Así lo manifiesta el presidente de la Asociación Bolivariana de la Industria del Café, Abicaf, el economista Nelson Moreno, quien refiere que es imposible localizar y comprar materia prima nacional (café crudo sin tostar), sin caer en el brote especulativo. Ello hace que la industria solo esté abasteciendo al 12% del mercado, lo que deja por fuera el restante 88% de la demanda habitual del café molido en los distintos puntos de venta.
Este directivo dice que acudieron a la Sundde, Agricultura Productiva y Tierras, Sunagro, y la Corporación Venezolana del Café, para que se cumpla el convenio firmado entre las partes el 20 de febrero, con asistencia de todos los sectores, que fijó un precio a nivel del producto agrícola de 9,6 millones el quintal de 46 kilos.
La situación se agrava aún más, según Moreno, por cuanto en Colombia la producción cafetalera está descendiendo y con el diferencial cambiario, es un gran negocio colocar el café nacional del otro lado de la frontera y de allí el acaparamiento que se observa y el contrabando de extracción.
Denuncia que con estas crisis, han surgido empacadores de café de manera artesanal sin “marca comercial” ni registros sanitarios y otros requisitos exigidos a las empresas organizadas. “Lo más grave es que el consumidor cuando compra este café molido sin marca y en envoltorio rústico paga un mayor precio por el kilo de café y pone en riesgo su salud”, observó.
Esta situación viene desde todo el año 2017 y los dos primeros meses del año 2018, “viéndonos afectados por el alza continua y en forma sistemática de los precios del café crudo para procesar, los cuales son suplidos por organizaciones de caficultores en las zonas productoras y por empresas comercializadoras autorizadas por la CVC, que firma con Sunagro su venta”.
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