Los trabajadores venezolanos devengan el salario mínimo más bajo del mundo. Las remuneraciones han venido en caída durante estos años de revolución.
En efecto, Rafael Caldera dejó el salario mínimo en 184 dólares mensuales. Pero, la administración de Hugo Chávez lo contrajo a 46 dólares, y el presente régimen de Maduro lo mantiene en 2,70 dólares; conformando un salario de hambre.
Sobre esta materia el Banco Mundial sostiene que quienes reciban una remuneración diaria inferior a 1,90$ están ubicados en el campo de la pobreza.
Por lo que si dividimos 2,70$ entre 30 días, para transformar en diario el ingreso de los trabajadores del país, tendremos como resultado 0,09$, y esa es la miserable remuneración diaria de nuestros trabajadores.
Esto explica la razón por la cual , la última encuesta de ENCOVI reveló que el 96% de la población venezolana está ubicada, por nivel de ingreso, en condiciones de pobreza.
Esta situación la agrava más el hecho de que la mitad de este salario está conformado por un bono para “alimentación “, llamado cesta ticket, cuyo monto no cuenta para el cálculo de las prestaciones sociales de los trabajadores, y su transformación en salario real no alcanza ni para comprar un kilogramo de carne.
Igual situación confrontan los jubilados, pues el salario mínimo es complementado con un bono de guerra, incapaz de ganar una batalla frente a una canasta alimentaria familiar de 300$.
Ahora bien, esta pobreza, por ingreso, la genera la hiperinflacion al encarecer, día tras días, los precios de los bienes y servicios en el país.
Por lo que, si este fenómeno económico es la causa que genera la caída del salario real, no queda otra opción, como no sea la de derrotar la hiperinflacion.
Pero, la verdad verdadera es que el camino escogido por Maduro para enfrentar esta dificultad es equivocado. Su gobierno cada tres meses efectúa un aumento del salario nominal, con el cual pretende atenuar la escalada inflacionaria, pero lo único que hace es echarle más gasolina al problema, pues estos aumentos de salarios son financiados con dinero electrónico e inorgánico; que al entrar en circulación estimulan la demanda de dólares y está, a su vez, apuntala el crecimiento de las demás mercancías, en su mayoría importadas y escasas, como resultado de la caída del PIB en la economía venezolana.
Y en este círculo vicioso ha marchado el régimen de Maduro, cuyos repetitivos aumentos de salarios causan más bien tristeza entre los trabajadores.
Enfrentar correctamente la hiperinflacion, para recuperar el salario real y elevar el nivel de vida de la población pasa por lograr un acuerdo entre los trabajadores, los empresarios y el gobierno a fin de aplicar un conjunto de medidas económicas y políticas que recuperen la confianza en país.
Un plan que estimule la inversión, la producción, y al mismo tiempo atienda la salud y la educación de la población; destinado a equilibrar la corriente real con la monetaria de la economía.
Para que los aumentos de sueldos y salarios surjan como resultado de un incremento en la productividad del trabajo, es decir, del dinero orgánico.