Es cierto que el gobierno no es culpable de la pandemia, pero sí de que no haya insumos, del bajo poder adquisitivo y de todas las condiciones que hacen más dramática la actual situación venezolana.
También es cierto, que no es momento de seguir el conflicto, sino de llamarnos a la responsabilidad colectiva y asumir como una nación unida la emergencia sanitaria.
Pero, en medio de esta nueva crisis, surge una inquietud: ¿cómo harán los bancos para pagar la pensión de los ancianos que llevan años aglomerándose en colas interminables para poder cobrar?
Si hubiese efectivo, no se sumaría esta situación a la larga lista de problemas que tenemos que afrontar a diario para poder sobrevivir.
Simplemente usarían el cajero o retirarían el dinero con absoluta normalidad; pero para ello hace falta una economía sana, que por ahora no tenemos.
Lamentablemente en medio de esta grave crisis económica, nuestros viejitos tendrán que asumir el riesgo de hacer una larga cola en las entidades bancarias para cobrar su devaluada pensión y exponer una vez más su vida; o se exponen al contagio, o se mueren de mengua.
Solicitamos un control asistido para guardar la distancia prudencial entre ellos y la cooperación de las autoridades para hacer menos traumático el momento.
Exigimos se mantenga el servicio eléctrico y la conectividad para acelerar el proceso.
Es necesario que prestemos la máxima colaboración, conscientes de la angustiante situación de nuestros pensionados.
En la Venezuela “revolucionaria y socialista”, en la que más del 80% de los venezolanos tiene un sueldo miserable, sumado a unos servicios públicos precarios, donde “encerrarse” para protegerse, no es más que una extensión de la condena a muerte; si no es el virus, es la crisis y el hambre.
Un régimen inescrupuloso, mediático y mentiroso como este, sabe aprovecharse de cualquier desgracia para mantenerse en el poder, y el Coronavirus les cayó de maravilla; por un lado, podrán justificar la cada vez mayor escasez de bolívares, y por el otro, someter aún más a los ancianos, niños y jóvenes recluyéndolos en sus hogares, desprovistos de recursos, medicinas y alimentos para afrontar la cuarentena.
Veremos cuanto les puede durar esta nueva evasión, lo que suceda en medio de ella es su absoluta responsabilidad.
Detrás de la crisis del coronavirus hay una realidad que no podemos olvidar: el problema económico de fondo, que hace la situación más dramática, sobre todo para el interior del país, donde la falla en los servicios públicos es más grave que en Caracas.
El llamado desde Unidad Visión Venezuela, es apelar a la solidaridad, vigilancia y sensatez de la sociedad civil, ya que ante la ausencia del Estado como proveedor de bienes y servicios públicos, emplazamos a todos los venezolanos a vigilar y denunciar a viva voz, la escasez o sobreprecio de los insumos necesarios para afrontar la pandemia.
Igualmente, hacemos un llamado de auxilio a la Organización Mundial de la Salud y a la Cruz Roja Internacional para que evalúe de manera urgente el sistema de salud en Venezuela, y para que suministre la ayuda y atención necesaria en nuestro país.
¿Cómo y con qué podemos enfrentar esta pandemia? No tenemos acceso a insumos ni equipos necesarios para mantener a la gente con vida.
Invitamos a todas las comunidades a exigir a los gobiernos municipales la recolección de la basura, el lavado de las calles y la divulgación de las medidas preventivas.
En el país potencia de América Latina, donde se regala dinero para que la gente no trabaje, comida con escaso valor nutritivo; quizás surjan nuevos millonarios regalando cloro que no desinfecte, jabón que no limpie y agua sin potabilizar.
Exigimos hoy más que nunca, responsabilidad, compromiso nacional y acciones eficientes que le permitan al pueblo venezolano resguardar y preservar dignamente la vida y su salud.
También exigimos información veraz y oportuna acerca de la pandemia, porque el virus de la mentira tiene años matando al país.
El llamado igualmente es a conservar la calma, a ser prudente y tomar las precauciones que se ameritan. Superar esta nueva crisis depende en cierta medida de la responsabilidad de cada uno de nosotros.