SAÚL SIVIRA / El Delirio de un Político Capítulo VI

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delirio político VILa última semana del mes de septiembre, era tradición celebrar las típicas y populares Fiestas Patronales de las Mercedes del Llano, en honor a la Virgen de las Mercedes, las candidatas al reinado, por lo general, eran humildes y bellas muchachas nativas del pueblo. El sistema de elección consistía en recoger contribuciones a través de la venta de tickets, rifas, bonos de colaboración y verbenas, etc. La candidata que acumulaba mayor cantidad de dinero ganaba el reinado.

___¿Quién ganó el reinado de este año?, preguntó Edgar R. al negro Jaspe

___ Coño quien crees tú que iba a ganar. La hija de algún hacendado, no te das cuenta de que dinero es lo que les sobra.

     Edgar le respondió:

___ Bueno negro, lo que yo sí te puedo decir es que la muchacha que ganó es una belleza, dificulto quien la pueda superar en el pueblo.

Esa misma semana empezó a circular en el pueblo el programa de las actividades eclesiásticas y sociales, que se iban a realizar durante las fiestas. Todo el mundo hablaba del baile de gala a celebrarse en el club de Leones el cual sería amenizado por la Orquesta La Billo´s Caracas Boys, contratada para tocar el primer baile.

___ Bueno bichito, vas a tené que conseguirte un paltó prestado para poder entrar a la fiesta que exigen traje formal, si no vas a tené que conformarte con oír y ver desde afuera. En esos términos se dirigió José L. a Valmore R. que no se perdía ninguna fiesta en el pueblo.

Valmore R. era un joven muy popular, amigable, voluntarioso y carismático, le gustaba bailar de todo tipo de música y lo hacía muy bien, por esta razón las muchachas lo sacaban a bailar hasta el amanecer. Era  fanático del canto y nunca se negaba a acompañar a los serenáteros del pueblo. Su carácter extrovertido le permitía hacer amistad con bellas muchachas, de diferente nivel social: ricas o pobres.

Las competencias típicas y tradicionales del pueblo habían comenzado a primeras horas de la  mañana. En el estadium un cochino pelado, lo llenaron de grasa, lo soltaron y el que lo agarrara se ganaba un premio en efectivo en bolívares. En esta competencia el popular Pollino terminaba agarrando el cochino.

El palo encebao era otra competencia de mucha popularidad entre los habitantes del pueblo y los curiosos que les llamaba la atención este tipo de concurso. Los organizadores del evento llenaban de grasa un palo de madera de sección redonda de unos 8 metros de longitud, colocaban el premio en efectivo en bolívares en el extremo que iba quedar en la parte superior, untaban grasa alrededor de la superficie y lo fijaban en un hueco en posición vertical. Había una cantidad de curiosos y aventureros los que se arriesgaban a perder su ropa tratando de conseguir el ansiado premio.

En atletismo eran muy populares los maratones, generalmente eran carreras de 20 kilómetros de distancia en un recorrido por las afuera del pueblo con llegada a la plaza Bolívar. El Flaco Melecio destacó en esta disciplina deportiva y casi siempre ganaba esta dura competencia. Otro joven que figuró en estas carreras de larga distancia era Emigdio Tamiche que fue el relevo de Melecio una vez retirado de estas competencias.

Además organizaban carreras de velocidad donde Arturo Requena no tenía rival, demostrando rapidez en la partida con un excelente remate al acercarse a la meta final. También se disfrutaba de las carreras de burros, en bicicletas y en sacos.         

Los alrededores de plaza Bolívar estaban ocupados por buhoneros, vendedores de juguetes, afiches, adornos, tarjetas variadas, comida rápida, pinchos, perros calientes, parrillas, empanadas y todo tipo de fritangas.

Se colocaban bazares, juegos de insertar la botella millonaria con un aro plástico, muchos fotógrafos en las principales calles, tomando fotos al instante para dejar grabado una unión entre amigos y la familia. Todo el pueblo se volcaba a disfrutar de la rueda giratoria y la aventura de los carritos chocones, donde los niños eran el centro de atención porque no se querían bajar de los mismos.

Una de las mayores atracciones era el circo con su cuerpo de bellas trapecistas, los magos con sus atrevidos actos desafiando al público lleno de miedo, el show de cómicos donde los más graciosos eran los payasos y los enanitos.

La música que se oía en todo el pueblo era la mexicana que se dejaba escuchar con un elevado volumen, a través de los altoparlantes y cornetas de los circos. Para suerte de los habitantes del pueblo esta música era agradable y tenía muchos admiradores y seguidores.

Joseíto Moreno, al pasar frente al circo, formaba un dúo haciendo el coro de la canción que sonaba en ese momento: “De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera la mujer que a mí me quiera debe quererme de veras ay… ay… ay… corazón por qué me amas. Y luego se lanzaba el grito característico de los cantantes mexicanos” ay… ya…… yai…..

__ Vamos a tomarnos un par de tequilas

Seguía caminando Joseíto pensando en voz alta, como recordando aquellas alegres vivencias de las películas mexicanas que tanto le gustaban, no se perdía ni una sola. Solamente cuando se iba la luz no pasaban películas pero se reunían en la plaza con otros amigos admiradores de Pedro Infante, Jorge Negrete, Antonio Aguilar, Luis Aguilar, Miguel Aceves Mejías, Javier Solís, el popular Cantinflas y las películas de lucha libre a comentar las hazañas de estos apuestos galanes y defensores de la ley en aquella época de inocentes sueños.

Ramon Cholumbe disfrutaba las películas de misterio, gran admirador del Conde Drácula, no se apartaba del área donde ubicaban la casa de terror. Era tanto el deseo y la fiebre de no perderse ninguna escena que se vio en la necesidad de trabajar como ayudante del circo para poder ganarse la entrada. No se cansaba de entrar al pasillo oscuro y oír aquellos ruidos como de ultratumba con un ventilador que soplaba brisa muy fuerte y fría, que le daba un aspecto fúnebre al estrecho salón donde reposaban los muñecos de cera.

Ramón Ch. permanecía en la puerta del circo y muy orgulloso invitaba a los mirones a comprar su ticket de entrada para ver el espectáculo de terror. Rockolero que permanecía un poco inquieto dentro del grupo de mirones respondió:

__ ¡Ay….. Tú como que eres loco! Lo que soy yo, no entro solo a ese cementerio oscuro, ¡bicho!  A ver si me agarran y me hacen cosas raras. Todas las personas que oyeron  la amanerada expresión de la marica del pueblo, soltaron la carcajada: Ja ja ja ja…. Ja Ja Ja Ja…..

__ ¿Qué bolas tiene esta loca? Cuando se le acerca un macho, se parte toda. Para el amanecer del día sábado en la mañana retumbaron los cohetes en forma continua. Los visitantes y curiosos se asomaban en las ventanas para ver qué pasaba. Se observaba un camión de barandas con muchos asadores de carne y bastante tortas de casabe. Un grupo de muchachos corría detrás del camión.

El camión se detenía en los sitios ya acordados con los organizadores y la gente empezaba a acercarse para que le dieran su ración de carne asada con casabe.

__ Ande apúrese compai, que son cuatro reses que tenemos que repartir en: Paraguitos, La Quinta, La Rochela y 5 de Julio.

Así dirigía el popular negro Sato esta delicada operación para distribuir la ternera en todas las barriadas del pueblo.

Después de mediodía se observaban camiones y camionetas cargadas de gente que se dirigían hacia la manga de coleo. Nos vemos en los toros…. nos vemos en los toros, esa era la frase obligada de cada familiar, amigo, conocido o visitante que lucían sus sombreros, botas, blue jeans camisas de cuadro, una cava con hielo repleta de cervezas y unas dos botellas de ron o aguardiente por si acaso se acababa el bastimento

Ya entrada la noche una marcha de borrachos se desplazaba desde la manga de coleo hasta el boulevard en la plaza Bolívar.

__ ¿No te vas a bañar antes de ir a la plaza?, pregunto Rafael T. a Pedro M.

__ No mi compai, yo no voy a perdé tiempo, porque me puedo quedar dormido, lo que soy yo continuo la parranda hasta que el cuerpo aguante.

Continuaba el entusiasmo y la alegría en todo el pueblo. Continuaba la lluvia de cohetes que retumbaban en forma repetida, en el espacio abierto se observaban un despliegue de luces artificiales de colores brillantes que alumbraban en forma intermitente las oscuras calles de este pueblo llanero.

El señor Tokino administraba los kioscos para la venta de cerveza y desde tempranas horas colocaba el hielo en las cavas para enfriar el popular oso, se formaban grupos de personas que en forma desordenada, comenzaban a comprar el refrescante líquido.

__ Dame una bien fría! Pidió Chuíto U., al despachador.

Este con mucha agilidad destapó la cerveza y se la sirvió en un vaso desechable. Chuíto probó la cerveza y casi de inmediato reclamó:

__¡ Coño vale! Te dije que me dieras bien fría y esta vaina es un caldo, vas a tené que echarme un trozo de hielo en el vaso pa vé si no me purga.

El despachador soltó una carcajada Ja… Ja.. Ja y las demás personas que esperaban se quedaban viendo a Chuíto de arriba abajo. El despachador le colocó hielo en el vaso y le comentó a su ayudante:

___ Este tipo se la da de exigente pero ya lo vas a ver cuando coja una pea, se las toma directo de la caja sin ninguna queja. Síguele los pasos y veras lo que te estoy diciendo.

La fiesta continuó hasta la madrugada y en los alrededores de la plaza solo se observaban pequeños grupo de amigos tomando ron, whisky o cerveza, esperando los ansiados rayos del sol para continuar la parranda.

__Qué vamos a hacer mañana. – Preguntó Raúl Baduel a Tobita.

__ Bueno será hoy porque ya amaneció. Respondió Tobita y continuó hablando:

__ En la mañana hay un juego de beisbol, en el estadio con un equipo que viene de San Juan. Mi papá es el cátcher y el pitcher Gerardo Córdoba. Estoy casi seguro que ese juego no lo perdemos.

Ese día se celebraba la última tarde toros coleados y en la última noche tocaba la orquesta Los Melódicos. Durante el día la mayoría de los jóvenes del pueblo que estudiaban en diferentes universidades, tecnológicos y la Academia Militar, se reunían en el popular Bar de Costilla e´ Palo. Este sitio era muy famoso en el pueblo por lo fresco del ambiente y su excelente ubicación. Los clientes podían tomar dentro o fuera del bar. La mayoría de las veces se reunía un grupo de amigos y recostados de la pared o alrededor de aquel gigantesco árbol frondoso con un inmenso tallo y muchas raíces sobresalientes de la corteza terrestre, que en algunas oportunidades servía como asiento para la numerosa clientela. Comenzaban a contar sus hazañas y aventuras logradas universidades venezolanas y extranjeras.

__ Ahora le tocaba el turno a Edgar R. decía en alta voz Cabromacho que ya había cumplido con su ronda.

__ Bueno bicho, ¿voy a poner otra vez?

Respondía Edgar R. que era muy famoso por lo pichirre,  nunca cargaba plata y cuando le tocaba su turno de pagar, se hacia el loco, sordo y mudo, empezaba a peinarse o se dirigía al urinario a dejar que el tiempo pasara. Muchas vece salía un voluntario que recogía dinero entre el grupo para cancelar la cuenta. El dueño del bar popularmente llamado Costilla e´ Palo, los conocía a todos y una de su principal característica era la paciencia. Don Pedro como era su verdadero nombre sabía que era un grupo de jóvenes estudiantes muy responsables y les tenía mucha consideración, razón por la cual conservaba un cuaderno donde registraba las cuentas pendientes de todo aquel que pedía una ronda y no pagaba.

__ ¿Cuánto le debo yo al señor Costilla? Preguntó Joye T. con voz fuerte ya que le habían pagado tres meses de beca.

Costilla e´ Palo saco un cuaderno de cuentas pendientes y lo llamó para el mostrador y le hablo en voz baja para que el resto del grupo no se enterara del monto a pagar.

__ Bueno Joye, hoy pediste dos rondas que suman la cantidad de 250 Bs., y tienes pendiente 150 Bs., que no me pagaste la última vez que estuviste con Valmore R, y Gilbertico.

__ ¿Estás de acuerdo?

__ Bueno don Pedro, que le voy a hacer si usted me tiene anotao desde el año pasado y no me borra.

__ Como te voy a borrá si no has cancelado la cuenta vieja.

__Mira, don Pedro le mostró el cuaderno y le dijo

__ Aquí te estoy tachando de la lista de cuentas pendientes. ¿Estás conforme?

Joye respondió:

__ Esta bien, …. Está bien, don Pedro

Y con mucha curiosidad trataba de ver quién de los presentes estaba anotando en la larga lista. Atinó a mirar el nombre de Luis D. y enseguida comento en voz alta:

__ Mira pues, quien esta ensartao en la lista de los que toman cervezas y no les gusta pagar. El Yaco … El Yaco y lo señalaba con el dedo pulgar.

__¿ Será que no han cobrado la beca?. Continuó preguntando Joye

Don Pedro para terminar la incómoda conversación dijo:

__ Bueno yo no sé si cobró o no cobró beca pero si no se pone al día, no le despacho más cervezas.

__ Que se vayan a pedir fiao a Machuca, o a don Toribio. Finalizó con una carcajada don Pedro.

Saúl Sivira / Escritor guariqueño

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