Las restricciones que trajo la pandemia han contribuido de forma muy decisiva a la popularidad del juego online, que se ha convertido efectivamente en un verdadero punto de ocio, una actividad de entretenimiento imprescindible. Pero, ¿cuáles fueron los factores clave que llevaron a este auténtico auge de los juegos en línea? ¿Y quién no juega, por qué no?
Global YouGov, un conocido instituto de encuestas británico, ha realizado un nuevo estudio sobre las motivaciones que llevan a los jugadores a apostar en línea. En una muestra de 17300 personas mayores de 18 años de trece países diferentes, se encontró que el 17% ha jugado en línea al menos una vez durante el año pasado.
Los datos también revelan que dos de cada cinco consumidores globales juegan por diversión, es decir, el 41% de la muestra total. Una visión muy extendida en Gran Bretaña (49%), Estados Unidos y Australia (48%), Suecia y México (47 y 46%). Una enorme apuesta del 31% para fantasear con ganar. Más de una cuarta parte de los jugadores apuestan con la esperanza de obtener grandes ganancias, mientras que solo el 11% cree que el juego es confiable para ganar dinero.
El juego, en resumen, sigue siendo muy popular donde quiera que te muevas. Esta tendencia es una realidad también en el viejo continente. En países como Argentina es una actividad muy arraigada que cada vez suma más adeptos gracias a la entrada de nuevos casinos online en el mercado regulado. Productos como las máquinas tragaperras online de proveedores internacionales ayudan a que esa senda de crecimiento siga constante en la nación de la Península Ibérica, no en vano son una de las opciones más demandadas por los consumidores de este sector.
Todo lo que se refiere a los pronósticos deportivos, sigue siendo de igual forma otros de los gustos que se ha implantado en buena parte de la sociedad, aprovechando el gran tirón de deportes como el fútbol, y gracias a la cierta influencia que brindan los eSports. Sin duda, la innovación tecnológica permite la simbiosis entre ambas opciones de ocio, ya que videojuegos, deportes y pronósticos van de la mano en los últimos tiempos.
Poniendo el foco en los datos mundiales, los que no juegan, declararon que no existe un motivo concreto. Una cuarta parte de la muestra cree que no puede hacer una gran ganancia y uno de cada cinco suele tener poco dinero para apostar. Solo el 11% piensa que es moralmente incorrecto, el 10% dice que no tiene tiempo para jugar. Entre los consumidores, los estadounidenses son los más propensos a apostar por divertirse, pero también por mejorar la experiencia. Los británicos, en cambio, son originales, ya que más de una cuarta parte de ellos apuestan por fantasear con la posible victoria (27%), mientras que hasta una quinta parte espera sacar grandes réditos de sus acciones en el sector.