San Juan de los Morros.- Así nos tratábamos Luis Nacor Galluci, socorreño hijo de criolla y de Italiano, hermano de Luis y de José Galluci, productores del campo, galleros, gente de trabajo, honestos hasta los huesos.
Nacor, nuestro compadre vino a San Juan con Don Alejandro Rodríguez Guzmán, cuando Caldera lo nombró gobernador del Guárico. Nacor asumió la dirección de los talleres del estado, sabía de todo un poco, aficionado a la mecánica, corrió en automovilismo en Italia, era el menor de los hijos de “musiú” Galluci, y los hermanos mayores lo tenían más como hijo que como hermano. Nacor casó con Ana Teresa Arruebarrena, trabajaron la tierra, los hijos le tomaron apego al trabajo, al coleo y a los gallos de riña. Mis hermanos gemelos, José Israel e Israel José, siempre nos traen saludos de Ramón, hijo de Nacor y de Ana Teresa. Se encuentran en los toros, donde nuestros sobrinos Chepo e Israelito andan cosechando triunfos.
Nacor era motorizado. Nos íbamos de noche “un momentico”, a la encrucijada, en nuestras Honda 750 cuatro cilindros, donde sacaba hasta diez cajas de cigarrillos de las maquinitas. Como no fumaba, las devolvía y se las pagaban y nos comíamos una arepa de pernil. Otras veces nos decía en La Encrucijada, a las ocho o nueve de la noche “Vamos un momentico a Caracas, a ver cómo están”, vivían en Santa Mónica, llegaba, saludaba, abría la nevera, mezclaba medio litro de leche con medio litro de jugo de naranja y se lo tomaba fondo blanco. “Esto se llama morir soñando”, nos decía. Tenía asombroso parecido con nuestro actor francés preferido, Gérard Depardieu, en Cirano de Bergerac.
En San Juan, se unió sentimentalmente a una maestra llamada Aida, santamarieña, tuvieron un hijo, nuestro ahijado, a quien dimos por sobrenombre Eric, graduado en dos carreras, fenotipo italiano, narigudo, llanero de corazón, inteligente y trabajador, como el padre, como los hermanos.
En una de la fototeca, el compadre Nacor en la Casa Amarilla, con Aníbal Machado y Mercedes Amelia Bastidas de Machado, Julio del Nogal -Director de Política-, doña Ana Hamel de González Aragot y al fondo, Reinaldo, eterno mesonero de la residencia oficial. Léase Casa Amarilla, aunque el necio de Willian Lara intentó quitarle el nombre y le cambió el color. Es el quinto de izquierda a derecha, pensativo, con corbata negra.
Luis Nacor -mi loco viejo- murió en accidente aéreo, cerca de Chaguaramas, cuando regresaban a La Pascua, luego de viajar a San Juan. Era alumno-piloto. También murió su instructor, Wolfang Larrazàbal, de 29 años. Mientras tengamos vida consciente, será imposible olvidarlo, seguro.