Guárico.- Buena parte de la población venezolana se encuentra emocionalmente malograda. En las rutas urbanas, o en cualquier cola bancaria, se oye hablando de los bonos anunciados, o imaginarios por venir.
No oímos comentarios relacionados con las escuelas de los muchachos. Ni de posibles proyectos de trabajo para mejorar la economía familiar.
Todo es un vivapepismo asombroso. Son como seres autómatas, descerebrados. Como entregados a complacer a una situación lastimera que los desubica de la realidad racional.
Que los coloca en un mundo raro, en la triste condición de veletas. Como la hojarasca seca que el viento mueve a placer, como lo escribiera don Rómulo Gallegos.
Pero hay otro pueblo (el mayoritario) que piensa, siente y sufre como todo cristiano martirizado. Éste está consciente que los CLAP son un remedo de solución; que la falta de medicinas es un demonio mortal que hace estragos, y que nadie sabe cómo va a enterrar a sus muertos, o como su familiares los van enterrar a ellos.
OJO: En los hospitales no retiran los cadáveres, por no poder sus familiares sepultarlos. El que se va muriendo lo tiran al montón.
Esta situación es como cuando la peste acabó con la población de Ortiz y la gente se iba para el cementerio a esperar su turno.
Mucha gente se mete en las colas de los bancos para informarse si ha llegado algún bono nuevo no anunciado.
Misael Flores
*Periodista
