Real Madrid venció a Bayern Múnich y se acerca a la final

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Caracas.- El Real Madrid ha llegado a un estatus en el que gana en Múnich 1-2 jugando peor que el Bayern. Sufriendo. Haciendo aguas por momento, pero sin hundirse. Así se las gasta el campeón de Europa.

Es la tercera victoria consecutiva en Múnich, la sexta en línea sobre el rey de Alemania. Queda el Bernabéu, que tanto le ha costado en los últimos tiempos.

Todas las pizarras habían saltado por los aires en los primeros minutos. Zidane dio un paso más en su revolución francesa para dejar a Bale y Benzema en el banquillo. Lucas Vázquez, que terminaría de lateral derecho por la lesión de Carvajal, acompañaba a Cristiano en punta.

Heynckes, tan respetuoso como siempre con las autoridades del vestuario, había decidido que la mejor elección era no hacer ninguna. Los puso a todos. Muller, James, Ribery, Lewandowsky y Robben. Al súperclase holandés, como tantas otras veces, le falló la musculatura. La recomposición con Thiago, en el minuto 8, dejó algo desconcertado al Bayern, que tuvo que cambiar de plan.

Había empezado muy bien el campeón alemán en base a una torpeza de Carvajal en el inicio de la jugada que no aprovechó Lewandowski. Después, el Bayern, avisado del otro partido que tenía que jugar, pidió penalti por un balón que dio en el hombro de Carvajal.

El equipo blanco (de negro por cosas de la UEFA) se serenó en el momento en el que acertó a dar tres o cuatro pases seguidos. Al Bayern sólo le encendía la luz la clarividencia de James, más protagonista en Múnich que en Madrid. Un disparo de Carvajal terminó de confirmar la supremacía madridista.

Pero no es el Bayern el equipo que necesita jugar bien para marcar un gol. Alma gemela de lo que es su rival, un despiste de Marcelo al ir a recoger una pelota en el córner, permitió la autopista hacia el cielo de Kimmich. Keylor, como en el partido anterior, también la pifió. Lo hizo bien el lateral alemán, pero el portero se la tragó.

El Bayern, más directo y más alemán que en la era Pep, recordó aquellos tiempos en los que una oleada te mandaba a Hamburgo.

Ribery falló el control que le había dejado delante de Keylor, Hummels la tiró por encima del larguero en un córner, Muller también desperdició otra oportunidad y en el momento en el que el Zidane técnico de baloncesto hubiese pedido tiempo muerto, una jugada sin demasiado peligro en el área alemana acabó con un zurdazo imponente de Marcelo, tan determinante como siempre. El Madrid se podía considerar muy afortunado con el resultado.

Esto podía servir para el segundo tiempo. El Bayern, que también había perdido a Boateng por lesión, no necesitaba nada para meter en problemas al Madrid, pero fue el campeón el que se sacó un gol de la nada.

Rafinha perdió un balón en el medio campo. Se la regaló a Lucas, más bien. El gallego condujo el balón con su rapidez habitual y se la dio a Asensio que no falló el mano a mano.

El Bayern reaccionó como lo hace un equipo de su espíritu. Estaba Keylor para eliminar el recuerdo del gol alemán con dos buenas paradas. Le sacó dos goles a Ribery, que fue la gran pesadilla alemana.

El Madrid, sin hacerse con el mando del encuentro, resistió para no descarrilar pese a tanta curva. Supo sufrir en su trayecto sinuoso de pérdidas de balón y contragolpes mal construidos. Benzema también pudo marcar el tercero y Lewandowski siguió indultando al campeón, cuya labor fue el de siempre, el de la supervivencia.

Fuente

Jesús Sánchez

MARCA

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