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En Venezuela ya todo se transa en dólares

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Caracas.-Transacciones monocromáticas en verde se apoderaron de la compra-venta en Venezuela. El reemplazo del dólar para intercambios que antes expresaban sus totales en bolívares, promete seguir expandiéndose dada la debilidad que sigue mostrando la moneda nacional en un contexto hiperinflacionario.

Esta divisa representa, según analistas económicos, confianza y seguridad para los venezolanos, por ser una de las monedas más estables en el mundo y de mayor demanda internacional entre los mercados, e incluso relacionada con el ahorro.

Aunque en términos de economía lo que ocurre en el país no podría calificarse como una “dolarización” fiel a su significado, el predominio del dólar como medio para acuerdos comerciales de productos y servicios en efecto está ocurriendo para el presidente de Datanálisis y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, Luis Vicente León.

“Los agentes económicos buscan fundamentalmente protegerse con moneda dura porque la suya, el bolívar, ha perdido todas sus funciones. Esto quiere decir que no es una moneda que va a crecer en valor, no es una moneda de intercambio ni de accountability, para sacar cuentas que te permitan identificar los valores de la mercancía porque es movible ante la hiperinflación”, explicó el economista.

En consecuencia del debilitamiento que sufre el cono monetario nacional, León explicó que los usuarios pierden confianza en este, al punto que no quieren reservarla en bancos y hay rechazo en su aceptación en el mercado por la alta tendencia a su pérdida de valor.

Esto parte al país en dos mitades: una que puede transar en divisas y otra a la que esto le resulta imposible. “Para muchos este crecimiento de precios en bolívares y en dólares impide que accedan a los productos que antes podían comprar y se va restringiendo a una cesta absolutamente de materiales indispensables y se hacen más dependientes de subsidios estatales”, dijo León.
Y agregó, que hay un 31% de la población “que tiene acceso a pagar en dólares porque reciben remesas, hacen repatriación de dólares y hacen autogeneración de divisas”.

Pero la hiperinflación crece a un punto mayor que el precio del tipo de cambio en mercado paralelo, haciendo que el dólar sufra una apreciación real.

Es por ello que apunta que como parte del anclaje que los nacionales han hecho a la divisa norteamericana, muchos “suben el precio en dólares para cubrir los costos de los bolívares”.

Tomando esto en cuenta, no es de extrañar que los venezolanos estén cada vez más familiarizados con los rostros de próceres estadounidenses impresos en piezas que han ido de mano en mano para el pago de alimentos y productos de aseo personal, consultas médicas, equipos teconológicos, partes y reparaciones automotrices, alquileres y más.

Algunos costos se expresan en “verdes”, mientras que otros artículos de alimentación y de higiene marcan cifras equivalentes al costo calculado en base al paralelo.

La salud también se cotiza en dólares. Una consulta médica escaló los $ 10 y $ 15; meses atrás costaba $ 5.
Incluso, hay casos como el de Nadia Peñalver, quien ayudaba a su hermano con los gastos de la cesárea de su esposa que traería al mundo a su sobrino.
Al consultar el presupuesto en bolívares, contó Peñalver, la administración vaciló en dar precios, pero al instante que solicitó uno expresado en divisa estadounidense, la ejecutiva comenzó un papeleo para pronunciar la cifra: $ 500 sería el costo total.

Rosa López, una joven arquitecto de 24 años y residenciada en la zona norte de Maracaibo, paga la renta de su apartamento en moneda extranjera: “Estuve pagando 50 dólares al mes, recientemente estuve a punto de mudarme porque subieron el alquiler a $ 120 y no podía costearlo. Llegamos a un acuerdo para llevarlo a $ 70 al mes”.

También Lisandro Gutiérrez se adapta al mercado dolarizado que existe en Venezuela. “Mi capital lo tengo en dólares. Recientemente tuve que cambiar
$ 72 para meter la camioneta al taller, ese fue el presupuesto que me dio el mecánico para reparar el hidrovac, colocar la bomba de los frenos e instalar las pastillas”, manifestó el sexagenario.

Vehículos y neumáticos siguen el mismo curso. En las calles de la capital zuliana, un transportista público circulaba en su viejo autobús, que ofrecía en venta por la curiosa suma de $ 1.700.

Teléfonos celulares oscilan entre los $ 80 y 2.000 dólares, boletos nacionales de avión van desde los $ 100 y los internacionales a cifras difíciles de precisar, partiendo desde los $ 300.

Ante esto, el economista y profesor universitaro Jesús Casique, resaltó que, a un año cumplido de hiperinflación, “el sistema de precios está totalmente destruido en Venezuela” y ello complica “demasiado” la planificación en el país con varios tipos de cambio, pues desde la puesta en marcha de una tasa Dicom en dólares, tras el arranque de las recientes medidas de recuperación económica, “lo único que ha fluctuado son 5 bolívares, lo que está totalmente devaluado si lo comparamos con el tipo de cambio paralelo”.

Para Casique, esta especie de dolarización del mercado es producto de que la moneda nacional “ha perdido su poder de compra por la hiperinflación, desde que entraron en vigencia las medidas económicas del Gobierno” y que si este no establece disciplina fiscal y monetaria continuarán elevándose los niveles ya estratosféricos de inflación, pero además, “subirá también el desequilibrio macroeconómico que estamos atravesando los venezolanos”.

En esta apreciación coincide León, quien vaticina que si en los próximos 12 meses no está resuelta la situación actual, “este fenómeno de exigencia en dólares para compras y ventas se va a masificar aún más”.

Añadió también que las empresas se seguirán enfrentando al reto de ajustar salarios al mismo ritmo y, probablemente, usando referentes en moneda extranjera. De no hacerlo, opinó León, perderán empleados, quienes no podrán vivir con el escaso ingreso o buscarán empleos que paguen en divisas.

Así, todo apunta a que Venezuela seguirá cubriéndose con el escudo “verde” que representa el dólar, a fin de que sirva de “aguante” en medio de una economía de pronóstico desalentador.

Fuente

Panorama

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