En esta oportunidad, quiero compartir con ustedes, esta reflexión sobre aquellos “líderes” que se han erigido de manera unilateral como los opinadores de oficio, que siempre están allí listos para descargar sus críticas a todo, por todo y en nombre de todos.
Hemos visto como algunos “compañeros” se han dado a la tarea permanente de ejercer la representatividad hegemónica de nuestra militancia y hasta del pueblo en general. Me refiero a los criticones de oficio, que desde las redes sociales y grupos de WhatsApp o Telegram, se han autoproclamado en la voz del colectivo, en algo así como la conciencia moral del partido o del pueblo.
No hay política alguna, ni programa de gestión de gobierno en cualquier nivel de ejecución, que este clan o círculo de opinadores no descargue con sus comentarios destructivos y en muchos casos viscerales en contra de los actores que se ocupan en la ejecución de cualquier política de estado. Al parecer este círculo de compañeros considera que su opinión es rigurosamente necesaria y además de carácter vinculante, que están llamados a ejercer la “crítica” en todo momento y circunstancia, que son infalibles e indispensables en el análisis.
Con gran preocupación vemos como la crítica destructiva ahora se enfila en contra de nuestros voceros del poder popular, que en estos últimos meses han estado muy proactivos con el proceso de consultas de proyectos y muy activos en la ejecución física de tales iniciativas, pues mientras en sus sectores y circuitos los líderes comunitarios se preocupan y ocupan por atender las interminables necesidades colectivas, el criticón solo se ocupa desde un teclado a quitarle méritos a la acción colectiva de los líderes del poder popular y peor aún, a ejercer uso irracional de la libertad de expresión lanzando una andanada de ataques a través de sus redes sociales; en su infinita vanidad el criticón está convencido de que: “nada sirve si él no fue el de la idea” / “nada sirve si él no fue consultado previamente”.
De igual manera, ha venido ocurriendo con las acciones de gobierno a nivel municipal, regional y nacional, “el opinador tiene mucho que decir” y en efecto se dedica a disparar una ráfaga de comentarios negativos ante cualquier iniciativa de los gobiernos locales, regionales y nacional, todo cuanto se haga será malo, si al criticón no lo ponen a ejecutar la obra o si no se le coloca al frente en la toma de decisiones, es allí cuando el criticón empieza su arremetida a través de las redes sociales y los famosos grupos, pareciera más bien una enfermedad o un vicio, el egocentrismo le hace sentir la tremenda necesidad de opinar y el narcisismo lo motiva para saberse leído y apoyado, “él, es el único que dice las verdades”.
Similar conducta asume el opinador de oficio, cuando ataca con sus críticas viscerales a las acciones del partido, al igual que en las situaciones descritas anteriormente, él tiene que opinar porque sí, sea cual sea la acción que se direccione desde el partido, nuevamente el ego lo lleva a lanzar sus piedras comunicacionales para tratar de desprestigiar a su “adversario político”, porque en el oficio del criticón, está el hecho de que ellos siempre encuentran y ubican a su adversario político, es justamente en el seno de nuestro propio partido, nunca jamás hemos leído un comentario del criticón en contra de los partidos y voceros de la oposición, muy por el contrario más bien hacen alarde de tener muy buenas relaciones con los actores de la ultraderecha.
Cuantas veces hemos detectado a supuestos servidores públicos cometiendo errores en su gestión o desempeño, sean voluntarios, mal intencionados o por omisión, pero el criticón ha guardado silencio, ya se lo pueden imaginar, el silencio tiene un precio en metálico o por un favor recibido, en definitiva, podemos concluir que el criticón de oficio, en realidad está desarrollando una práctica clientelar de la política, que solamente busca beneficio individual al tratar de sacarle provecho económico a tal conducta, con solicitudes económicas o de favores clientelares que solo tributan en beneficio personal del criticón, una vez que el criticón recibe lo suyo ya no habrá más preocupación por lo que ocurra o deje de ocurrir con la obra, plan o programa en ejecución y hasta no es de extrañar que salga en defensa del supuesto servidor con sus “agudos y sabios análisis”.
El criticón anda en la cacería de dirigentes comunales o servidores públicos, que para evitar verse afectados ante la opinión pública, terminan cediendo por las presiones psicológicas que se ejercen desde las redes sociales con las falsas denuncias, noticias infundadas, ataques e improperios personales, etc.
El criticón no es más que un vulgar y miserable extorsionador con un teclado en la mano, ¡ya basta!, demos un alto y apliquemos un veto a tales prácticas que realmente son una aberración de los que la llevan adelante y también de aquellos que las estimulan, así como de los usuarios de las redes sociales, que, sin la certeza de los hechos, creyendo o no en tales “informaciones” igualmente las comparten en sus redes de manera masiva, contribuyendo de esta forma con la práctica política del criticón o más bien del extorsionador, dejemos de ser cómplices de la 5ta. Columna.
El ejercicio desmesurado de la crítica, no hace otra cosa que favorecer a la oposición, el criticón realmente le ha hecho un flaco favor a la revolución, muy por el contrario le ha servido eficiente y efectivamente a los intereses de la oposición ultraderechista, sus comentarios desubicados y algunas veces subidos de tono, lo que ciertamente han logrado es generar decepción, confusión, apatía y hasta desmovilización en nuestros seguidores y militantes por la desmoralización que causan tales prácticas contrarias al buen revolucionario.
El criticón aspira a ser influencer de la política municipal, regional o nacional, hemos comprobado que las redes sociales y los grupos donde hace vida el criticón se han convertido en espacios que la oposición ha sabido aprovechar en favor de sus propios intereses.
El desprestigio permanente hacia la gestión de gobierno en todos sus niveles y también hacia nuestros líderes ha servido para que a la oposición se le haga mucho más fácil el ataque contrarrevolucionario, provocando un debilitamiento desde adentro, tal y como lo sabe hacer la 5ta. Columna, ese es el resultado que realmente se consigue cuando se va minando la moral desde las acciones del criticón de oficio.
¿Será entonces el criticón de oficio, un verdadero camarada?
Pronto veremos al criticón haciendo sus “concienzudos y rebuscados análisis” de las gestiones de gobierno, hará sus acostumbradas críticas con dos grandes objetivos. El primero, destruir a quien sea y, el segundo, extorsionar, ¿cuánto me das, por sacarte en mis redes sociales y decir que gozas de aceptación popular?
Ya vendrán las listas de los posibles candidatos y las encuestas amañadas, el opinador de oficio jura que él es la autoridad política única y capaz en hacer sus análisis y de incidir en la matriz de opinión del colectivo.
En los actuales momentos es peligroso salir a jugar posición adelantada por seguirle el juego al opinador de oficio, no caigamos en provocaciones, en cantos de sirena ni en tentaciones, esperemos los tiempos para tales procesos, alejemos y dejemos solo al criticón y opinador de oficio, que solo buscan sembrar la cizaña y la división en nuestras filas.
Es tiempo de unidad y de caminar juntos para consolidar el triunfo de nuestro presidente Nicolás Maduro y de la revolución, concentremos nuestros esfuerzos y energías hacia el venidero 10 de enero, que las pretensiones de la ultraderecha no puedan desestabilizar al país, todos y todas somos necesarios en la construcción de una patria soberana y en paz, que gritemos a una sola voz: “Venezuela unida con lazos que el cielo formó”.
Desde aquí se invita a nuestro militante a ser crítico constructivo, enseñemos con nuestro ejemplo para elevar el nivel de la política y, con ello demostrarle a aquellos que se han pretendido erigir en generadores de opinión, que debemos evolucionar de criticón destructivo a un crítico constructivo, con objetividad y dispuestos a ejercer la crítica responsable y al mismo tiempo presentar las propuestas de solución para la construcción de un modelo político y de gestión de gobierno de altura revolucionaria.
La crítica constructiva es necesaria y más aún cuando viene acompañada de la propuesta de solución alternativa, vamos a unir nuestros esfuerzos para darle un nivel de altura a la política local y regional, el concurso de todos y todas en el análisis crítico y en la formulación de las propuestas y vías alternativas de solución nos hará más fuertes y consolidará las posiciones políticas de nuestro proceso revolucionario.
Dr. José M. Vásquez A. – Coordinador Psuv Guárico
La ciudad de CARUPANO exije la culminacion de la sede de la orquesta sinfonica.