Es bien sabido por todos los venezolanos que el país ha vivido un gran éxodo, siendo esta la consecuencia de años de malas políticas y decisiones del ejecutivo nacional.
Todo esto ha llevado, según cifras oficiales, a la migración forzosa de cerca de cuatro millones de venezolanos. Un número que puede cerrar 2019 en 5.3 millones, de acuerdo con Acnur. Más allá de lo preocupante que puede ser la cifra en sí misma, alerta al futuro de nuestra nación la composición de este número.
Durante los últimos dos años el despliegue de nuestros compatriotas ha aumentado exponencialmente, siendo los principales protagonistas del éxodo los jóvenes de entre 20 y 35 años. Grupo que compone cerca de 25% de nuestra población total (según el INE), víctimas de los malos salarios y de la etérea esperanza de un mejor porvenir económico en Venezuela.
Por ello, pudiésemos estar hablando de un número cercano a 2.5 millones de venezolanos entre 20 y 35 años de edad que ha migrado, y de acuerdo a las tendencias perderíamos tres millones al cierre de 2019, esto en base a proyecciones estadística con referencia en Acnur, INE y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.
Dato preocupante puesto que es esta población la que compone principalmente el motor humano y económico de cualquier nación. Especialmente el capital humano profesional, quien encamina los avances científicos y tecnológicos para el crecimiento un país.
El futuro, a estas alturas de la realidad política, es incierto, de cualquier manera un desenlace en este ámbito que impulse un cambio económico en Venezuela y permita la llegada de nuevas empresas y con ellas divisas y más fuentes de trabajos nos ponen en una situación complicada ¿Qué personas capacitadas podrán trabajar y ocupar estos puestos de trabajo? ¿Cómo levantar un país cuando tres millones de venezolanos económicamente activos se han ido?
Son planteamientos que los sectores políticos y sociales debemos preparar y manejar desde ya. No todos los venezolanos establecidos en el exterior están dispuestos a dejar todo lo que han logrado para volver inmediatamente, entendiendo que la recuperación económica de cualquier nación lleva tiempo y la calidad de vida de antaño que no regresará mágicamente con el aumento del barril de petróleo.
Afortunadamente la Asamblea Nacional de Venezuela es consciente de la importancia de este tema, el diputado Williams Dávila presentó el Proyecto de Ley de Migración de Retorno, en aras de buscar abordar este tema.
La misma podría canalizar a través de las empresas con interés en establecerse en Venezuela vías para regresar a nuestros jóvenes, quienes serían empleados en ellas y aportarían los conocimientos necesarios para el crecimiento y consolidación de estas.
¿Cómo lograr esto? A través de incentivos fiscales, facilitar o exonerar de impuestos a aquellos que diseñen y ejecuten planes que permitan el retorno de nuestro capital humano capacitado.
Las soluciones pueden ser múltiples, pero son temas de los que debemos ocuparnos ya, porque un cambio político sin capital humano (motor económico) no es suficiente.
Pedro Muñoz
Psicólogo / Asesor permanente de la Comisión de Política Interior AN