Remembranzas de mi padre en la casa de “Tola” en Barinas

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Barinas
Foto referencial

Maracay.- Dolores es un pueblo de Barinas. Es apenas un centro poblado con las características propias de los pueblos del llano venezolano. Aquí estoy en sus calles recordando vivencias del ayer.

Mi papá tenía una finca muy cerca de aquí y desde esa fundación a orillas del río Masparro, veníamos a “apertrecharnos” al “pueblo”. De tanto hacerlo, todos hicimos una hermosa amistad con la señora “Tola”, una mujer que crió a 10 hijos lavando ropa, haciendo empanadas y desempeñándose en mil cosas, todas dignas, para levantar a su familia. En la casa de “Tola” precisamente, mi papá durmió muchas veces cuando por alguna circunstancia no podía hacerlo en la finca.

Anoche dormí en el mismo cuarto donde mi papá lo hizo tantas veces, y hoy la señora Tola en el desayuno me dijo: “Estás sentado en una silla que me regaló tu papá. Un día se apareció con 8 “silletas” hechas de cedro y cuero y me dijo: ´Toma Tola pa´ ti´. Y ahí están desde hace más de 25 años”.

Me contó que mi papá era muy buen comensal y cuando ella le preguntaba que si tenía hambre, él le contestaba: “Es que a mí nunca se me quita”.

Otra anécdota de mi querida Tola fue cuando un domingo cualquiera mi papá fue a comprar el periódico y regresó directo al cuarto a leerlo. Al cabo de un rato salió y le dijo en voz alta: “Tola, me voy a Maracay a ver a mi esposa y a mis hijos”. Me contó Tola que en menos de una hora tenía un balde de queso, otro de carne, un racimo de topochos y otros víveres listos en la sala de la casa. Incorporó sus maletas y en un viaje de más de 8 horas se fue a Maracay.

Supongo que fue una de esas tantas veces que llegó a la casa de sorpresa y todos salimos corriendo a recibirlo. Después que se fue, cuando Tola entró al cuarto consiguió el periódico abierto donde se leía: “Hoy es el día del abrazo en familia”. Sin duda ese domingo, aunque tarde, se estrecharon nuestros brazos.

Tantos hermosos momentos en estos predios me recuerdan que la vida es cada segundo, y que si pudiera retroceder el tiempo, hubiese abrazado muchas más veces a mi padre. Pero sin duda en este momento, entre recuerdos y lágrimas, él y yo nos estamos dando el mayor de los abrazos.

Autor: Orlando Hurtado – @Cunavichero

 

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