El ensayo marxista, en Venezuela, hace aguas. El desastre político, económico, social y cultural está a la vista. Y la diáspora de compatriotas regados por el mundo ofrece testimonio de esta tragedia, y de la necesidad de un futuro mejor para nuestra patria.
Ya está bueno ya. Esto no lo aguanta nadie. Hay que salir de esta locura. Por lo que, debemos fortalecer y lograr la unidad de los partidos políticos que apuestan al cambio , y organizar a la mayoría de los venezolanos que hoy, a través de las encuestas y comicios, expresan su descontento con este pésimo proyecto.
Sin embargo, para organizar y movilizar a esa mayoría, en función del progreso, es necesario, entre otras tareas, elaborar un proyecto de país, que envíe una narrativa plena de emoción a todos los venezolanos.
En nuestra opinión, ese proyecto debe arrancar en sintonía con la Constitución Nacional. Donde cobre espacio la democracia y la libertad.
Y donde, tal como lo establece la Carta Magna en su artículo 299, se proponga una economía mixta y productiva, con presencia del estado y del mercado, como agentes reguladores de los precios y de la asignación de recursos.
Un sueño donde el factor trabajo no se sienta esclavo, y tenga interés por el resultado de la producción, para que pueda aumentar la productividad, y de esta manera lograr que los incrementos de los sueldos y salarios no tengan efectos inflacionarios.
Un ideal que le brinde prioridad a la educación, como factor básico para desarrollar la principal fuerza productiva de toda sociedad.
Donde , sin populismo, se fortalezca la conciencia de que gratis no existe ; que los bienes y servicios tienen un costo , y de que al final alguien tiene que pagar las transferencias , que por necesidad tenga que hacer el estado.
Un proyecto que apueste al desarrollo, y a la distribución de la riqueza, para que aumente el ingreso por hogar, y su poder adquisitivo permita cubrir la canasta básica familiar.
En fin, un sueño de país que promueva la justicia social sin sacrificar la libertad, para que los venezolanos podamos vivir sin miedo, y de cara a la modernidad, con los brazos abiertos a todas las civilizaciones del mundo.