Este año, la conmemoración del referido día, tuvo una connotación especial, pues ocurrió en medio de múltiples desequilibrios ecológicos.
Una de las manifestaciones más dramáticas de esos desequilibrios ecológicos es la reciente aparición de la pandemia del coronavirus o Covid-19.
En el escenario descrito, cabe preguntarse: ¿Cómo llegamos a esta situación? ¿Qué podemos hacer para revertir o mitigar el impacto que estamos ocasionando a nuestra madre tierra?
Siga leyendo el presente artículo y encuentre algunas respuestas a esas preguntas.
Evolución histórica de la relación del ser humano con la naturaleza y sus implicaciones sobre la problemática ambiental actual
En los inicios de la humanidad, la naturaleza era considerada como algo mágico y de carácter divino. Existían dioses para elementos naturales como el sol, la lluvia, la luna, el mar, entre otros. Durante ese tiempo, el ser humano, no solo respetaba la naturaleza sino que le temía mucho a su gran poder.
Posteriormente, aprendió a ver a la naturaleza como a una amiga o como parte de su familia. Para ciertas etnias indígenas andinas, la tierra representaba la Pachamama (madre tierra, en lengua quechua).
Una muestra de lo que significaba la naturaleza para algunas sociedades en esa época, se encuentra plasmada en la carta del cacique de Seattle.
En esa carta, el citado cacique, contesta al planteamiento del Presidente de los Estados Unidos de comprar sus tierras. Su respuesta, en síntesis, fue que “vender sus tierras, sería como vender a su madre y a sus hermanos”.
Con el inicio de la revolución industrial (finales del siglo XVIII), se generan cambios importantes en el enfoque de las relaciones del ser humano, con la naturaleza.
A partir de ese periodo se acentúa el predominio de la visión antropocéntrica de considerar a la especie humana como centro de los ciclos naturales. Se concibe la naturaleza como un proveedor de recursos y como un “almacén” de los desechos que generan los procesos antrópicos.
La cuarta revolución industrial y la llamada revolución verde (años 1960-1980), enfatizan la visión antropocéntrica en las relaciones del ser humano con el ambiente.
Principales aspectos de la situación ambiental actual
El contexto descrito genera una situación ambiental compleja, como lo refleja el más reciente informe sobre el medio ambiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Las consideraciones más importantes de ese informe son las siguientes:
– Los cambios climáticos y el calentamiento global son los problemas ambientales más significativos. Esto pone en riesgo a aproximadamente 62 millones de personas en el año 2018.
– La contaminación del aire provoca la muerte prematura de aproximadamente siete millones de personas cada año.
– El 30% de los mamíferos marinos, el 40% de las especies de anfibios y el 33% de los corales están amenazados por el impacto de los humanos sobre la naturaleza.
– Se proyecta que para el año 2050, la resistencia de los patógenos a los antibióticos sea la primera causa de muerte en el mundo.
– Se estima que para el año 2050 ocurra un incremento de 33% de la población mundial en relación a la actual (7500 millones de habitantes), la cual ya se considera excesiva.
Los desequilibrios ecológicos y la aparición de la pandemia del Covid-19
Si se considera que el Covid-19, fue originado de forma natural, su transformación en un problema sanitario, debe ser similar a la de cualquier otro organismo patógeno.
Los organismos patógenos, antes de convertirse en problemas, son seres vivos que ocupan un nicho ecológico y viven en equilibrio con los otros elementos del ecosistema.
El número de individuos del organismo patógeno, son controlados por algún factor físico (control físico) o por algún enemigo natural (control biológico).
Cualquier desequilibrio en el ecosistema que afecte al ente de control, genera un cambio de nicho o un incremento en la población del patógeno hasta niveles que lo convierten en problema sanitario.
En síntesis, la naturaleza es como un espejo que refleja lo que recibe. Seguramente la pandemia del Covid-19, es una respuesta a los desequilibrios ecológicos que hemos generado en el ambiente.
¿Es posible un cambio?
Lo complejo de la situación ambiental actual tiende a generar algo de pesimismo sobre las posibilidades de revertirla o mitigarla.
En un principio, se pudiera pensar que la solución debe partir de decisiones gubernamentales de muy alto nivel.
Yo pienso, que esas decisiones son necesarias pero lo más importante aún es nuestro cambio de actitud hacia el ambiente. Aquí también aplica el principio de que “el mundo comienza a cambiar, cuando tú cambias”.
En mi humilde opinión, hay que volver a lo sencillo. Aplicar en nuestra relación con la naturaleza el fundamento básico de no hacer a otros entes lo que no nos gustaría para nosotros. Fijémonos en los niños que tienen un instinto natural para cuidar el ambiente.
Cuando cambie nuestra actitud, comenzaran a darse cambios en nuestros hábitos.
No crea que es insignificante que usted cambie sus hábitos por unos más amigables con el ambiente. Probablemente no impacte mucho las estadísticas pero para los recursos naturales esto es muy importante.
Para la estadística de 80 000 Kg/año de plásticos que llegan al océano, no es muy significativo los 3 Kg/año de plástico que usted no genere por utilizar bolsas reciclables en lugar de bolsas plásticas. Para los organismos vivos que a lo mejor se iban a asfixiar con esas bolsas plásticas, ese cambio de hábito tiene una importancia capital
Recuerde la frase de la madre Teresa de Calcuta cuando se enfrentaba a una situación muy compleja: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”
Wense Delvalle