PORTILLAZOS / Dejó el pelero y no pagó por sus fechorías

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Se fue dejando deudas con la justicia, habiendo entregado oro, activos y empresas de Venezuela a otros países, luego de haber contratado mercenarios para que invadieran el país.

Cometió todo tipo de tropelías, fechorías y simplemente se fue luego de presentar una carta diciendo boberías. Esa es la cruda realidad de la aparatosa pero comprensible huida de un delincuente que se burló de los venezolanos, pero sobre todo de la oposición y de los gringos que lo apoyaron a morir.

Las encuestas previas a su huida de vaina le daban 2% de popularidad. Por eso, y al saber que Leopoldo López negoció la candidatura con Manuel Rosales, optó por irse a Miami a disfrutar los miles de millones de dólares que se robó, se fue ileso por parte del sistema judicial que fue incapaz, o se hizo de la vista gorda, para procesarlo como delincuente político, se marchó también incólume por parte del gobierno de Maduro que lo dejó hacer todo tipo de desvarío, robo a la nación y un sinfín de fechorías.

¿Sería que les temieron a las represalias de los EEUU si tocaban a su presidente autoproclamado? Lamentable haber tenido que bajar la cabeza y quedarse de brazos cruzados ante las fechorías de este títere, fantoche o bufón.     

Lo lamentable es que este pelele dejó un montón de víctimas, o sea, más de treinta millones de venezolanos, muchos con diverso tipo de problemas que pudieron solventar o aliviar su sufrimiento con el cerro de dólares que se llevó el consentido de los gringos.

¿Podrá Venezuela recuperar esta inmensa fortuna? Es para dudarlo, pero ojalá así sea.

A los corruptos, todos los caminos los conducen a Estados Unidos. ¿Por qué será? Porque ese imperio los protege.

A su llegada a su exilio dorado solo lo estaban esperando en el aeropuerto Carla Angola y otros periodistas tarifados, de la llamada “prensa libre”, la que cobra cash por sus publicaciones.

Al llegar dijo que estaba preocupado por su mujer y sus hijas, pero no se las llevó… ¿Raro, ¿verdad? Supuestamente estaba bajo vigilancia las 24 horas del día, pero se fue como Pedro por su casa.

La mañana del lunes 24 de abril, el exdiputado y delincuente Juan Guaidog sorprendió a propios y a extraños al anunciar en un comunicado publicado en sus redes sociales que había decidido irse del país y que se encontraba en Colombia para sostener “encuentros” en el marco de la Cumbre Internacional convocada por el presidente Gustavo Petro.

Hay quien dice que se fugó, pero la verdad es que no estaba preso ni con casa por cárcel y, más bien, andaba en campaña, así que no puede hablarse de fuga. Lo que pasó es que al llegar a Colombia le pararon el trote. Ya no son los tiempos de la guachafita de Duque, cuando él entraba y salía protegido por los genocidas de Los Rastrojos.

Esta vez entró irregularmente y allá le dijeron que, si había hecho eso, tenía que irse y lo máximo que podrían hacer por él era conducirlo hasta un vuelo comercial. Así lo hicieron y llegó a Estados Unidos como cualquier persona, no fue recibido por absolutamente nadie y entró con cara de perdedor.

Su huida fue posible por Estados Unidos y concretamente por el procónsul James Story, quién se encargaba de llevar naricieados a los opositores venezolanos desde Colombia cuando ejerció sus funciones; tal vez lo hará otro porque fue destituido. Se pone nuevamente en vigencia la frase de que el que se mete con Venezuela se seca.

Como razón para evadir la prohibición de salida del país que pesaba sobre él, Guaidog adujo que “en los últimos días” el gobierno venezolano -al que tildó de “régimen”- elevó “amenazas” en su contra que él no estaba “dispuesto a permitir”.

Sin embargo, estos dichos contrastan abiertamente con la realidad. De un lado, Caracas ha tenido sobradas razones para encarcelarlo desde que decidió autoproclamarse “presidente interino” en una plaza en enero de 2019 y nunca lo hizo; de otro lado, ¿cómo pudo escaparse, si estaba sometido a constante vigilancia, como se ha encargado de decir en innumerables ocasiones?

Entretanto, desde el gobierno de Venezuela no se explicó cómo logró Guaidog llegar hasta Colombia si sobre él pesa una prohibición explícita de salida del país, amén que es sujeto activo en las investigaciones que adelanta el Ministerio Público sobre el latrocinio y rapiña contra la República perpetrado durante su pretendido gobierno paralelo.

Finalmente, no parece estar descartada la idea de ofrecerle asilo político, lo que en la práctica lo inhabilita para el ejercicio de cargos de elección popular en Venezuela en el corto plazo, visto que esta medida se otorga solo cuando el gobierno de un país persigue a una persona por sus ideas.

Politólogo Alex Vásquez Portilla, especial para El Tubazo Digital.

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