A principios de diciembre de 2019 varias personas de la ciudad de Wuhan fueron diagnosticadas de una neumonía cuyo origen se desconoce. El 11 de marzo de 2020 la OMS calificó la situación que estamos viviendo como pandemia, que ya se extiende por prácticamente todo el mundo. A día de hoy aún no se cuenta con un tratamiento específico y nos encontramos en la mayor crisis sanitaria sufrida en el último siglo.
Aislamiento como medida principal
Las medidas que hasta el momento se están tomando son de prevención y de contención. Y aumenta el número de países en los que se están aplicando ya medidas drásticas de aislamiento con el fin de evitar el contacto social; como el cierre de las escuelas, centros comerciales, cines, teatros o centros de trabajo que no son de primera necesidad, para tratar de ralentizar el contagio del COVID-19, que crece de manera exponencial y desborda a los sistemas sanitarios incapaces de dar abasto en semejante avalancha de casos. Las UCIs están más que saturadas, con profesionales sanitarios trabajando al 200%, doblando turnos, recuperando a profesionales recientemente jubilados y luchando contra la escasez de material sanitario- como mascarillas o soluciones desinfectantes- agotado al desatarse el pánico y la histeria entre una población asustada.
Colapso del sistema sanitario
El no haber tomados decisiones anticipadas, previendo la hecatombe que se avecinaba, ha provocado que los sistemas sanitarios se vean colapsados, lo que puede resultar fatal, ya no sólo para individuos de mayor edad o con patologías, sino para cualquiera que, aunque no esté incluido por edad dentro del grupo considerado más vulnerable, pueda resultar infectado desarrollando alguna complicación, pues si los hospitales colapsan y la enfermedad requiere tratamiento, no podrá ser debidamente atendido.
En los últimos días, la OMS ha recomendado realizar test de diagnóstico de forma masiva, como ya hicieron antes de la recomendación en Corea del Sur, puesto que es posible ser portador del virus sin que los síntomas se hagan evidentes con el peligro de contagio que ello supone.
El colapso en el mercado de valores
La pandemia ha afectado directamente a la economía mundial, pues las medidas aplicadas para evitar el avance de los contagios y mitigar las consecuencias, como la restricción de la movilidad, han tocado prácticamente a todos los sectores.
A medida que el coronavirus se extendía fuera de las fronteras de China, los mercados bursátiles empezaban a sufrir una intensa volatilidad, que, sumada a la caída en el precio del crudo consecuencia por un lado de las políticas para limitar la movilidad y por otro de la ruptura del pacto entre Arabia Saudí y Rusia, han registrado la mayor caída desde la crisis financiera de 2008.
Ante la preocupante situación de los mercados, en la noche del miércoles 18 de marzo de 2020, el Banco Central Europeo anuncia el Pandemic Emergency Purchase Program, con el que va a comprar títulos de deuda pública y privada por valor de 750.000 millones de euros, para tratar de reducir las consecuencias que el COVID-19 ha provocado al paralizar la actividad económica, y de paso tratar de contener la deuda en España e Italia –cuya rentabilidad se ha desplomado tras el anuncio de dicha medida-. Se prevé que esté activo hasta el 31 de diciembre de este año, pese a que podría prolongarse en función del impacto de la pandemia.
Por su parte, en EEUU, el autodenominado “presidente en tiempos de guerra”, ha anunciado medidas como un plan de ayuda social por valor de 100.000 millones de dólares, además de estudiar un plan de estímulo económico.
En América Latina se comienza a tomar medidas como el toque de queda en Perú, Ecuador, Bolivia, Panamá y El Salvador.
En Chile se ha declarado un “estado de catástrofe” y en Colombia “estado de emergencia”.
Según el FMI, la zona podría entrar en recesión al verse gravemente afectados sectores de los que depende en gran medida; como el petrolero, el del transporte o el turístico.
Ante los estragos bursátiles que la pandemia está causando, y con la esperanza de dar con la vacuna –que se prevé tardará en llegar-, los inversores están atentos a la gran volatilidad que ha hecho presencia en los mercados financieros, incluyendo el mercado de divisas, donde los brókeres de Forex y traders ya habrán observado cambios en el par EUR/USD en las últimas semanas.
Hagamos lo que hagamos con nuestro dinero no perdamos de vista que nos encontramos ante una situación de gran incertidumbre y volatilidad donde invertir puede volverse más arriesgado que en contextos de normalidad, por lo que es necesario conocer el funcionamiento de los mercados y contar con una formación de calidad en cualquier momento que decidamos invertir pero ahora incluso más, por la elevada volatilidad y riesgo que los caracterizan la situación actual.