El director de Ecoanalítica, Alejandro Grisanti, explicó en el foro organizado por la firma para evaluar las perspectivas de la economía venezolana, que la posibilidad de que el país agregue a la lista de calamidades un embargo comercial, aumentó de forma considerable durante las últimas dos semanas.
“La probabilidad de que en Venezuela se produzca un embargo comercial se ha incrementado de manera muy importante. Más de cincuenta países han dicho que las elecciones presidenciales a efectuarse el próximo 20 de mayo no son transparentes, justas y libres, por tanto, va a haber un escalamiento de la presión internacional, la cual puede traducirse en sanciones comerciales. A esto se agrega la cesación de pagos de la deuda externa”, dijo Grisanti, quien se desempeñó durante diez años como analista para América Latina de Barclays Capital.
Entre noviembre y el cierre de la semana pasada, el gobierno venezolano y Pdvsa acumulan atrasos en el pago de los intereses de sus bonos por el orden de 2 mil 300 millones de dólares. Tras el incumplimiento, grupos de inversionistas que tienen en sus portafolios bonos que representen al menos 25% del monto total de la emisión, pueden solicitar la aceleración, es decir, exigir por adelantado el pago inmediato de toda la deuda. Si este evento se concreta, quienes tienen otros bonos pueden también pedir la aceleración y entonces prácticamente habría que cancelar al instante todo lo adeudado.
“Al principio, los tenedores de bonos le dieron el beneficio de la duda al gobierno. Hubo una actitud de esperar y ver, pero la información que manejamos es que esa posición ha cambiado en las últimas dos semanas y se están organizando para introducir demandas. Se espera que en las próximas semanas los fondos comiencen a exigir la aceleración y después de esto van a buscar embargar activos de Venezuela, buques petroleros, cuentas por cobrar de Pdvsa. Esto hace que el escenario a futuro sea de mayor incertidumbre”, anticipó Alejandro Grisanti.
Agregó así mismo que “la capacidad de los fondos buitres, litigantes, de hacer daño es muy grande. En Argentina paralizaron cuentas por cobrar y pagar e incluso lograron detener el buque insignia de la armada. Ese litigio, que duró casi 14 años y que terminaron ganando los fondos buitres, es un camino que podría comenzar a recorrer Venezuela en las próximas semanas”.
Al evaluar la posibilidad de que el gobierno cancele lo adeudado en el corto plazo señaló que considera “muy difícil que en un escenario tan complicado como el que se les avecina vayan a pagar; se materializó la cesación de pagos y no vemos capacidad y voluntad de pago por parte del gobierno. Estamos muy negativos con el tema de los bonos, creemos que van a bajar de precio y estamos recomendando venderlos, aunque luego podríamos sugerir recomprarlos”.
Un aspecto a tomar en cuenta es que en el escenario en que el gobierno deja de pagar la deuda externa -que en el caso de los bonos de la República y Pdvsa contempla vencimientos totales por 8 mil millones de dólares este año- “hay una oportunidad donde el gobierno comience a vender un poco más de dólares al sector privado”, señaló el director de Ecoanalítica.
Descalabro en Pdvsa
Alejandro Grisanti habló también del impacto de la caída en la producción petrolera. “Entre 2014 y febrero de este año hemos perdido 1 millón 300 mil barriles en producción diaria. Con los precios actuales, se trata de 30 mil millones de dólares que Venezuela va a dejar de recibir este año. Calculamos que en 2018 habrá ingresos provenientes del petróleo por 22 mil millones de dólares, es decir, lo que hemos perdido es mucho más de lo que va a ingresar”.
El declive tiene magnitudes históricas. “Actualmente la producción petrolera es de 1 millón y medio de barriles diarios, es decir, la producción que Venezuela tenía en 1950. Un aspecto clave es que en 1950 la población del país era de 7 millones de habitantes, hoy se trata de 30 millones. Entonces, la producción por habitante es igual a la de 1927, una caída muy fuerte y grave porque hipoteca el futuro del país”.
Al estudiar los datos del crecimiento de la producción, surge una conclusión muy preocupante. “La serie histórica nos dice que nos llevaría cinco años recuperar los 600 mil barriles que dejamos de producir diariamente en los últimos doce meses, que en 2024 podríamos estar produciendo lo que producíamos en 2016 y que tendríamos que esperar hasta 2030 para producir lo que producíamos en 2014. Son factores geológicos”, explicó Alejandro Grisanti.
Sostuvo el economista que la cantidad de taladros activos en este momento sigue siendo insuficiente para mantener y elevar la producción, y por tanto, a fin de año el país podría “estar generando 1 millón 250 mil barriles diarios, una cifra similar a la de Colombia, que nunca fue un país petrolero”.
Un elemento relevante es que la mitad de los barriles que el país exporta y generan caja, porque no están comprometidos en el pago de deuda a China o en otro tipo de compromisos, son comprados por Estados Unidos. “Después de seis meses de sanciones, el gobierno no ha logrado desviar el petróleo que le vende a Estados Unidos, hoy es cuando más daño podría producir un embargo comercial por parte de la comunidad internacional a Venezuela”.
El dólar paralelo
Asdrúbal Oliveros, miembro también del grupo de directores de Ecoanalítica, explicó que las proyecciones señalan que este año las importaciones del sector público sumarán 7 mil 100 millones de dólares y las privadas 2 mil 100 millones para un total de 9 mil 200 millones.
Un elemento clave es que 96,7% de las importaciones que realizará el sector privado las hará con dólares comprados en el mercado paralelo y solo 3,3% con divisas adquiridas en el Dicom.
“Un país donde el sector privado haga 96,7% de sus importaciones a tasa paralela significa que lo que pase en el mercado paralelo es lo que va a pasar en los precios”, sostuvo Oliveros.
En caso de que definitivamente el gobierno deje de pagar la deuda externa, habrá divisas extra que podrían destinarse al incremento de las importaciones, pero desde su punto de vista la mayor cantidad de esos dólares los utilizará el sector público.
“La mayor parte de ese colchón se lo va apropiar el gobierno; es lo que hemos visto en el pasado. Las liquidaciones al sector privado caen desde un promedio diario de 48,8 millones de dólares en 2015 a 17,9 millones en 2016 a tan solo 5,4 millones en 2017. Este año prácticamente no hubo liquidaciones entre enero y febrero, y en marzo aumentó a 4,6 millones, pero se trata de asignaciones discrecionales por parte de la vicepresidencia de la República, amparadas en el decreto de emergencia económica, no a través de las subastas”.
Asdrúbal Oliveros afirmó que las remesas han modificado de manera sustancial la dinámica del mercado paralelo. En 2010 las operaciones de bajo monto, conocidas como menudeo, solo representaban el 16% del volumen transado, pero en 2017 escalaron hasta 43%.
“Ese flujo de ventas pequeñas es hoy muy representativo. El venezolano está liquidando dólares para resistir la crisis o tiene una dependencia importante de las remesas, de esos familiares en el exterior que les envían dólares”, indicó.
“Alrededor de un millón de venezolanos está enviando dinero a Venezuela a un ritmo de 100 dólares al mes en promedio. En el caso de Centroamérica son 500 o 600 dólares por mes, y nosotros vamos a llegar allí porque se está encareciendo el costo de la vida. Este mercado se va a multiplicar por cuatro o por cinco. Quienes están en este mercado ven ahí una oportunidad de negocios: recibes los dólares afuera y depositas los bolívares en el país. Por eso están proliferando indicadores basados en las remesas. Hay más dispersión, más cantidad de actores”, agregó.
Profundizando en este tema sostuvo que “la principal página marcadora para el precio del dólar paralelo se desinfló y aparecieron nuevas páginas web. Esto es propio de una economía que está en hiperinflación y tiene una distorsión total de precios. Mi recomendación es monitorear todas las páginas, construir una tabla con los precios mínimos, máximos y promedios del dólar para tener margen de negociación”.
Ante la pregunta de qué podría ocurrir con el precio del dólar paralelo, afirmó que “no hay manera de que baje en esta coyuntura”.
La inflación
El economista y también director de Ecoanalítica, Pedro Palma, señaló que el país ha caído en la hiperinflación por una combinación de factores donde destaca “la creación de dinero sin respaldo por parte del Banco Central de Venezuela para que el gobierno cubra su déficit. También hay que considerar la escasa oferta de bienes y servicios por la ineficiencia de las empresas públicas y un aparato productivo muy castigado por absurdos controles, a lo que se añade la imposibilidad del acceso a los dólares preferenciales, aumento del tipo de cambio libre e incrementos de precios por alza de los costos esperados de reposición”.
Actualmente la inflación se acerca a un promedio mensual de 80%, lo que arroja una tasa anual de 115.583%. Palma precisó que si escala a un promedio mensual de 100%, la tasa anual será de 409.500% y si se acelera hasta un promedio mensual de 150%, hablaríamos de un salto en el año de 5.960.364%.
Para detener el avance de la hiperinflación, Pedro Palma recomienda, entre otras medidas, “la eliminación de los déficits públicos, privatizar empresas en manos del Estado, mejorar la eficiencia del gasto público y devolverle la autonomía al Banco Central de Venezuela. Además, eliminar el control de cambio y contar con un sistema de libre convertibilidad y un tipo de cambio único y flexible”.
Víctor Salmerón Prodavinci