Caminaba en la vida
este buen ciudadano
llamado Cayetano
por calle y avenida.
“No esperes que te pida
abriéndote la mano!!”,
exclamaba mi hermano
con la razón sentida.
Imaginó autopistas
de las mejores vistas
como una maravilla.
Y con ensueño ignoto,
fue excelente piloto
de aquella carretilla.
Foto tomada del archivo de la profesora María J. Benítez.
Autor: Landis Rafael Álvarez Lecumberre