SAÚL SIVIRA / El Delirio de un Político capítulo XI

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Monumento al Samán de Güere. Turmero, municipio Mariño, estado Aragua.

Habiendo pasado 6 meses que el Coporo había hecho una visita muy rápida a sus padres, doña Flor se levantaba todas las mañanas a prepararle el  guayoyo a su viejo antes  de que empezara a ordeñar las vacas.

Unos de esos días amanecieron muy tristes porque la situación cada día estaba más dura. Había días que apenas podían comer frijol solo con arepa. La mayoría del tiempo no tenían dinero para mandar a comprar comida al pueblo. Don Gume seguía llevando  la leche y el suero a sus clientes pero continuaba tomando mucho aguardiente y esto lo descontrolaba hasta el punto que se le olvidaba quién le había pagado y quién no. Estuvieron recordando aquellos tiempos de prosperidad, cuando su muchacho era el que cobraba las cuentas siempre les alcanzaba plata para la comida y comprar otros menesteres.

Con un nudo en la garganta se dirigió a don Gume:

  • ¿Que nos pasa viejo?, te ves cansado, ya no eres el mismo, el trabajo no te rinde y el dinero no se ve. ¿Que estará haciendo mi muchacho?, ya nos olvidó tan rápido.- Yo estoy segura de que él no se imagina lo mal que lo estamos pasando. voy a llegarme al pueblo pa´ ve si hablo con el hijo de doña Elauteria y le mando un recao pa´ve si nos manda algo pa comprá comida y chuchería pa´ los muchachos.
  • Don Gume la estuvo oyendo en silencio y no hizo ningún comentario. se tomo el café, se sirvió otra taza y se metió una mascá de chimó en la boca. Recogió la totuma y se dirigió al corral para ordeñar las vacas. Ya el Cambocho se había parado y cargaba el balde para recoger la leche y echarla en la botellas de vidrio.

Doña Flor cumplió su promesa y ya caminaba por las calles polvorientas del pueblo para averiguar si el hijo de Elauteria estaba en el pueblo. Estaba muy nerviosa y lo que hacía era fumar como una loca y le cogió una carterita de aguardiente a su viejo para controlarse un poco. Producto de los nervios doña Flor no se dio cuenta de que no estaba en su casa y cansada de tanto esperar, sin ningún tipo  de alimento en el estomago, empezó a sentir que la cabeza le daba  vueltas. Fumando, fumando como una loca y de un solo sorbo dejó vacía la carterita de aguardiente que le había cogido a su viejo Gume. Tragó con dificultad su ultimo palo de aguardiente, sintió una quemazón en la garganta, estremeció la cabeza como señal de aceptación de un buen trago, se mordió los labios y luego soltó un suspiro de tranquilidad.- ¡ah palo pa´ sabroso!.

El día llegaba a su fin, el sol empezaba a ocultarse y en el firmamento se podía ver el color rojizo de unos rayos incandescentes que perdían sus fuerzas e intensidad. Ya se  podía ver la grandeza del sol sin ser encandilados, se oía el canto de los pájaros  buscando su acomodo para pasar la noche. El ganado desfilaba en manadas hacia el limpio y arenoso espacio que se utilizaba como campo deportivo. Las reses se iban agrupando y a medida que oscurecía se iban echando en el suelo.

Doña flor había llegado hasta el bar de Temocelis y allí completó la reunión que ya formaba Luisa Párate Bueno y Pate e´Pluma. El grupo disfrutaba de una botella de caña clara que había comprado Anicasio. Las   tres mujeres se reían sin control y hablaban como unas cotorras y continuaban fumando sin parar.

Patanga regresaba del campo con su carga de leña en los cuatro burros que tenia para realizar su trabajo, se paró frente al bar de Termocelis y pidió una cuarta  de tabaco para mascar, con la mano izquierdo sujetó el trozo de tabaco y con los dedos de la mano derecha separó un pequeño trozo que en forma ansiosa se metió en la  boca y masticó con desespero. Salió del bar y les echó un vistazo a las tres mujeres que completamente ebrias no dejaban de hablar y de reírse. Le extrañó mucho ver a doña Flor que siempre le había parecido una mujer seria y trabajadora, pero su  mente fue un poco más allá y empezó a soñar despierto.  Se imaginó acariciando a ese cuerpo moreno, pelo largo, ojos color guarapo, senos pronunciados, trasero grande, y bien formado que hacían buena combinación con su delgada cintura, piernas gruesas y con  várices producto del duro trabajo del campo.

Volvió a la realidad cuando oyó la voz de Anicasio que decía:

Mira viejo pendejo no te das cuenta que los burros se te van a ir con la carga de leña. Sse acordó que no los había amarrado y echó a correr para poder detener a los animales que viendo la oscuridad del final de la tarde apresuraban el paso para cumplir con sus horas de descanso y empezaron a rebuznar en coro en señal de protesta ujú, ujú, ujú y el sonido fue disminuyendo hasta que Patanga los liberó de la carga y los dejó libres para que buscaran su sitio para pasar la noche.

Durante las décadas de los años 60  y 70 en el país todavía estaban activos los movimientos de guerrillas urbanas y rurales lideradas por sectores de la izquierda que algunos dirigentes radicales aprovechaban para generar focos de violencia  con protestas, huelgas y atracos a los vehículos blindados de transporte de dinero a los  bancos.

En este periodo después de largas conversaciones y acuerdos se logró la pacificación y se legalizaron los partidos de izquierda, permitiéndoles participar en elecciones y lograr representación en la cámara de diputados y de senadores. Se terminó con la persecución de viejos dirigentes de estos movimientos y se dio la libertad a los políticos encarcelados, este indulto puso fin a la guerra de guerrillas que siguió latente por el financiamiento y apoyo logístico de los grupos de la izquierda  internacional.

La etapa de transmisión de la dictadura a la democracia estuvo marcada por la alta migración del campo hacia las ciudades por la generación de empleos del boom petrolero que ofrecía mejores salarios incluyendo otros beneficios como: prestaciones, seguros de hospitalización, comisariato, medicinas y vivienda. Muchos trabajadores del campo abandonaron sus fincas, la siembra, la cría de ganado en busca de mejorar la calidad de vida y el nivel de educación para sus hijos.

Debido al incremento de la tasa de desempleo originada por la inflación y la apertura petrolera que no contaba con personal calificado y sin experiencias  para este tipo de tecnología que involucraba alto riesgo en las actividades del proceso de exploración, explotación y mantenimiento. Esa masa de migrantes se organizó en sindicatos para tener acceso a un contrato y darles oportunidades a esos campesinos que abandonaron el campo.

En el sector universitario se manifestaban vientos de cambio por violentas huelgas solicitando la modificación del viejo sistema por años para adaptarlo al nuevo diseño curricular por semestre, estas protestas estaban dirigidas  por el  centro de estudiantes, profesores, alumnos y empleados donde algunos grupos extremistas lanzaban explosivos y bombas  molotov, amparados en la autonomía universitaria. Ese mismo año se cerraron las escuelas técnicas industriales agropecuarias y los institutos de comercios para implementar el ciclo diversificado con nuevo pensum de estudios.

En el aspecto militar se daba inicio al plan educativo “Andrés Bello” que modificaba el antiguo diseño curricular donde los alférez obtenían el grado de subtenientes, en esta nueva etapa cuya primera promoción “Simón Bolívar II” se graduaba de licenciados en artes militares con opción de educación, administración e ingeniería.

En los años 1975 y 1976 una vez aprobado el nuevo diseño curricular egresan de la academia militar como subtenientes dos vegueros que en algún momento hicieron un juramento en el histórico samán de güere, árbol centenario que dio sombra al Libertador Simón Bolívar en sus batallas por la libertad: uno nacido en Sabaneta, estado Barinas y el otro, en el pueblo de Las Mercedes del Llano en el estado Guárico.

Saúl Sivira / Escritor guariqueño

SAÚL SIVIRA / El Delirio de un Político capítulo VIII

 

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