SAÚL SIVIRA / El Delirio de un Político Capítulo IV

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el delirio de un político
Foto: @jjrendon tomadas con smartphone Alcatel Fierce 4

Anicasio caminaba silbando un sabroso seis numerao y tuvo que interrumpir la melodía para saludar a Gumersindo y a su hijo Coporo, que permanecían recostados de la pared de la casa de los Torres:

Mire compaí, ¿qué hace usted en el pueblo a estas horas? Preguntó Anicasio- ¿es que todavía no ha terminado de repartí la leche?

No. mi compaí Nica, respondió Gumersindo. Lo que pasa es que estoy esperando aquí afuera, pa’ habla con el hijo de Elauteria pa’ ve si me ayuda al Coporo a conseguirle un trabajo con los señores políticos.

-¿Y qué vaina es esa de políticos?

-Bueno, son unos tipos acomodaos que ganan mucho billete.

-¡ay ya yai! Eso quiere decir, ¡que tu hijo es un rolo é flojo y ya se cansó de ordeña las vacas y prepará el queso y la leche!

-Mire compai Gume, respondió Anicasio un poco alterado, usted ya está muy viejo pa’ está apoyando sinverguenzuras. ¡Búsquele oficio en el conuco al tal coporo pa’ que se deje de pendejadas.

Saco la carterita de aguardiente que tenía en el bolsillo del pantalón y le brindó un palo. Gumersindo estiró la mano derecha y empezó a destapar la botella con mucho cuidado. La observó bien, la olfateo con la nariz característica de todo tomador de caña clara.

-No huela tanto compaí y termine de echarse el palo que ese aguardiente es del estado Lara donde sí conocen la caña. Anicasio no había terminado de hablar cuando estiró la mano para quitarle la botella. Y le respondió.

-Espérese un momento compai que me voy a echa otro trago pa’ ve si es verdad que es bueno.

Anicasio tomó la botella y la midió con los dedos pa ver cuánto le quedaba.

Dijo en voz alta

-Menos mal todavía nos queda para unos palos más. Gumersindo medio tartamudeando le respondió:

-Acuér… dese mi … mi… com… paí que la … la no… che es la… larr…. ga.

-No se preocupe contestó Anicasio que los señores que vinieron de San Juan trajeron varias cajas.

.Mire compaí Nica. respondió Gumersindo, no se confié que esa gente le gusta toma es wisky y eso nos hincha la boca.

Anicasio soltó la risa ja ja ja ..jaja y dijo:

-fíjese usted con esa bemba que tiene no va pode ni come, ni habla con la hinchazón. Don Gume, un poco molesto respondió:

-Sin ofen…sas… com compai .re.. re . respete.

     Paso el tiempo y oscureció muy temprano, la mayoría de los habitantes del pueblo acostumbraban a sentarse con su grupo familiar todas las tardes frente a su    casa a contar cuentos, a hablar mal de todo el que pasaba y no se paraba a saludarlos.

El pueblo se abastecía  de energía eléctrica de una vieja planta que era deficiente y la mayoría de las veces  presentaba fallas en el sistema de alumbrado.

   El Polaco, un inmigrante que vino a nuestro país con una compañía trasnacional en el Boom de la explotación petrolera, era el encargado de operar con  su experiencia y veteranía esa vieja maquinaria de tecnología inglesa. Frente a la casa de la familia Torres, vivía la familia Carrillo, que sentados sobre un largo banco de  madera observaban el firmamento.

-Mira Anacleto, el cielo esta estrellado afirmó su esposa Isabel señalando hacia el cielo, las estrellas de la cruz de mayo están más brillantes ¿Será que las lluvias van a comenzá antes de tiempo? Continuó diciendo Doña Isabel. – ¡Ojalá mi Doña!.. ¡Ojala que Dios la oiga! y haya una buena cosecha este año

afirmó Anacleto, lo que no me gusta mucho es que la luna no ha salido todavía y eso no es muy bueno para los cazadores que no van a podé vela a los venados.

En la casa del frente seguía el movimiento de entrada y salida de mucha gente. Se oía un conjunto  de, arpa, cuatro y maracas en el fondo del patio. En la cera de enfrente se observa a Don Gume con un grupo de borrachitos que conversaban animadamente pasándose una botella de aguardiente cocuy. Doña Isabel un poco preocupada dijo:

-Lo que me preocupa es como se van a ir Don Gume y su hijo Coporo para su casa en el campo. Si con esta oscuridad no se ve nada

-Bueno mi Doña, respondió Anacleto, no deben está muy preocupados porque se siguen jartando de aguardiente. MÍralo como esta doblao de la pea y ya casi no se le entiende lo que dice.

El grupo de amigos que esperaba al hijo de Elauteria ya estaban borrachos. El único que no había tomado era Coporo porque su mama se lo prohibía y siempre se lo recordaba en voz alta.

¡Cuidado vas a salí con tu papá: flojo, borrachón y pendejo!

Coporo preocupado por la hora y por el regaño seguro que le esperaba

… Ya se había nombrado la Nueva Junta Directiva del Sindicato Petrolero de las Mercedes (SAPLAM). Todos los integrantes parecían contentos, sin embargo había un rumor entre la gente del pueblo, que solamente estaban empleando trabajadores que venían de Falcón y de Oriente. No se había reportado a ningún habitante del pueblo y eso que la mayoría madrugaba haciendo cola  todos los días. Muchos eran trabajadores del campo y habían vendido sus fincas y otras se olvidaron del conuco que no les producía casi nada, para aventurarse a buscar un empleo donde sí se ganaba mucha plata, los campesinos y forasteros en busca de trabajo se reunían al frente del bar “Ayúdame a Vivir”. 

        Don Termocelis, dueño del mencionado bar, era un hombre muy respetado en el pueblo, de carácter fuerte poco amigable, callado y observador, de vestir impecable le gustaba el liquiliqui color blanco con un sombrero pelo e’guama y un garrote que nunca olvidaba.
        Todas las tardes sacaba una silla de madera de cedro forrado, al asiento y espaldar de cuero de ganado, se recostaba de la pared del bar a observar el movimiento de las personas conocidas y forasteros que se agrupaban alrededor de la plaza Bolívar y de la casa espera. No acostumbraba a intercambiar palabras con extraños y esto le daba un toque de misterio a su recia personalidad. Era muy afortunado con las mujeres por lo que se le conocía muchos hijos fuera del matrimonio y en varias ocasiones se vio envuelto en líos de faldas ajenas.

       Don Termocelis, coleccionaba cueros de animales disecados que traían los cazadores de los caseríos y hatos cercanos. Conservaba varias especies disecadas que adornaban las paredes y techos del bar, se podían observar: culebras de varios tipos, cabezas de ganados, cabezas de venados con sus carabelas, cachicamos, iguanas, babas, zorros, cunaguaros, morrocoy, guacharacas, zamuros y otras especies. En el traspatio criaba tortugas, morrocoy, gallos finos y patarucos, etc. Este bar se había hecho famoso porque tenía la rockola más moderna del pueblo. En la parte superior de la rockola se veía la orquesta en miniatura con músicos con lentos movimientos de acuerdo al ritmo que seleccionaba y esto llamaba la atención de curiosos e ingenuos que acababan de venir del campo.

     De la parte externa del bar, se podía observar cuando llegaba el transporte del personal a recoger los obreros que trabajaban por turno. Además los desempleados se mantenían atentos cuando llegaba algún representante del sindicato con la nueva lista de reportes y esperaban ansiosos hasta que llegaba la fortuna y pronunciaban sus nombres.

    En el momento en que llegaba una de las camionetas. Edgar salía del bar y le pregunta a su amigo Mario: -¡Oíste pana! ¿Cómo que te nombraron? Mario soltó una carcajada y le respondió; -¡Si compadre, me nombraron…..! ¡La madre fue lo que me nombraron! Ambos personajes y los testigos del chiste empezaron a reir: ja…ja,.Ja…ja… ja…

     En ese preciso momento llego una camioneta importada con vidrios ahumados y se bajo un joven delgado, alto, piel clara, bien vestido, con fuertes entradas en el cabello, de forma atlética y no dejaba de hablar y hacer hábiles movimientos con las manos dirigiéndose a los personajes que tenían la lista de los nuevos reportes:

-¿Quién es ese? Le pregunto Mario a Edgar.

-¡Qué voy a saber yo, parao en este solazo a ve si me nombran! Soltó la risa el negro Jaspe que estaba cerca y había oído la intencionada pregunta;

-¡Mire pana, ese tipo es un pupilo que trajeron del Tocuyo! Sus amigos lo llaman “El Pelón” y es familia del Secretario General del Sindicato. Lo trajeron para que controle los votos del partido y asegure el puesto de diputado para su tío.

-¡Ah, vaina negro: Tú te enteras de todo! Respondió Mario., ¡Con razón te llaman Radio Rumbos!

-Bueno mi pana, por algo soy estudiao! Dijo el negro y soltó la carcajada: ja.. ja.. ja… ja….  

Al día siguiente, la gente que estaba acostumbrada a desayunar con leche de vaca ó arepa con suero, se había quedado esperando y Gumersindo no llegó. Doña Luisa, que era una de las clientes que tenía más tiempo comprándole dos botellas de leche todos los días, murmuró en voz alta:

-Ahora si entiendo porque ¡el pobre no levanta cabeza!

-Mi viejo anda con la caraota, porque a esta hora no ha desayunao.

-¿Qué culpa tengo yo?, que ese irresponsable de Gumersindo ya no atienda su trabajo.

-Desde que esa gente de San Juan se reúne en casa de los Torres, se le metió en la cabeza la idea de irse a trabajar con ellos y que pá ganá bastante plata, tendrá que pedaleá una bicicleta de reparto vieja y bajo un solazo.

Doña Luisa con la rabia que sentía continuaba hablando sola:

-Bueno, mañana cuando aparezca el muy sinvergüenza conversó con él y si no se fundamenta, no le compro mas leche.

En el caserío de Paratebueno, Doña Flor desde muy temprano permanecía llamando a Gumersindo y este no se levantaba. Muy enojada murmuro:

-Yo voy a tené que agarrá mis trapos y mis peroles y me marcho pal carajo.

¡Cómo es posible! Que estos irresponsables no se hayan parao a ordeña las vacas. ¿Qué vamos a comer hoy?, párate sinvergüenza…. continuo gritando Doña Flor a su marido, que daba vueltas en el chinchorro, se estiraba y de vez en cuando soltaba un quejido.

-¡Ay Dios mío ….. me muero!

-¡Ojalá te mueras de una buena vez desgraciado! Sentenció con mucha rabia Doña Flor

Gumersindo continuaba torciéndose en el chinchorro y dijo con voz de  suplica:

-No se me ponga brava, mi doña, yo me quiero pará, pero no tengo fuerzas,

Por favor, hágame un cardito de gallina, pá  ve si me recupero.

-¡No joda! Respondió doña Flor, muy enojada. Anda a pedírselo a la vieja Eleuteria, donde te pasaste todo el día de ayer jartándote de caña.

-No exagere mi doña, contestó Gumersindo. Las cosas no son como usted piensa. Yo…. Yo me quedé en el pueblo, pá hablá con el hijo de doña Eleuteria, pá ve si me ayuda al Coporo. Parece que andan buscando gente pá llevárselos para San Juan.

-¡Cuidado con una vaina y me malogran al muchacho! respondió muy molesta doña Flor.

En ese momento se desató un fuerte palo de agua acompañado de  truenos, relámpagos y mucha brisa con fuertes ventarrones.

-Ahora si nos completamos. Dijo Doña Flor, con esta tormenta a pleno día y sin nada que come en la cocina. Apúrate bordón, pásame esa lata pá tapá el fogón que le está cayendo agua, y dirigió la vista hacia su hijo menor.

El muchacho observó el gesto de doña Flor y salió corriendo a agarrar la tapa.

Doña Flor continuó dando órdenes:

-Coloca la perola debajo de esa gotera, y tu pedazo de flojo, dirigiéndose a su marido, párate y acomoda los tambores debajo del canal pá recojé el agua de lluvia que ya no tenemos para tomar.

Era costumbre que en épocas de sequia buscaban agua en la laguna y la depositaban en tambores abiertos para que se asentara el sucio. Sin embargo era muy común observar muchos saltones y basura en la superficie del agua, una característica de los muchachos de este caserío era que eran barrigones, flacos y amarillentos producto de las bacterias y parásitos del agua que tomaban. Ya era costumbre darles guarapo de pasote a los niños para calmarle los dolores de barriga y para que botaran las lombrices.

El aguacero arreciaba y Gumersindo, tuvo que pararse del chinchorro porque se estaba mojando por la cantidad de goteras en el techo.

-Si no es así, no te paras, grito doña Flor.

En ese preciso momento se oyó un fuerte relámpago ensordecedor que estremeció la casa de bahareque. De inmediato doña Flor se acercó a sus tres muchachos que estaban acurrucados en un rincón, se persignó, con la señal de la Santa Cruz y empezó a rezar junto a sus hijos, …..Padre nuestro que estás en los cielos …. Protégenos de esta horrible tormenta que por poco destroza nuestro rancho y te pedimos que la corriente de agua de la quebrá no crezca mucho, como el año pasado que perdimos toda la siembre del conuco.

¡Líbranos señor de esta horrible tormenta, amén!   

Saúl Sivira / Escritor guariqueño

El Tubazo Digital-Diario Noticias

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