Rusia.- Toni Kroos no tira las faltas en el Madrid porque son patrimonio de Cristiano Ronaldo. Resulta que es un especialista extraordinario. El futbolista alemán que más Champions ha ganado salvó al campeón, que ya estaba en el alambre, con las tarjetas de embarque para Berlín, a merced de un milagro en la última jornada.
Kroos, providencial, metió una falta tras una ejecución extraordinaria para dar el triunfo en el descuento a su selección, que estaba con 10 jugadores y tiró de orgullo. Sacó adelante un encuentro en el que durante muchos minutos estuvo eliminada. Pero el corazón de un campeón nunca deja de latir. Suecia, tan rudimentaria y efectiva como siempre, se quedó cariacontecida. Acaricio la gesta.
El fútbol es tan asombroso que en los primeros 10 minutos, cuando Alemania gobernaba el partido como si se tratara de un tirano, con una autoridad insultante, Suecia, que había dado seis pases (y su rival 122), pudo marcar. Berg se plantó solo ante las fauces de Neuer, lento, pero se fue venciendo por el esfuerzo de la carrera y la presencia de Boateng. El delantero sueco empleó el resto de las energías reclamando penalti.
Suecia es la selección que dejó fuera a Holanda en la liguilla de clasificación para el Mundial y a Italia en la repesca con un ejercicio de resistencia extraordinario en San Siro. No engaña a nadie. Prepara emboscadas en cada ataque del rival, defiende como el Muro protege los Siete Reinos, sabe que si mete un gol vale como tres y a este paso se sentará en algún trono.
Cuando Alemania se estaba diluyendo, un error de bulto de Kroos dejó a Toivanen ante Neuer, algo lento. El delantero del Toulouse pugnó por Rüdiger y la picó por encima para poner boca abajo el Mundial. Alemania estaba eliminada recordando lo que le había ocurrido a España en Brasil 2014 y a Italia en 2010.
Entonces, Low recurrió a un delantero tan alemán como Mario Gómez, Werner se echó a una banda y sus compañeros cogieron la corneta. A los dos minutos de la reanudación, Reus había empatado en un gol afortunado con la rodilla tras una asistencia de Werner. El tanto levantó el ánimo alemán y descolocó a Suecia, tan agobiada como en el inicio del partido.
Los compatriotas de Ikea no redecoraron nada hasta el final. Vivían bajo el asedio de la selección que no tiene cuatro estrellas por casualidad. Alemania le puso carácter y empeño, asumió riesgos en busca del triunfo. Tantos que Boateng terminó expulsado por doble amarilla.
La reacción de la selección de Low fue de orgullo, admirable. No tuvo suerte primero en un tiro al palo de Brandt, pero sí después, por la intervención divina de Kroos.
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Jesús Sánchez