Caracas.- El papa Francisco aseguró hoy en un duro discurso que “la Iglesia nunca más encubrirá o subestimará” los casos de abusos sexuales a menores por parte del clero y que “no se cansará de llevar a los abusadores a la Justicia”.
En este discurso ante la Curia para la tradicional felicitación de las fiestas navideñas, en el que el papa suele hacer un repaso del año, reconoció que “en un mundo turbulento, la barca de la Iglesia ha vivido y vive momentos de dificultad y está embestida por tormentas y huracanes”.
Esta vez habló con dureza de los crímenes de los abusos por parte del clero, que describió como los que “a menudo, detrás de su gran amabilidad, su labor impecable y su rostro angelical, ocultan descaradamente a un lobo atroz listo para devorar a las almas inocentes”.
Ante ello, el papa prometió que “la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes”.
Francisco, que ha anunciado desde el inicio de su pontificado tolerancia cero contra los abusos de menores por parte del clero, pero que también ha sido criticado por no haber tomado acciones concretas, añadió que “la Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso”.
Y lanzó un mensaje directo todos los que abusan de menores: “Convertíos y entregaos a la justicia humana, y preparaos para la justicia divina”.
Ante la máxima jerarquía de la Iglesia católica, reconoció que en el pasado, “por ligereza, por incredulidad, por falta de preparación, por inexperiencia o por superficialidad espiritual y humana, han tratado muchos casos sin la debida seriedad y rapidez”.
“Nunca debe volver a suceder. Esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia”, aseguró.
Francisco denunció que “hombres consagrados, que abusan de los débiles, valiéndose de su poder moral y de la persuasión” cometen estas “abominaciones” y “siguen ejerciendo su ministerio como si nada hubiera sucedido; no temen a Dios ni a su juicio, solo temen ser descubiertos y desenmascarados”.
El pontífice argentino recordó que en la reunión que se celebrará en febrero en el Vaticano con las conferencias episcopales de todo el mundo “se buscará transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo, no solo del cuerpo de la Iglesia, sino también de la sociedad”.
Asimismo, criticó a quienes dentro de la Iglesia “se alzan contra ciertos agentes de la comunicación, acusándolos de ignorar la gran mayoría de los casos de abusos, que no son cometidos por ministros de la Iglesia, y de querer dar de forma intencional una imagen falsa, como si este mal golpeara solo a la Iglesia Católica”.
Y agradeció a todos los medios que “han sido honestos y objetivos y que han tratado de desenmascarar a estos lobos y de dar voz a las víctimas”.
“Incluso si se tratase solo de un caso de abuso -que ya es una monstruosidad por sí mismo- la Iglesia pide que no se guarde silencio y salga a la luz de forma objetiva, porque el mayor escándalo en esta materia es encubrir la verdad”, dijo.
Además de los casos de abusos, Francisco quiso recordar que en la Iglesia también existe “la traición” y que muchas veces detrás está el interés económico.
Habló de quienes siembran “división y el desconcierto; personas que siempre encuentran justificaciones, incluso lógicas y espirituales, para seguir recorriendo sin obstáculos el camino de la perdición”.
Desde que inició su pontificado, Francisco ha tenido la oposición del ala más conservadora de la Iglesia y hace unos meses el exnuncio de Washington Carlo María Vigano escribió un manifiesto de acusaciones contra el papa en el que le pedía su renuncia por haber ocultado que sabía de los abusos del cardenal estadounidense Theodore McCarrick.
“En realidad, las treinta monedas de plata están casi siempre detrás de estos sembradores de cizaña”, acusó Francisco al aludir a Judas el Iscariote, “otro elegido por el Señor que vende y entrega a su maestro a la muerte”.
Francisco concluyó mostrando “la certeza de que la Iglesia saldrá de estas tribulaciones aún más bella, purificada y espléndida. Porque, todos los pecados, las caídas y el mal cometido por algunos hijos de la Iglesia nunca pueden oscurecer la belleza de su rostro”.