Guárico.- Como tenía que ser, mucha gente se hizo presente, durante noche y día, en el acto de velatorio de los restos mortales de doña Elisa Pineda de Belisario. Igualmente ocurrió en su sepelio.
Mujeres y hombres de todas las condiciones sociales, religiosas, culturales y políticas se hicieron presentes. Los espacios de la funeraria se hicieron chiquitos para recibir tanta gente.
Fue un acto de grandeza humana, como así fue la vida toda de ella. Las conversaciones eran agradables, como contentos por la herencia dejada al colectivo por doña Elisa; herencia de humildad y de los mejores procederes ciudadanos. Herencia de buena gente.
Fotos: Orlando Medina Bencomo
TEXTO: Misael Flores