Madrid.- El Real Madrid llegará a Kiev en buen estado de revista. Cuando decidió jugar domó al Villarreal con un fútbol celestial. Después se dedicó a reservar fuerzas y permitió que el equipo amarillo igualara a última hora cuando el campeón de Europa tenía la cabeza puesta precisamente en eso, en la segunda defensa del título.
Zidane probó al equipo que previsiblemente alineará ante el Liverpool, con Isco y Bale y sin Benzema. Jugó como los ángeles durante 45 minutos. El internacional galés volvió a marcar, como Cristiano, que se mostró recuperado de su lesión, tan activo y voraz como siempre mientras aguarda otra cita con la historia.
El Villarreal, con todos sus deberes hechos, con su brillante quinto puesto en el bolsillo, sacó todo su orgullo tras el descanso y llegó a igualar el partido que atornilla al Madrid al tercer puesto (y da el subcampeonato al Atlético), aunque esa historia es secundaria ante la que tiene por hacer.
El chequeo fue satisfactorio para el Madrid, espléndido en el primer tiempo en el estadio de La Cerámica. Convirtió el partido en un monólogo ante un equipo, el Villarreal, que siempre tiene algo que decir. Se desplegó con una autoridad intimidante.
Lo hizo con el equipo que posiblemente repetirá ante el Liverpool, salvo Luca Zidane, que defendió la portería en la Liga por primera vez en su carrera.
El Madrid fue de nuevo la filarmónica con el centro del campo que maravilló al mundo en el segundo tiempo de Cardiff. Sonaba de maravilla aquello que los aficionados del Villarreal llegaron incluso a aplaudir por momentos.
Casemiro, que no es precisamente el mejor solista, ha recuperado el punto de forma que le hace llegar medio segundo antes que su rival. Fue otra excelente noticia para los blancos ante la perspectiva de un partido donde el mediocentro brasileño tendrá trabajo ante el tridente del Liverpool.
Por lo demás, Kroos, Modric e Isco garantizaron el funcionamiento de la maquinaria blanca que pareció perfectamente engrasada.
Cuando Bale marcó el primer gol (minuto 11) en una maniobra excelente en la frontal del área, el Madrid comenzó a hundir al submarino, muy desdibujado sin el balón, superado por la variedad de registros de su rival, por el aplomo de su presión que más adelante le valió para marcar el segundo gol tras recuperar el balón que terminó en la cabeza de Cristiano tras un centro maravilloso de Marcelo con el exterior de su zurda.
Cristiano no se había resentido de sus problemas en el tobillo. Tampoco Carvajal, tan revolucionado como si no se hubiera lesionado nunca.
El Villarreal tampoco pareció acusar mucho el 0-2 tras el descanso. Se mostró más atrevido y decidido. Sansone pudo marcar de falta, pero voló Luca, que está para parar no para dar que hablar.
El Madrid había empezado a administrar sus fuerzas. El Villarreal creció. Ramos sacó una pelota que se colaba tras una acción para el recuerdo de Sansone. Después Roger Martínez metió un golazo, el primero que marca con el Villarreal en Liga, para que el encuentro tuviera su interés hasta el final.
El Madrid decidió activarse para cuidar el marcador, pero fue el Villarreal el que alcanzó el empate para abrochar su gran temporada.
Fuente
Jesús Sánchez