Coutinho debutó en el tramo final, cuando los pericos reclamaron una caída de Gerard Moreno al borde del área, solo ante el portero. Se quejaron los azulgranas de Mateu, que en esa acción no vio nada punible.
Apostó Valverde de salida por Aleix Vidal en la banda derecha y, como suele ocurrir esta temporada, obtuvo premio. En la primera acción de ataque de cierta relevancia, en una mala salida del Espanyol, cayó la bola en banda derecha, Messi metió en profundidad y Aleix puso un caramelo en la cabeza de Suárez, que anotó en plancha.
La respuesta al gol de Suárez fue una llegada decente tejida entre Darder y Gerard Moreno que contuvo seguro Cillessen. Fue lo mejor que hizo el Espanyol en ataque durante el primer tiempo.
No precisó de un juego brillante el Barça para desnivelar la eliminatoria, sino emplearse con el interés y la pasión que pone últimamente en cada partido. El 2-0 fue la demostración palpable de la voluntad de Leo, tras perder un ataque. Acudió ante la indecisión de dos defensas rivales, robó la bola, se paseó por la frontal y el zurdazo, tocado por Naldo, sorprendió a Pau.
Con el Espanyol apagado fue Mateu quien centró la atención azulgrana. Mostró amarillas por protestar a Suárez y, sobre todo, Messi, que se echó las manos a la cabeza cuando el árbitro no amonestó a Darder por una entrada brusca. El árbitro valenciano hace tiempo que no es de los preferidos por los azulgranas.
El caso es que, pese a la superioridad azulgrana, el marcador al descanso no era concluyente, y los cambios de Quique cambiaron al Espanyol. Metió de inicio a Baptistao, que generó problemas con su zancada a los centrales, y después incluyó a Sergio García para jugársela con tres puntas. Es verdad que el Espanyol no controló el juego pero aumentó la amenaza y la preocupación del Barça.
Intervino entonces Valverde, que retiró primero a Aleix, excelente pese a estar en el grupo de transferibles, metió músculo en el centro del campo y después decretó el relevo perfecto. Cambió a Iniesta, muy acertado, y el Camp Nou se puso en pie para despedirle y recibir al nuevo crack brasileño. Lo primero que hizo fue controlar en banda izquierda, medir a Víctor Sánchez y regalarle un caño en dos toques. Le tuvo que parar en falta.
Lo que buscaba el Espanyol llegó al final. Se escapó el otro Leo y sirvió el pase a Gerard Moreno, que entraba solo escoltado por Alba. Bracearon ambos y el delantero, que no tenía por qué tirarse, cayó al verde. Mateu estaba más cerca que nadie y no pitó nada.
Al final respiró el Camp Nou con el trabajado pase del Barça.
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Fuente
José María Rodríguez