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¿Vivimos una realidad distópica en Venezuela?

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distopías
 

Desde que la humanidad se integró en grupos sociales, algunos individuos entendieron los privilegios que podían obtener al poseer el poder  del manejo de estos. Así empezó un espiral de maldad y sacrificios en pos de la eterna promesa de bienestar y progreso.

No ha habido en la historia de la humanidad una absoluta estabilidad que perdure en el tiempo, pues al vincularse entre sí y conformarse en “factores de poder”, surgen entre sus elementos las pugnas para mantenerse en él. Luego, se suman los progresos que han ido dando sustentabilidad a la raza humana por sobre el resto de las demás especies.

Esos factores de poder que menciono, están integrados por grupos que cobran fuerza debido a la enorme influencia que ejercen sobre los procederes humanos, ya sea gobierno, religión, militares, compañías trasnacionales, bancos, sindicatos, entre los más visibles. Sus entramados rigen la conducta humana cobrando más y más fuerza con el paso del tiempo. Y no termina ahí, hay otros factores de poder en las sombras que han venido posicionándose con tal efectividad que se han vuelto casi invencibles, tales como el crimen organizado, el narcotráfico y mercenarios paramilitares.

 Los primeros operan de manera muy notable, rigen la sociedad,  las leyes, la política y la economía; en muchas ocasiones sus políticas transgreden la legalidad, la ética y la compasión, terminando vinculandose a esos “otros” factores poder menos visibles quienes obtienen el suyo desde los placeres, vicios y otras flaquezas no menos nocivas. Son bastante efectivos al momento de imponerse mediante métodos muy particulares de violencia y repito eso los hace casi invencibles.

Puesto en la mesa este panorama histórico, los filósofos y autores literarios, desde hace mucho, han venido advirtiendo que la humanidad necesita asirse a sus bases culturales y valores. Dejar de sumergirse en la esperanza de que estos factores de poderes traerán progreso. Dejar de depender de esa idea y dejar de entregar la voluntad individual.

En tal sentido Santo Tomas Moro, harto de la hipocresía de la iglesia y en su oposición a los preceptos luteranos, lo cual le costaría la vida, escribió una novela que llamó UTOPÍA. Es la historia de una isla circular donde sus habitantes habían logrado vivir en total armonía, al haber renunciado a los placeres individuales, al dinero y a ejercer el poder sobre el prójimo. Partiendo de esta novela, la palabra define una sociedad de perfecta convivencia.

Las distopías son el contrario de las utopías (Aquí no me voy a detener en la acepción ni la etimología de estas palabras, sino en la realidad que encierran) Las distopías dependen de las realidades utópicas que las preceden, es decir lo relacionado a bellezas, descontaminación absoluta de vicios y flaquezas, de los entornos que las generan.

Utopía y Distopía son tendencias literarias que reflejan modelos de sociedades absolutamente diferentes a partir de planteamientos ficticios de autores preocupados por las inclinaciones de su presente. Ambas sirven para divisar futuros posibles, uno ideal y el otro para nada ideal.

Adentrándonos en estas reflexiones y conociendo nuestra naturaleza humana, es muy lógico pensar que las utopías pueden darse, o se dan, toda vez que los individuos  permiten su propia vulnerabilidad. Lo primero a sacrificar será la propia condición humana y los pisos culturales para consecuentemente caer en la dependencia y el libre albedrío se vuelve relativo.

Hoy en día dependemos cada vez más de la tecnología. Los nuevos factores de poder, evolucionados al nivel de saber más de lo que creemos saber de nosotros, nos manejan como ganado que llevan al matadero, mediante el uso de la información que les entregamos en el uso de la internet.

En el próximo artículo, me dispongo a explicar las diversas formas de manipulación, opresión y control que durante los dos últimos siglos la humanidad ejerce sobre sí misma. Y, con ello, el caso de Venezuela que no se escapa a tal realidad.

María José Quintana V. / mariajoseqv@gmail.com

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