¿Quién pensaría que una chica tan enérgica podría esconder un gran problema?
Las acciones, emociones, sentimientos y algo muy importante como los pensamientos, vienen de la mente, una entidad abstracta sumamente poderosa que si no la controlas tú, podría controlarte a ti.
Las calles de San Juan de los Morros en el estado Guáricio, siempre transitadas, pero la que a ella le ocasionaba pensamientos catastróficos con mucha más frecuencia, era la Av. Fermín Toro. En este pueblo, sus habitantes llaman a dicha arteria vial: La Guillotina.
Todos los días caminaba por ahí para llegar a su trabajo. En un local de comida como mesera. Veía como pasaban a toda velocidad los vehículos, y el terror de ella; los camiones o gandolas con cargas grandes y seguramente pesadas.
Lucia Hernández, de 19 años, una joven llena de energía, sonriente, impulsiva y divertida. Estudiante de 5to semestre de Comunicación Social en la Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”, o bueno, eso aparentaba ser desde que comenzaron sus problemas.
El inicio de los pensamientos
Lucia apurada porque llegaría tarde a su segunda semana de trabajo, sin pensar en el riesgo que correría por no ver bien si venía algún carro.
Cruzó la calle y la sorpresa que se llevó, fue que casi era chocada. Afortunadamente se salvó del gran golpe que seguramente se daría el conductor con el vehículo y que quizás la llevaría a la muerte.
Luego de ese día, prestó más atención, mucha más de la que debía, imaginando como sería si de verdad la chocaran o si le cayera la carga de alguna gandola encima, quitándole la oportunidad de vivir y haciendo realidad su miedo.
Los pensamientos catastróficos ahora acompañaban a Lucia a todos lados, hasta podía pensar e imaginar en posibles eventos negativos donde estuvieran involucrados sus familiares y amigos, quitándole la tranquilidad que en algún momento había llegado a sentir.
Diariamente vivía bajo mucho estrés, tratando de ser buena en sus estudios e intentando cumplir con todas sus labores en el trabajo. Dormía poco, en ocasiones no comía vencida por el cansancio.
Fría y sudorosa, aquel 23 de enero, un lunes como cualquier otro para Lucia, caminaba hacia su trabajo, no había podido dormir a causa de una gripe ocasionada por el cambio de clima que tuvo que pasar estando de visita en su hogar en La Victoria, Aragua y que al regresar a San Juan empeoró.
Al llegar al cruce que iba directo a la Av. Fermín Toro sintió un escalofrió recorriendo todo su cuerpo que le produjo una sensación extraña, sin prestar mucha atención a eso, siguió caminando
A la mitad del camino sus pensamientos la traicionaron, poniéndole múltiples imágenes de cómo moriría a causa de la caída de la carga de troncos de una gandola que se aproximaba, intentó hacerlas desaparecer pero no pudo.
Después de ver como pasaba la gandola y sin que se hiciera realidad aquel pensamiento, Lucia respiró y se apuró a llegar hasta su trabajo, donde se dio cuenta de que todo había sido producto de su imaginación, ella estaba fría, pálida y sus manos muy sudadas.
Intentando no dejarse vencer. En los próximos días siguió teniendo esa sensación desagradable que era ocasionada por su imaginación.
Sufría y se pedía así misma que dejara de tener miedo. Pero así lo intentara, no lo lograba, aunque esperaba que en algún momento pudiera quitarse y hacer desaparecer aquella máscara de felicidad y energía que ocultaba todo el cansancio, estrés y miedo que le ocasionaban el pensar en la aparición de nuevos pensamientos y que estos se hicieran realidad.
Luisangeli Quintero
* Crónica escogida como una de las mejores, realizada por estudiantes de Comunicación Social, de la Universidad Rómulo Gallegos, en San Juan de los Morros, estado Guárico.
Cátedra: Periodismo Interpretativo, 5° semestre / Docente asesor: Ramón Figuera.
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