Hemos venido sosteniendo que la economía de Venezuela no se está normalizando, y las presentes dificultades así lo confirman.
En efecto, las constantes devaluaciones del bolívar , que aceleran el crecimiento de la inflación y con ello la disminución del ingreso real de la población demuestran que las medidas económicas que ha venido tomando el gobierno no son correctas.
Entre estas:
1.– Maduro aumentó el encaje legal de la banca (73%).
2.- Disminuyó el gasto público.
3.- Ha estado ofertando dólares en el mercado cambiario, pero estas políticas son insostenibles en el tiempo.
Es obvio, que las presiones por el pago de deudas públicas, mejoras salariales y créditos obligan al gobierno a incumplir con estas medidas que sólo atienden a la corriente monetaria de la economía.
Lo que ha estado ocurriendo es que Maduro ha olvidado que la inversión pública y privada es el único factor que dinamiza la corriente real de la economía, que produce bienes y servicios, y por ende es capaz de frenar el proceso inflacionario que está empobreciendo a la mayoría de los venezolanos.
Sabemos que la caída del PIB ha sido del 80%. Y las medidas tienen que apuntar a lograr un aumento de la producción y el empleo. Lo cual exige un acuerdo entre el sector público, empresarios, trabajadores y consumidores para establecer reglas claras que garanticen seguridad jurídica, recuperación del capital invertido, reducción de la perisología para aperturar empresas y disminuir la voracidad fiscal que está frenando la actividad empresarial en el país.
Y de entrada mejorar la generación de la energía (gasolina y electricidad), porque si la economía se reactiva de verdad , en las condiciones en que nos encontramos, el país se quedaría en la oscuridad.
Lo que está ocurriendo nos indica que la economía continúa muy enferma. El 7% de crecimiento, que según la UCAB vamos a tener, se lo debemos en un gran porcentaje a la economía negra.