Diecisiete años después de la primera entrega, dirigida por Steven Soderbergh, y en perfecta sincronía con el Movimiento Me Too, llega la historia de Debbie Ocean (Sandra Bullock), la hermana de Danny de la que nunca habló a lo largo de seis años, pero con sus mismas mañas.
La diferencia es que la protagonista de esta trama tiene más motivos que su predecesor para llevar a cabo su plan. Sin el más mínimo vestigio de remordimiento por los delitos que cometió en el pasado y sin ninguna intención de reincorporarse honestamente a la sociedad, la criminal repite la misma fórmula de su familiar con un doble propósito: robar el collar Toussaint, de Cartier, valorado en 150 millones de dólares en la Met Gala de Nueva York y vengarse del responsable de que haya pagado casi seis años de prisión.
Así, Ocean recluta a Lou (Cate Blanchett), Rose (Helena Bonham Carter), Amita (Mindy Kaling), Tammy (Sarah Paulson), Bola Nueve (Rihanna) y Constance (Awkwafina) con las mismas habilidades del grupo que acompañó a Danny Ocean en su periplo por Las Vegas; usando como carnada a la megalómana actriz Daphne Kluger (Anne Hathaway).
El guion de Gary Ross y Olivia Milch está lleno de humor y picardía, ése que puede mantener pegado al espectador sin problemas durante los 110 minutos del filme, aunado al ritmo que le imprime Gary Ross (Free State of Jones, Los juegos del hambre y Seabiscuit).
Resulta jocoso que Bullock, quienes en más de una ocasión han participado en calidad de invitadas de la Met Gala, esta vez se cuelen entre colegas para hacerse de una joya. Ni hablar de lo gracioso de los cameos de Anna Wintour, Katie Holmes y Kim Kardashian, entre otras figuras.
Fuente
Yolimer Obelmejías