Más de siete décadas después, sigue existiendo “el espectro de una matanza impensable”, dijo Guterres, el primer secretario general de la ONU en ejercicio que asiste a una ceremonia de conmemoración de las víctimas de Nagasaki.
Guterres lamentó que las potencias nucleares gasten “sumas enormes” para modernizar su arsenal y que “los procesos de desarme se hayan frenado o incluso detenido”.
Por su parte el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, lanzó un mensaje similar y advirtió de “la tendencia de nuevo visible de algunos países de reforzar su potencia militar con armas nucleares”.
Japón está preocupado en particular por la amenaza que supone el programa nuclear de Corea del Norte, a pesar de que las tensiones se han rebajado en los últimos meses.
Como cada año, una campana sonó en Nagaski a las 11H02, la hora exacta en la que estalló la bomba atómica, el 9 de agosto de 1945.
La bomba de plutonio, apodada “Fat Man”, mató a 74.000 personas y fue lanzada por Estados Unidos (EEUU), que tres días después lanzó otra bomba (“Little Boy”, de uranio) que mató a 140.000 personas en la ciudad de Hiroshima. Pocos días después, el 15 de agosto de 1945, Japón anunció la capitulación y abrió la vía al fin a la Segunda Guerra Mundial.
The total elimination of nuclear weapons is the highest disarmament priority of the United Nations. Here in Nagasaki, on the 73rd anniversary of the atomic bombing, let us commit to make Nagasaki the last place on earth to suffer nuclear devastation. pic.twitter.com/Q14BVeaFqK
— António Guterres (@antonioguterres) August 9, 2018
Fuente
Con información de la AFP