Rodeado de exuberantes bosques y cristalinos ríos, este complejo volcánico compuesto por 17 cráteres, está ubicado en la región del Biobío (550 km al sur de Santiago) en la Cordillera de Los Andes. Es uno de los más activos de Chile, por lo que ha sido constantemente vigilado durante los últimos años.
Desde 2015 mantenía el nivel de alerta amarilla, pero desde diciembre algunos erupciones menores de ceniza alertaron a los especialistas sobre el aumento de actividad en este macizo de 3.200 metros de altitud.
Equipos de la policía chilena y especialistas del Servicio Nacional De Geología y Minería (Sernageomín) observaron en las últimas horas una enorme columna de humo blanco desde uno de los cráteres del complejo.
Sernageomín detectó además un flujo inusual de lava en un cráter que podría desbordarse en cualquier momento, mientras que los datos obtenidos desde las 10 estaciones de monitoreo que analizan a cada minuto este enorme macizo registraron unos 4.000 temblores y unas 800 explosiones.
Frente a la alta probabilidad de que se produzca “un evento eruptivo explosivo mayor al que hemos observado en los últimos meses”, se decidió elevar la alerta a naranja, dijo Álvaro Amigo, jefe de la red nacional de vigilancia volcánica de Sernageomín.
El inicio del proceso eruptivo de este volcán no se puede precisar, por lo cual su monitoreo es constante desde el observatorio vulcanológico de los andes del sur, ubicado en la ciudad de Temuco (unos 600 km al sur de Santiago).
El complejo ha tenido una decena de erupciones de distinta magnitud entre 1861 y 2003. Su última erupción mayor fue en 1973 y no causó víctimas fatales o daños de importancia.
En las faldas del volcán se encuentran una zona de alta relevancia turística donde se localizan importantes centros de ski y lujosos hoteles, pero no centros urbanos muy poblados.
Fuente
Con información de la AFP