1) ¿Motivo por el que no han enchirolado a Guaidog? Sencillo, lo dejan quemarse solito, la última convocatoria en la plaza Alfredo Sadel (Caracas) fue poquísima gente, más grande fue la bandera de EE.UU. que la de Venezuela. Y la de Guarenas-Guatire también fue un tronco de fracaso.
2) En un principio el tal Guaidog tuvo una posición poco seria cuando aseguró que no había ninguna ronda de negociaciones en Noruega, mientras las Naciones Unidas había emitido declaraciones manifestando su confianza y apoyo a la iniciativa de diálogo.
3) Es notable el declive de Guaidog como seudo líder que emergió del apoyo directo del imperio gringo. Tanto los EE.UU. como los opositores pro estadounidenses han fracasado constantemente en sus intentos por derrocar al presidente Maduro, hoy día quedan muy mal parados ante el mundo por sus fracasadas promesas e irrisorio liderazgo real.
4) La arruinada insurrección del 30 de abril en Caracas ha puesto en entredicho todos los recursos del plan internacional de EE.UU. para sacar del poder a Maduro.
5) Existe un antes y un después de aquel payasesco 23 de enero, cuando Guaidog, mano alzada, se auto juramentó como “presidente constitucional de Venezuela”, apasionó a la oposición venezolana pro yanqui dando la vuelta al mundo. Se creyó entonces que el principio del fin para el chavismo había llegado.
6) También hubo un antes y un después del 23 de febrero, en el puente de Cúcuta, cuando Guaidog proclamó que ese día el “usurpador’’ iba a caer. Había llegado el fin de la “dictadura” y de la “usurpación”. Pero nada sucedió.
7) Los medios de comunicación internacionales, así como los que detestan a Maduro, comprendieron y perdonaron que Guaidog -en su publicitada misión liberadora- se hubiera impacientado en sus promesas, confundido en sus expectativas y confiado más en los discursos que en los hechos.
8) Tres semanas después del 30 de abril, la inventada figura de Guaidog entra en un peligroso declive. La protesta opositora realizada el pasado 11 de mayo, convocada por el “presidente interino”, apenas tuvo asistentes; la prensa internacional no pudo mostrar nada parecido a dos meses atrás, cuando las convocatorias de la oposición pro gringa contaban con mayor asistencia en las calles de Caracas; incluso en aquel 30 de abril nunca hubo suficientes manifestantes para marchar hacia el palacio de Miraflores en búsqueda de la oficina de Guaidog.
9) Todo indica que las cifras actuales de popularidad, credibilidad y confianza para Guaidog han llegado muy bajos con tendencia a seguir descendiendo peligrosamente.
10) El escabroso declive en que se encuentra Guaidog no es otro que la real factibilidad de su “Operación Libertad”, cuyo fundamento ha sido la rebelión militar y contando con el apoyo político (¿y militar?) de Estados Unidos. Ingrediente que, junto a la OEA de Luis Almagro, formaba ya parte del plan de derrocamiento de Maduro aún antes de que a Guaidog se le ocurriera alocadamente autoproclamarse.
11) A esta altura los hechos son más evidentes. Hasta el 30 de abril, la intervención militar de EE.UU. en Venezuela estaba “sobre la mesa” de Trump, y en la primera opción de la estrategia de la oposición gringo-venezolana junto a la siempre inminente rebelión del ejército bolivariano. Hoy ya no es así. La crítica pública de Trump a John Bolton, uno de los grandes artífices del 23 de enero en Caracas y promotor del renacimiento de la doctrina Monroe en América Latina, ha alejado –casi letalmente—dicha iniciativa militar.
12) La intención estadunidense de incluir a Cuba en las negociaciones para ser parte de la solución, evidencia que la solución de la crisis venezolana a la manera de la Doctrina Monroe ha sido desechada. El senador Marco Rubio, importante instigador de la crisis venezolana, le declara al Nuevo Herald que Maduro no podrá resistir, pero “a largo plazo”, en vez de ahorita mismo. Entonces, ¿dónde queda Guaidog? ¿Cuánto combustible político y económico puede seguirle suministrando Estados Unidos, y para llegar a dónde? Es el “presidente interino”, sí, reconocido por unos 50 países, pero con ningún poder real. Un pelele.
13) El camino para solucionar la aguda crisis venezolana parece pasar ahora por la negociación iniciada en Noruega.
14) Al principio del 2019 no existía en la oposición gringo-venezolana una reconocida figura que pudiera constituir su alternativa. Después del 23 de enero eso cambió un poco con Guaidog; y todavía hoy -lamentablemente- esa figura sigue siendo Guaidog, pero la pregunta obligada, dado su desgaste, es ¿cuánto tiempo y carburante político le queda? Qué cosa diferente podrá hacer, enriqueciendo o distanciándose de una “Operación Libertad” cuyos fundamentos tácticos han sufrido un monumental descrédito interna y externamente; y va a formar parte de la posible “negociación”, sobre todo, si Maduro, como ha pedido Cuba, se sienta a esa misma mesa. EE.UU. tiene la palabra y también algunos partidos de la oposición venezolana a los que, por cierto, les molesta el crecido protagonismo de Guaidog.
Alex Vásquez Portilla (Politólogo)