Nadal niega a Del Potro y degusta otra final

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Caracas.- Juan Martín del Potro hizo este viernes de Sísifo, intentado guiar la roca hacia arriba una y otra vez, negado una tras otra y al final rendido porque no hay nadie capaz de resistir tal castigo, semejante frustración. Una, dos, tres, cuatro, cinco y seis. En frío, sin compasión. Seis pelotas de break en el arranque de partido, abortadas la una detrás de la otra, y Rafael Nadal sobrevolando ya otra final de Roland Garros. Al argentino se le vació la moral y poco a poco el depósito, hasta que la tarde se tradujo en la enésima exhibición de fuerza del número uno (6-4, 6-1 y 6-2, en 2h 14m) y el gigante se desmoronó. Nadal, pues, está donde quería estar, batiendo las alas con fuerza y divisando ya a Dominic Thiem, el rival del domingo (15.00, Eurosport y DMax).

El austriaco redujo a la sensación de este torneo, el italiano Marco Cecchinato (7-5, 7-6 y 6-1, en 2h 17m), y aparece otra vez como escollo. El curso pasado lo fue en las semifinales y no hubo discusión. Ahora, en su primera final de un grande, vuelve a amenazar la hegemonía de Nadal en su reino de arena, aunque de continuar este por el mismo camino –solo un set cedido en el trazado de estas dos semanas– solo le aguarda una opción al austriaco: excelencia o nada, la perfección. De lo contrario, el desenlace ya se conoce.

El número uno (32 años) no afloja ni un segundo y se reafirmó en el pulso contra Del Potro, entero hasta que esas seis bolas abortadas se transformaron en un alud. “Tuve mis opciones, pero no convertí esos puntos. Si hubiera ganado el primer set hubiese sido un partido diferente”, comentó el argentino. “Él te hace correr mucho e impone una intensidad muy alta de principio a fin. Contra Rafa debes estar todo el rato al cien por cien y cuando no aprovechas tus opciones te metes en problemas. Su juego es demasiado bueno para mí. Él es demasiado fuerte…”, expresó con resignación Del Potro.

Arrinconó al número uno en el primer parcial, exigiéndole en cada uno de sus turnos de servicio, pero Nadal escapó de la encerrona. Dice el balear que de vez en cuando necesita de una situación de tensión para dar consigo mismo, con el Nadal hercúleo, y esta vez se dio el escenario ideal. Sorteó un 4-4 y 0-40 favorable a su rival, y con este dándole más y más vueltas a la cabeza, inundada de fantasmas, de dudas, asestó un golpe letal. Break, set y c’est fini. Del Potro grogui, tambaleante, sabiendo que había dejado pasar la gran oportunidad y que con Nadal los trenes jamás vuelven. A partir de ahí, un vendaval, severo castigo para el sudamericano, testigo directo del furibundo despertar de Nadal. Otro más. Un partido completamente decantado, dejadas por doquier y rumbo hacia la undécima final.

“Son 11 veces, pero no es lo lógico”

“Él ha tenido un drive para llevarse el primer set y la ha fallado. Ahí estaba en sus manos”, reconoció el español; “me siento afortunado de haber salvado ese primer parcial. Mentalmente he asumido bien el reto y he encarado bien esos momentos difíciles. Lo normal, tal y cómo ha ido, es que lo hubiera perdido, pero después he jugado un buen juego, con determinación, y el partido ha cambiado radicalmente y he jugado muy buen al tenis”.

El argentino había marcado un ambicioso plan al principio. Trataba de esconder el revés para evitar daños y la fórmula le funcionó durante 50 minutos, hasta que Nadal salió de la trinchera, puso el escudo, contragolpeó y le negó. “Esas seis bolas (siete en total)”, recordará para siempre Del Potro… El resto fue coser y cantar para el de Manacor, despidiendo llamas con la derecha (35 winners, 15 más que su adversario) y citado de nuevo con Thiem, el único hombre que ha conseguido derrotarle sobre tierra en los dos últimos años, en Roma y Madrid.

“Tengo un plan”, advirtió Thiem. “Y yo espero que no le salga”, le continuó Nadal, que agregó: “Son 11 veces en la final y parece lo lógico, pero yo no quiero que sea así. Si se entra en una espiral de no valorar las cosas, yo no quiero ser partícipe de ello”. El austriaco le batió la última vez, en la Caja Mágica. París, sin embargo, es otra plaza bien distinta. París, salvo que el heredero de Muster diga lo contrario, es cosa de Nadal.

EL REY DE LA TIERRA Y EL SUCESOR

Nadal y Thiem se han enfrentado nueve veces, con un balance favorable (6-3) al español. Los duelos fueron siempre sobre tierra batida, desde 2014 hasta la fecha. El número uno se impuso en Roland Garros (2014 y 2017), Montecarlo (2016 y 2018), Barcelona (2017) y Madrid (2017). Thiem, por su parte, venció en Buenos Aires (2016), Roma (2017) y la Caja Mágica (2018)

De los 10 premios que ha ganado el austriaco en su carrera, ocho tuvieron lugar sobre arcilla: Niza (2), Umag, Gstaad, Buenos Aires (2), Río de Janeiro y Lyon. Los otros dos fueron en Stuttgart (hierba) y Acapulco (dura).

“Prefería haber ganado a Thiem la última vez en vez de haber perdido, pero en Montecarlo hubo un partido y en Madrid fue totalmente diferente”, precisó Nadal; “en el tenis gana el que está mejor en el momento del partido. Yo voy a intentar estarlo en la final, superando las adversidades que lleguen. Voy a hacer todo lo posible para estar mejor que él el domingo”.

Fuente

El País

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