de “la prostituta de las Américas”.  “La nota se trataba de los restos simbólicos (de Manuela) que iban a trasladar desde Perú a Venezuela. Yo me quedé un poco sorprendida por el título”, confiesa Clarke.

Esa fue la chispa que encendió el deseo de conocer más acerca de la historia de Manuela y como no encontró información suficiente en Internet, decidió emprender un viaje de seis semanas por Colombia, Perú y Ecuador.

En Quito visitó un museo dedicado a esta heroína y prócer. “La mujer encargada (del museo) cerró la puerta y nos invitó todo el día, pues cuando yo le dije que estaba montando una obra de teatro sobre Manuela, me contó la historia que su padre, como historiador, le había contado a ella”, detalló Clarke.

El resultado del periplo es la premiada obra Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador, de la  compañía Popelei Theatre bajo la dirección de Scarlett Plouviez Comnas, y que llega a Teatro Espressivo con funciones del 28 de julio al 6 de agosto.

Nunca es suficiente para hablar de una mujer como Manuela Sáenz, labor que asume Tasmin Clarke en sus exitosas giras por el Reino Unido, Colombia y ahora Costa Rica.

¿Qué nos cuenta la obra sobre Manuela?

-Cuenta la vida desde su infancia hasta que muere Simón en 1830. Lo relata cuando ella vive en Paita, puerto de pescadores donde murió en la pobreza. Cuenta la historia de cómo conoció a Simón, de su vida con su esposo, la historia de la revolución y cómo ella se incorporó como guerrera y luchadora en la causa.

¿Cómo escribir sobre una gran mujer que estuvo a la sombra de un gran personaje -y además hombre- de la historia americana?

-Fue muy interesante escribirla. No me di cuenta qué tan importante era estando en Inglaterra pero ya estando aquí y presentando la obra en Latinoamérica, veo que la historia toca a mucha gente. Estoy muy feliz de haberlo hecho, porque creo que la gente quería escuchar la historia sobre una mujer latina luchadora.

¿Ella no solo fue la amante del Libertador sino que fue la “Libertadora del Libertador”?

-Tuvo una vida en la revolución mucho antes de estar con Simón y esa parte nunca la cuentan los historiadores. Para mí eso es lo más importante, porque no participó en la causa por el hombre; ella fue política desde chiquita y yo me inspiré en eso, porque no hay tantas mujeres en la política o en puestos de gobierno, y en realidad es un espacio para todo el mundo. Aunque la sociedad la rechazaba, a ella no le importaba y seguía con sus pensamientos y luchas.

Según el intercambio epistolar entre ellos, Bolívar le daba ese lugar, la consideraba una aliada en sus batallas…

-Mucha gente condenaba esa amistad. Él le dio mucha confianza, le preguntaba sobre estrategia bélica y ella le daba su opinión, que él tomaba en cuenta. Esa es otra cosa que no incluyen en la historia oficial. Escriben que era la amante a quien Simón regresaba siempre, pero fue mucho más que eso.

Bolívar incluso la nombró a cargo de su archivo…

-Que hasta el final ella guardó en secreto. Cuando la expulsaron de Colombia y estando en Paita, Perú, le encargó a un amigo que se lo llevara. Luego ella murió de difteria y el archivo lo quemaron. Ella hizo copias y las mandó a unos generales que estaban escribiendo la biografía de Bolívar.

Tener una relación “prohibida” con Bolívar no le importaba a Manuela, era libre

-Muy libre. Por eso la llamamos protofeminista, porque en esa época no había feminismo. Ella dijo algo así: “Si yo no puedo estar contigo por las leyes, a la mierda las leyes”. A ella la llaman “la prostituta de las Américas”, pero irónicamente Bolívar tenía muchas más amantes y nadie le llama a él nada. O son las santas o son las prostitutas, no hay espacio en la historia para las mujeres guerreras.

¿En la actualidad cómo está posicionada ella?

-En Ecuador la llamaron la generala hace cinco años. En Quito tienen un altar en una plaza donde están todos los libertadores, y ella es la única mujer que tiene un busto. Una parte de los restos simbólicos están ahí y otros en el Partenón en Venezuela. Hicieron un gran paseo desde Paita por Ecuador, Colombia y Venezuela para colocarlos a la par de los restos de Simón Bolívar.

¿Conocés si en los textos escolares se recupera la figura de Manuela?

-No conozco al respecto, pero el año pasado vine con un productor audiovisual de documentales. Me vestí con el traje de la obra y fuimos por las calles de Bogotá. Filmamos en frente del balcón donde Manuela lo salvó en la noche septembrina y con una cámara y una grabadora preguntamos a la gente que pasaba: ¿Sabes lo que pasó aquí? Hay una placa. Había muchas viejitas que sí sabían la historia, otras que la llamaron la moza y otras que decían chistes, pero la mayoría de gente joven no sabía la historia, no sabía quién era Manuela. Eso me tocó.

¿Has presentado la obra a jóvenes?

-En Inglaterra lo hemos presentado a adultos. Pero en esta gira en Bogotá, lo hicimos en la ciudad Bolívar, que es una parte muy pobre en el sur, en una escuela para 300 estudiantes. Fue increíble, había muchos niños que no sabían la historia ni nunca habían visto teatro. Al final hicieron muchas preguntas y querían saber más sobre Manuela. Eso es muy especial y es la razón de por qué lo hacemos. También lo presentamos en la quinta San Pedro Alejandrino en Santa Marta, donde murió Simón Bolívar. Llegaron casi mil personas de todas las edades. La gente se enamora de Manuela.

¿Cómo vos?

-Sí (risas), como yo me enamoré.

Tomado de Semanario Universidad

Autora: Ana Beatriz Fernández González | beatrizfergo@gmail.com

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