Pero una derrota local dejaría a los rojiblancos a cinco puntos y pondría emoción a una Liga, que parece cosa de dos, con el Real Madrid, tercer
clasificado, a 13 puntos del Barcelona.
“Tengo una postura de mirar siempre hacia adelante”, decía esta semana el técnico rojiblanco Diego Simeone, fiel a su filosofía de no bajar los brazos. Simeone no le ha ganado nunca al Barça en Liga habiendo cosechado cinco empates y nueve derrotas, pero la afición rojiblanca se agarra para soñar al precedente de 2016 cuando el Atlético le recortó 9 puntos en tres jornadas a los azulgranas, que, no obstante, acabarían llevándose el campeonato.
Los colchoneros también cuentan con que el Barça pueda verse obligado a dividir fuerzas ante su compromiso del miércoles contra el Mánchester
United en la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones.
Reponerse del susto. Con las serias dudas de los lesionados Diego Costa y Álvaro Morata, Simeone volverá a contar con Antoine Griezmann en la delantera, en lo que se perfila como un duelo de artilleros con el capitán azulgrana Leo Messi, que encabeza la tabla de goleadores ligueros (32 dianas). Tras el susto en Villarreal el pasado martes (4-4), el Barça afronta el encuentro sin relajación. Tras darles un respiro el martes, Valverde debería volver a su equipo de gala con Gerard Piqué en el eje de la defensa e Ivan Rakitic en el centro del campo.
Los azulgranas buscarán una victoria que sirva, no sólo para amarrar la Liga, sino también para llenarse de moral ante el compromiso en Mánchester. Por detrás, el Real Madrid, tras el duro revès sufrido en Valencia (2-1), tratará ante el Eibar de sacarse el clavo.
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