1. Algunos economistas aseguran que la causa de la hiperinflación es la cantidad de dinero sin respaldo que se ha puesto a circular en la economía venezolana (incluso lo llegó a admitir el Presidente Maduro el pasado 20 de agosto). Otros del sector oficial aseveran que el ataque contra la moneda es la causa determinante de la hiperinflación ¿ambos son causas de la hiperinflación? ¿Cuál de las explicaciones constituye la verdad?
Por economía comparada sabemos que la hiperinflación la han creado los gobiernos desde la esfera monetaria y cambiaria. En Venezuela registramos un incremento de la oferta monetaria desbordante, en niveles insólitos, a tal punto que saltó de 4 billones de bolívares en enero de 2016, a 422 billones en marzo de 2018, luego, antes de la reconversión, a billardos; en el mes de diciembre pasado creció mas del 100% con relación a noviembre.
En el mismo momento que cae la producción, las exportaciones petroleras y la recaudación interna del SENIAT, el BCV emite dinero desde la nada con simplemente apretar un botón de una computadora, dinero electrónico convertido en deuda multibillonaria de PDVSA con el BCV y, con ello, desatinadamente, financia el gasto fiscal expandiendo el circulante ¿Quién puede negar, con seriedad, que esa desproporcionada masa de dinero electrónico, convertida en demanda doméstica, al ir tras mercancías o productos escasos por la recesión, el contrabando de extracción, el bachaqueo y la caída de las importaciones por el bloqueo financiero, traería una elevación sorprendente de los precios expresados en bolívares?
“El BCV emite dinero desde la nada con simplemente apretar un botón de una computadora, dinero electrónico convertido en deuda multibillonaria de PDVSA con el BCV y, con ello, desatinadamente, financia el gasto fiscal expandiendo el circulante”.
La experiencia histórica enseña que todos los países que vivieron procesos hiperinflacionarios salieron de ellos exitosamente con programas monetarios consensualizados. He pensado una guía estratégica de cinco elementos para vencerla: Lo primero que deberá hacerse son los cálculos para estimar y acordar el anclaje cambiario a una divisa o a una cesta de divisas con un nivel adecuado de Reservas Internacionales a resolverse con financiamiento externo. Segundo, prohibir al BCV que emita dinero inorgánico electrónico; tercero, suspender el control cambiario e ir a un tipo de cambio fluctuante donde el BCV concurra como un ordenador del mercado en la Bolsa de Valores de Caracas, con despenalización total de la compra-venta de títulos y otros instrumentos financieros. Cuarto, fijar las metas de inflación en correlación o ligadas con el programa de consolidación fiscal y; quinto, una política referida a las tasas de interés y manejo de deuda externa que puedan hacer sostenible el nuevo tipo de cambio.
2. Usted señalaba recientemente que el país requiere de un Plan de Estabilización Macroeconómica, ¿cómo poder reconciliar lo económico con lo social sin que se afecte una de estas variables?
Lo reitero, estamos urgidos de volver a la ciencia económica y a los instrumentos que nos da para un manejo sistémico de la política económica en lo fiscal, monetario, cambiario, sector externo, la estrategia productiva, lo petrolero y la inclusión social. Un Programa de Estabilización económica-social requiere el máximo rigor profesional, y un amplio consenso político y social de la nación para volver a la senda del crecimiento económico y social, el progreso científico técnico, la modernidad y el bienestar de las grandes mayorías.
Ese dilema que confronta lo social con lo económico es falso. La ciencia económica es social por excelencia. Hasta el FMI ha reflexionado sobre sus graves errores en los ochenta y noventa al imponer programas económicos con total ausencia de lo social. De cierto, no disminuirán la pobreza y las desigualdades si la creación de riqueza material no es sustentable y sostenible, acompañado de un Estado capaz de distribuirla equitativamente. Lo contrario es demagogia.
“Un Programa de Estabilización económica-social requiere el máximo rigor profesional, y un amplio consenso político y social”.
3. Hay quienes señalan que no es factible recuperar la industria petrolera en el corto plazo, no solo por los ingentes recursos que se necesitan, sino porque ni en las mejores condiciones nuestro país experimentó un crecimiento interanual de 1.000.000 de barriles diarios ¿qué puede decir usted al respecto?
La actividad petrolera fue impactada principalmente por la política cambiaria y la sobrevaluación que hicieron inviable el retorno de la inversión en las empresas mixtas que operan en la faja petrolífera y en la cuenca del Lago de Maracaibo. En el Consejo Nacional de Economía Productiva (CNEP), durante todo el año 2016, y ante PDVSA, el sector privado petrolero insistió reiteradamente en este tema sin que dieran respuesta alguna. Era previsible que sus operaciones básicas se resintieran por estrechez de flujo de caja y reducida inversión al caer la producción de crudo y de refinados, por alto nivel de endeudamiento, y una nómina que superó los 140 mil empleados. El histórico desplome productivo de PDVSA se agrava en 2016 con precios por debajo de 30 dólares el barril y, en 2017 por pérdida de acceso al mercado financiero internacional.
“No disminuirán la pobreza y las desigualdades si la creación de riqueza material no es sustentable y sostenible, acompañado de un Estado capaz de distribuirla equitativamente”.
Se requiere un programa petrolero para levantar la producción de crudo y estabilizar nuestras refinerías y mejoradores de la faja. En ese sentido, soy optimista, Venezuela lo puede hacer. Requerimos un amplio consenso porque es imposible hacerlo sin un monto cuantioso de inversión extranjera. Por tanto, las condiciones técnicas-económicas-legales tienen que ser radicalmente transparentes y conocidas por toda la nación. El I y II Plan de siembra Petrolera ya preveía una alta inversión para llegar a la meta de producir 6 millones de barriles diarios y construir 4 nuevos mejoradores en la Faja.
“Se requiere un programa petrolero para levantar la producción de crudo y estabilizar nuestras refinerías y mejoradores… Venezuela lo puede hacer”.
4. ¿Qué evaluación realiza como economista en torno al año 2018?
El análisis de riesgo-país Venezuela es preocupante. Estamos frente a desequilibrios económicos- sociales devastadores, no vividos en la economía capitalista- rentística: 1. Tenemos la recesión más prolongada, profunda y generalizada de la historia. Termina el quinto año de desplome de la economía real, con 35% del PIB amputado, una caída del 40 % del ingreso per cápita y 80% de las importaciones. 2. Llegamos a la anomalía mayor: la Hiperinflación. Ésta paraliza el mecanismo de los precios relativos, impactando la inversión, el salario real y la recaudación tributaria. 3. Sufrimos el deterioro operacional y financiero de PDVSA. 4. Se originó una salida no ordenada del mercado de deuda externa que nos coloca en cesación de pagos, exclusión de los mercados de crédito global y exposición de activos de la República por demandas. 5. El bloqueo económico financiero internacional que impacta negativamente sobre las importaciones de bienes, la inversión y el acceso a los mercados financieros. 7. Se producen impactos sociales inéditos en una nación petrolera, tales como país migrante, desnutrición, colapso del sistema de salud, pérdida de más de 400 mil jóvenes profesionales que se fueron desde 2016.
“Se originó una salida no ordenada del mercado de deuda externa que nos coloca en cesación de pagos”.
5. Usted fue Ministro de Finanzas del Presidente Chávez hace 11 años, ¿qué cambios ve en la política que se está adoptando desde ese despacho en el actual Gobierno?
No quiero referirme a lo personal. Recuerdo al presidente Hugo Chávez discutiendo y aprobando el plan antiinflacionario que el gabinete económico le presentó en febrero de 2007; en amplio diálogo en Miraflores con el economista norteamericano y premio Nobel de economía Joseph Stiglitz; en franca y respetuosa discusión conmigo sobre la equivocación de anunciar el retiro de Venezuela del FMI y su posterior rectificación; respetando la estimación econométrica que realizó el BCV sobre el Nivel Adecuado de Reserva con el que no estaba de acuerdo; autorizándome dos veces para presentar públicamente, tal y como lo hice en 2007, el informe económico financiero de FONDEN a la Asamblea Nacional; autorizándome para que asistiera a la Asamblea anual de CONSECOMERCIO en la ciudad de Coro; impulsando proactivamente la fundación del Banco del Sur y firmando en Buenos Aires su acta constitutiva con seis Presidentes Latinoamericanos, en diciembre de 2007; solicitándonos a Gastón Parra, Jorge Giordani y a mí, explicaciones técnicas del Programa de reconversión monetaria que aplicaría el BCV en 2008 sin trauma alguno. Recuerdo una significativa llamada telefónica desde su convalecencia en Cuba, en junio de 2011, pidiéndole a la dirección de su partido que le ayudaran en una preocupación que tenía en el tema que llamó “viabilidad fiscal de la revolución”.
El economista y profesor de La Universidad del Zulia, Rodrigo Cabezas, en entrevista especial con Aporrea.org realizó un balance sobre la situación económica de Venezuela. Aunque prioriza la recesión e hiperinflación enfatiza que superarlas dependerá de los actores políticos en su obligación de alcanzar salidas democráticas, civilizadas y no violentas.
Fuente
Aporrea