MÁXIMO BLANCO / Botamos una oportunidad

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Nunca hemos dejado de votar. A los que hemos considerados adversarios políticos, jamás le hemos regalado el poder.  Y en esa línea continuaremos.

Es más, parafraseando a la doñita de la propaganda, si en el cielo se vota, allí votaremos para derrotar las marramucias del diablo y la sayona.

En consecuencia, acabamos de participar en las parlamentarias del 6D. En estas elecciones asumimos la responsabilidad de cuidar el proceso, en donde nos correspondía votar, vale decir, fuimos testigo en la mesa número uno del centro electoral Vicente Peña de San Juan de los Morros.

La mesa la instalamos a las 6:40am, y después de imprimir el acta cero votos, se inicio el proceso.

Compartimos  responsabilidades con un equipo sociable, integrado por José García, Milagros Carreño, María García y Vicnor Sirgo.

El proceso, en esta escuela, se desarrolló con normalidad. El gobierno no instaló puntos rojos y el paraban tuvo una mayor altura.

Votaron 205 ciudadanos de los 797 electores de esa mesa. Y solo se presentaron 11 personas que sufragaron a través del voto asistido.

Esta experiencia de más de 17 horas en un centro de votación me permite decirles a los que nunca han estado en una mesa, pero que hablan de supuestos fraudes, que la máquina electoral solo permite votar después que el Sistema Intagrado de Automatización lo autoriza.

Es decir, el elector sufraga luego de realizarse electrónicamente la identificación biográfica  (nombre, cédula y foto) y la identificación biométrica  (huella dactilar).

Por lo que, la función del testigo, hoy, es evitar que se realice el voto asistido de manera irregular.

El PSUV disminuyó su capacidad de movilización . El 75% de quienes votaron lo hicieron en la mañana.

En la tarde,  cuando se esperaba el remolque del gobierno asistieron menos electores. Es más, durante la prorroga solo llegaron 4 electores.

En cuanto a la abstención, que alegra a la antipolítica, hay que verla con objetividad.

No votó el 70% del REP,  pero  a ese porcentaje hay que restarle un 30% que nunca vota y el 25% de la diáspora. 

Por lo que, la abstención real, en esta ocasión, solo fue del 15% del REP, conformada por opositores y por chavistas que también en esta oportunidad no votaron.

De tal manera, que por culpa de la división de la oposición que participó y de su otro sector que apostó a la anti política, entre otros factores, perdimos la oportunidad de darle un revolcón al gobierno, quien nos ganó con tan solo el 17% de los votos del REP.

Máximo Blanco / Economista

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