A pesar de tener el mayor gasto militar del planeta, una cantidad desbordada de bases estratégicas repartidas en el globo y gran influencia financiera, Estados Unidos ya no tiene la fuerza política para imponer su razón al mundo.
Un ejemplo de este debilitamiento es la cojera con que arrancó la Cumbre de las América, que se celebró en Los Ángeles, California.
El encuentro fue inaugurado luego de semanas de fuertes y diversos cuestionamientos de la comunidad latinoamericana, que dudó de la legitimidad de la mesa multilateral si excluía por criterios ideológicos concretamente a Cuba, Nicaragua y Venezuela, en vez de buscar una integración basada en acuerdos y diálogos, como defendieron diversos mandatarios.
Hay una pérdida de influencia en el mundo en general, hay una crisis de hegemonía, o sea, el mundo ya es multipolar y Estados Unidos se resiste a aceptarlo y en América Latina en particular se ve una situación de rebeldía, de independencia.
Por ejemplo, si contrastas la actitud sumisa de los europeos ante Estados Unidos en la cuestión contra Rusia, te das cuenta que no es así en América Latina y el Caribe que tienen una relación larga con Cuba y Venezuela, por lo que no están dispuestos a que se les imponga una agenda desde la Casa Blanca.
Es importante señalar la relevancia de la Comunidad del Caribe (Caricom) por sus siglas en inglés) en la oposición a celebrar una Cumbre de las Américas con exclusiones selectivas.
Dos siglos de la doctrina Monroe
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en su acusación de que Estados Unidos sigue conduciendo su política regional en América con criterios de hace 200 años, en alusión a la doctrina Monroe elaborada en 1823 y que postula que, ante cualquier intervención europea en el continente, el país norteamericano lo consideraría una agresión.
Esta Cumbre y su fracaso son una prueba fehaciente e incontrovertible de que no pueden seguir aplicando la Doctrina Monroe. O ellos respetan a los países de América Latina, su soberanía, su independencia, o cada día tendrán menos influencia, como se ha visto ahora en nuestra región.
Un bloque progresista latinoamericano
La consolidación de un bloque progresista en América Latina, con gobiernos identificados con la izquierda en México, Bolivia, Honduras, Chile, Honduras, Argentina y Venezuela, y las posibles victorias de Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, en Brasil y Colombia, respectivamente, podría convertirlo en uno de los interlocutores del panorama mundial.
EEUU tiene que contar con China y con Rusia, es algo que no quiere aceptar, se niega, se resiste a aceptar esa realidad, que ya no puede continuar actuando en el mundo y dictando políticas sin hablar con China y con Rusia.
Pero además no quiere tomar en consideración situaciones como esta de América Latina y que hay un conjunto de pueblos que se levantan en contra de la política neoliberal que ellos impusieron a partir del golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende, de las dictaduras de seguridad nacional en América del Sur y en toda América Latina finalmente, y que ya tienen que considerar también la existencia de países como Irán, como la India.
Biden, más cerca de Trump que de Obama
Fue positiva la propuesta del Gobierno de México de impulsar que la Cumbre de las Américas ubicara en el centro del debate el levantamiento del bloqueo que desde la década de 1960 sostiene Estados Unidos contra Cuba. Es algo muy inteligente porque el bloqueo a Cuba simboliza la dominación sobre América Latina, simboliza la Doctrina Monroe y política de fuerza.
Barack Obama se dio cuenta de que no podía haber una relación fluida con Latinoamérica si no se cambiaba la política hacia Cuba, esa fue una de las cuestiones de pragmática que Obama consideró para el restablecimiento de relaciones con Cuba, aunque no se levantó el bloqueo ni las medidas de fuerza contra la isla. Incluso en algunos aspectos Biden ha sido más hostil que el propio Trump en sus políticas contra la isla.
Eurasia: nuevo foco de la economía mundial
Hoy día existe un polo euroasiático que se está configurando como el eje de la economía planetaria y con el que Estados Unidos tendrá que concertar.
Es decir, por primera vez en cinco siglos está transfiriéndose el centro económico del mundo desde occidente para Eurasia, y eso es un movimiento indetenible, hagan lo que hagan y Washington está dispuesto a recurrir a la dominación bélica para tratar de frenar ese proceso.
Varios hechos, comenzando desde el cerco que le fueron tendiendo a Rusia, la expansión de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) hacia el este y numerosas maniobras militares, provocaciones, y además el ignorar las demandas de Rusia en materia de seguridad, condujeron a esta situación que estamos viviendo desgraciadamente en Ucrania.
Debilitamiento también en Medio Oriente
La crisis de hegemonía que vive Washington no se limita a Latinoamérica, sino que es general, si bien tampoco hay que caer en interpretaciones ingenuas, que olviden que el país que gobierna Biden tiene un arsenal nuclear capaz de acabar con la presencia humana en el planeta, entre otras primacías militares.
A pesar de eso, está en una crisis de hegemonía y no puede imponer su criterio.
En tecnología y economía, se ve desafiado por China, que ha ampliado mercados de Argentina, Chile y Brasil, al grado de convertirse en su primer socio comercial.
Además, ha tenido que replegarse en Medio Oriente porque hay un levantamiento de pueblos y resistencias locales que disminuyen su dominio sobre la zona como puede deducirse de la circunstancia siria.
Politólogo Alex Vásquez Portilla, especial para El Tubazo Digital.