Aragua.-Los empleados llegan tarde a sus trabajos por los problemas del transporte. Ha disminuido el número de unidades porque faltan los repuestos y aumentan las averías a causa de que el encarecimiento del lavado, engrase y cambio de aceite distancia un servicio del otro, con sufrimiento para los motores y eso sin contar los precios de los cauchos. Si suben las tarifas, como necesitan los transportistas, al usuario no le alcanza para pagarlas y además está el problema del efectivo. Eso ocurre con el transporte superficial pero si es en Caracas, el Metro está más lento porque hay menos trenes que pasan abarrotados de pasajeros porque su frecuencia ha disminuido.
Llegar al trabajo es ya por si sola una proeza cotidiana en cualquier ciudad del país. En Barquisimeto llaman “Rutachivos” y en Aragua “Transbarandas” a los camiones de carga utilizados para llevar pasajeros, en otras partes tiene otros nombres esta indignidad del socialismo real que ya se integra la cotidianidad. Gerentes de empresas me cuentan que han tenido que comprar efectivo para dar a sus empleados de manera que puedan venir a sus labores.
Los trabajadores cumplidores son mayoría en nuestro país y rindo homenaje a su heroísmo. Cumplen cuando nada los incentiva a hacerlo. Con la excusa de protegerlos, una legislación que frena el crecimiento de la oferta de empleo, desanima el esfuerzo porque da lo mismo, mientras la hiperinflación devora un ingreso que se ha diluido por causa de la devaluación. Se sigue aumentando una y otra vez el salario mínimo y se lo proclama con orgullo aunque valga menos, porque la inflación sigue disparada y ya no se conforma con ser la más alta del mundo. Eso era el año pasado y el antepasado. Ahora es otra cosa, todo sube de un día para otro. Piense que cuando se concrete la anunciada reconversión y le quiten los otros tres ceros que ya el habla popular ha borrado, el pobre bolívar habrá perdido un millón de veces su valor en diez años.
La productividad laboral se viene abajo y, muestran los expertos, el fenómeno está íntimamente ligado a los niveles de remuneración de los asalariados. Las cifras de bajo desempleo disfrazan la rotación laboral negativa, mero desplazamiento hacia la informalidad.
Este 1° de mayo pasó en las peores condiciones de la historia. “Trabajo es lo que hay que dar, y su valor al trabajo” decía Andrés Eloy Blanco, pero el trabajo se devalúa y el trabajador se empobrece en la Venezuela, ironías de la propaganda, del “Presidente obrero”.
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