Bangkok.- El presentador y herpetólogo Frank Cuesta ha denunciado la cruda realidad tras el famoso turismo de elefantes que existe en Tailandia en un vídeo que pide que se haga viral, aunque reconoce que le traerá “consecuencias personales“.
Cuesta, conocido defensor de los animales, empieza mostrando varias imágenes en las que se ve a turistas paseando sobre elefantes por una playa paradisíaca, la selva o una ciudad.
“La realidad es que los elefantes no quieren estar ahí. Los elefantes son testarudos, son agresivos, no les gusta la gente. Para que tú te puedas subir a un elefante hay que romperles el alma y el espíritu”.
A continuación, Cuesta describe con varios vídeos cómo entrenan a los elefantes en Tailandia: inmobilizados entre barrotes de madera, con las cuatro patas atadas, son torturados desde crías con pinchos que les clavan por todo el cuerpo, pero especialmente en las orejas, “su zona más sensible“, explica Cuesta. “Se les rompe el alma, se les pega, se les castiga“.
Cuesta añade que siempre agarran al elefante por la oreja, siempre le pican detrás de la oreja. El elefante sabe que si no hace lo que dice el mahout -que es la persona que lo lleva- va a sentir más dolor cuando lo encadenen, porque el elefante vive encadenado.
“El único momento en que no tiene cadenas es cuando lleva a gente, cuando trabaja para el humano, para que tú tengas un vídeo, una foto”.
Cuesta reconoce que todos hemos cometido ese error, de algún modo, en algún momento de nuestra vida y pide a quienes vean su vídeo que no cometan ese error de nuevo o no cometan ese error por primera vez. Asimismo, agrega que a pesar de sus 20 años viviendo en Tailandia solo hay dos sitios que él conoce que no maltratan a los elefantes: Wildlife Friends Foundation Thailand y el Elephant Nature Park.
“Los elefantes que tienen se los han quitado a los abusadores, vienen de trabajar muchísimos años, de sufrir, de ser torturados“, agrega. “Si con este vídeo conseguimos que una, dos, tres personas no se monten en elefantes y no participen de ese negocio, para mí habrá valido la pena. Simplemente pensadlo: si no hay demanda, no hay negocio“, concluye Cuesta.
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