Hemos visto los resultados de varias encuestas nacionales. En algunas de ellas, entre los que seguros opinan que van a votar y los que posiblemente lo hagan marcan el 52%.
Ello coincide con un flash que realizamos en San Juan, hace unas semanas. Y en contraposición tenemos que un 48%se ubican entre los que afirman que posiblemente no vayan a votar.
Si esto se mantiene, la participación pudiera ser parecida a las presidenciales del 2018, donde también la oposición radical llamó a la abstención, y sin embargo terminó participando el 46% de la población inscrita en el REP.
Sin embargo, en el horizonte se aprecian mejores espejos para la ruta electoral, pues estos estudios de opinión fueron realizados antes que la Conferencia Episcopal Venezolana se pronunciara en favor de la participación en el proceso, y todos sabemos el liderazgo que ejerce la Iglesia en la población venezolana.
Además, los partidos aún no han inscrito sus candidatos ante el CNE, y si el polo patriótico se presenta dividido, como se anuncia, es posible que ello entusiasme a una mayor participación electoral.
Otro aspecto que, sin dudas, fortalecerá la ruta electoral es la división que confrontan los grupos políticos que llaman a la abstención, y la pérdida de respaldo que está sufriendo su líder Guaido; aspecto revelado por la última encuesta de DatinCorp dónde señala que sólo el 16% de la población le reconoce como presidente de la República.
Hecho que constituye una drástica caída para está vocería, que arrancó con un reconocimiento del 50% de la población.
Pero también, no olvidemos que para las elecciones del 2018 los abstencionistas confrontaron contra dos candidatos, y hoy van a tener que hacerlo contra más de 500 candidatos, y esto hará mellas.
Estamos a tres meses y medio de las elecciones, y la ruta pacífica y electoral que estamos impulsando como estrategia, para derrotar a este régimen está bien ubicada.
El otro objetivo que nos hemos planteado, es arrinconar al abstencionismo militante y su ruta de violencia; meta que luce factible, por cuanto si a ese 48% de intención abstencionista, que señalamos al inicio de esta nota, le restamos el 30% de la abstención crónica, tendríamos que la verdad verdadera es que la intención de la abstención militante es tan sólo del 18% a la fecha. Y la campaña, con seguridad, remará en favor de nuestras metas.
Máximo Blanco / *Economista y dirigente de la oposición en Guárico