Otra vez. De nuevo. Devaluación. El dólar. El poder adquisitivo reducido a la mitad. Carestía. Hambre.
Siempre la misma historia: Descenso-estancamiento, descenso-estancamiento, descenso-estancamiento. Y nadie dice nada, nadie hace nada. ¡Y hay que hacer algo! Porque este pueblo, este pueblo ya no aguanta más.
Se necesitan pronunciamientos y acciones políticas y económicas urgentes.
Medidas económicas que den resultado. Alguien que nos asegure, programa en mano, que todo puede mejorar. Ya basta de utopías y léxico revolucionario.
¿De dónde o de quienes partirán las iniciativas eficaces? ¿Del oficialismo? Por supuesto que no: es pedir peras al olmo.
La frase del líder golpista: “Solo una situación de transición en equilibrio, permitirá la selección y siembra de un modelo de desarrollo hacia una nueva sociedad, creativa y solidaria” resulta hoy risible y un rotundo fracaso.
¿De la oposición entonces? Oposición no la hay, ni democrática ni golpista ni fascista ni nada.
¿De la sociedad? En el año 2017 murieron 300 jóvenes protestando contra el gobierno. ¿Del estamento militar? Mejor me callo.
Pero tiene que suceder algo o venir alguien que ponga coto a la actual crisis porque este pueblo ya no da para más.